stás en: LA INTERPRETACIÓN DE LOS SUEÑOS

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LA ELABORACIÓN ONÍRICA

Hasta aquí se ha hablado con profusión de los contenidos manifiesto y latente de un sueño pero es ahora cuando Freud se lo explica claramente a los no iniciados. Dice:

Las ideas latentes (las que están en el contenido latente) nos resultan perfectamente comprensibles en cuanto las descubrimos. En cambio, el contenido manifiesto nos es dado como un jeroglífico, para cuya solución habremos de traducir cada uno de sus signos al lenguaje de las ideas latentes.

Supongamos que tenemos ante nosotros un jeroglífico, cualquiera de los muchos que se publican como pasatiempo. En él vemos una casa sobre cuyo tejado descansa una barca, y luego, a continuación una letra y una figura humana, sin cabeza, corriendo desesperadamente, etc. Ante estas imágenes podríamos expresar la crítica de que tanto su yuxtaposición como su presencia aislada son absurdas e insensatas, pues las barcas no anclan nunca sobre los tejados y un hombre decapitado es incapaz de correr. Asimismo, esta última figura resulta más grande que la casa, y si el conjunto ha de representar un paisaje, sobran las letras, que jamás hemos visto surgir espontáneamente en la Naturaleza.

Para resolver el jeroglífico debemos esforzarnos en sustituir cada imagen por una sílaba o una palabra susceptibles de ser representadas por ella. La yuxtaposición de las palabras que así reuniremos no carecerá ya de sentido, sino que podrá constituir incluso una bellísima sentencia. Pues bien: el sueño es exactamente uno de estos jeroglíficos, y nuestros predecesores en la interpretación onírica han incurrido en la falta de considerar el jeroglífico como una composición pictórica. De este modo no tenía más remedio que parecerles insensato y sin valor alguno.

Lo primero que la comparación del contenido manifiesto con las ideas latentes evidencia al investigador es que ha tenido efecto una magna labor de condensación. El sueño es conciso, pobre y lacónico en comparación con la amplitud y la riqueza de las ideas latentes.

En el ejemplo de mi sueño Nº 1 la descripción del contenido manifiesto ocupa menos de la mitad de lo ocupado por la interpretación. Añadiré por mi cuenta que a la resolución de jeroglíficos ayuda el hábito de intentarlo tenazmente: igualmente ocurre con la interpretación de los sueños.

Ejemplo aclaratorio:

Analogía del sueño que tiene J, con el jeroglífico de Ocón de Oro, diario ABC de 24-8.14.

     “En el sueño J ve esta imagen (contenido sensorial visual):      SS.

     Al verla pregunta: ¿Cómo coloco estas cajas? Y se despierta sin respuesta.”

Hasta aquí, el contenido manifiesto del sueño de J.

A continuación, J acude a mí para que le interprete el sueño. Lo primero que he de hacer es averiguar cual sea el contenido latente en él. Después de trabajar el contenido manifiesto concluyo que el latente puede ser:

Una S junto a otra S.

Interpretación (la respuesta): “Unas junto a otras”


Freud se extiende bastante en el tema de las condensaciones oníricas de sueños completos y, asimismo, en lo que él llama condensación verbal. Se refiere ésta al juego de palabras que pueden dar lugar a neologismos psicológicos, tanto durante el reposo como en la vigilia. Yo he descartado los ejemplos que ofrece porque, naturalmente, todas las palabras en acción son alemanas y ello complica mucho la cuestión.

Sin embargo y, para explicarme, voy a traer algo, también de Freud aunque no recuerdo la fuente, y  que tengo recogido en mis MIS GREGUERÍAS PARTICULARES Y OTRAS LINDEZAS O PRIMORES. Supongo que lo tomaría de El chiste y su relación con lo inconsciente. Aprovechando que el juego de palabras está expresado en francés, lo transcribo así:

Freud cuenta el chiste de aquel que aseguraba conocer a un tercero con fama de idiota, porque habían hecho juntos un viaje “tête-à-bête”.

Como se ve, se trata de una condensación con modificación. La modificación consiste en cambiar la expresión convencional tête-à-tête (frente a frente) por tête-à-bête en la que se reemplaza la segunda tête por su consonante bête. Con ello se consigue la condensación de expresar de una vez, que alguien había enfrentado su cabeza con la de un estúpido.

Escribe Freud hacia el final: “En el proceso de condensación se transforma toda la coherencia psíquica en intensidad del contenido de representaciones. Sucede aquí como cuando hacemos imprimir en negrillas o cursivas una palabra o una frase que queremos hacer resaltar. Hablando, pronunciaremos dicha palabra o dicha frase en un tono más alto y acentuándola especialmente. Los historiadores de arte nos llaman la atención sobre el hecho de que las más antiguas esculturas históricas siguen un principio análogo, expresando la importancia de las personas representadas por la magnitud de su reproducción plástica. Así, el rey aparece representado dos o tres veces mayor que las personas de su séquito o que el enemigo vencido”.

Y añade: ”Las asociaciones por similicadencia y sinonimia son aquí las preferidas” [recordar lo de tête-à-bête].

c) Los medios de representación del sueño.

Hemos visto que en la transformación del material ideológico latente en contenido manifiesto del sueño actúan dos factores oníricos principales: la condensación (el resumen, la simplificación) y el desplazamiento (mover el acento psicológico de un material a otro). Pero habremos de agregar dos nuevas condiciones que ejercen gran influencia sobre la selección del material constitutivo de dicho contenido manifiesto.  

Según la primera los elementos del contenido latente, se reúnen en una síntesis, tal como hace el pintor Rafael Sanzio al representar en su cuadro la Escuela de Atenas a un grupo de filósofos que realmente no se encontraron nunca juntos en un atrio.

La segunda hace que una imagen onírica -de una persona o de una cosa- quede transformada en otra.

Otra cuestión importante: La alternativa «A o B» (o A o B) no encuentra representación ninguna en el sueño, el cual acostumbra acoger todos los elementos que la componen, despojándolos de su carácter alternativo.

Es lo que ocurre en mi sueño Nº 1 cuando el contenido manifiesto explicita  que “G sale de Madrid en un gran autobús [A] o en un gran buque [B]”. Por descabellada que parezca tal alternativa, ahí queda registrada, que ya el análisis interpretativo sabrá encontrar en ella apoyos para su trabajo.

Así la alternativa A sirve para ofrecer la pista Cuenca que conduce al personaje M interpuesto maquiavélicamente por AP, mientras que la B ofrece un pretexto para dar con el mentiroso AP.

La analogía, la coincidencia y la comunidad son representadas generalmente por el sueño mediante la síntesis, en una unidad, de los elementos que las componen. Cuando se trata de personas hablamos de identificación.

También se aprecia esto en mi sueño Nº 1. Al comienzo de su primera parte aparecen dos personas con nombre M. Después del corte en el sueño se da la coincidencia de que emerge el personaje clave, también de nombre M, cuya identificación con los otros dos es puramente nominal: los dos primeros han servido nada más que como pretexto para introducir en escena al último M que es el importante.

Una nueva afirmación que corrobora el otro sueño mío que ha de seguir luego: La posibilidad de crear formaciones mixtas es uno de los factores que más contribuyen a dar al sueño su frecuente carácter fantástico, pues con tales formaciones pasan al contenido manifiesto elementos que no pudieron ser jamás objetos de percepción.

El proceso psíquico correspondiente a la formación mixta en el sueño es, evidentemente, el mismo que se desarrolla en el estado de vigilia, cuando nos imaginamos un centauro o un dragón. La única diferencia consiste en que la creación fantástica de la vigilia se rige por la impresión que nos proponemos produzca su resultado, mientras que la formación mixta del sueño queda determinada por un factor exterior a la conformación; esto es, por la comunidad existente en las ideas latentes.

Después de comer con A y su marido E, yo me eché la siesta tendido en el sofá del salón como hago habitualmente. Me desperté de un sueño en el que tenía la sensación de estar echado en el sofá en el que realmente yacía, y en el otro sofá más pequeño que hay en el cuarto de estar: ambos sofás, que eran distintos, se fundían en uno sólo, no obstante.

Mi interpretación: Echado yo sobre los dos sofás nadie podría ocupar el del cuarto de estar. Éste es el que E utiliza habitualmente para ver TV lo más cómodamente posible.

A mí me parece que E ve excesiva TV (especialmente retransmisiones deportivas) y mi deseo sería que se refrenara a favor de un mayor cultivo de la convivencia o de los libros.

Una coincidencia bien sabrosa. Cuando Freud habla de la inversión onírica la define así: La inversión o transformación de un elemento es su contrario en uno de los medios de representación que el sueño emplea con mayor frecuencia (lo resaltado es mío, pero la expresión y el posicionamiento de ambos monosílabos en la frase es el original). Curiosamente el error de mi edición de papel veo que está arrastrado a la versión .pdf que simultaneo en Internet.

Está claro que la posición de los dos monosílabos está invertida. ¿Al inconsciente de quien es debida la inversión de lo invertido? ¿A Freud? ¿Al traductor? ¿Al cajista? ¿Al webmaster?

Esto lo trata Freud ampliamente en su Psicopatología de la vida cotidiana, Capítulo Equivocaciones en la escritura.

Volviendo al tema de la inversión prosigue nuestro autor:

La expresión «¡Ojalá hubiera sido al revés!», es, con frecuencia, la que mejor traduce la reacción del yo contra un recuerdo penoso.

Por tanto, cuando un sueño nos rehúsa tenazmente su sentido, deberemos intentar la inversión de determinados fragmentos de su contenido, operación con la cual queda todo aclarado en el acto muchas veces.

Y termina. Es, por último, digna de mención la frecuencia con que tales inversiones aparecen en los sueños provocados por sentimientos homosexuales reprimidos.

Y uno se pregunta, ¿Tendrá todo esto algo que ver con que a los homosexuales los llame el Diccionario asimismo invertidos?

d) El cuidado de la representabilidad.

Continua Freud su desarrollo teórico sobre cómo las ideas latentes en un sueño son representadas en su contenido manifiesto. Dice, por ejemplo: “Lo plástico es susceptible de representación en el sueño, en tanto que la expresión abstracta ofrecería a la representación onírica dificultades análogas a las que hallaríamos al querer ilustrar un artículo de fondo de un diario político.”

Yo no voy a entrar en ello; me limitaré a hacer algo que no se me hubiera ocurrido antes, y es poner en parangón las ideas latentes de uno de mis sueños con sus correspondientes contenidos manifiestos. Aquellas irán primero por ser anteriores, tal como ocurre en la realidad, y a su derecha estará el contenido manifiesto del sueño. No haré la interpretación del sueño aunque las ideas latentes servirían para hacerla, evidentemente.