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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Diálogo entre los jóvenes:

-Déjame que te explique.

-Que me da igual. Cómo quieres que te diga que me quiero ir pa Sevilla.

-Lo siento; no pensaba que esto iba a llegar tan lejos.

-Ya lo sabías, no?

-Cómo iba a saber. Estamos metidos en un lío.

-Eso es cosa tuya, yo no puedo más.

-Espera…


Él se va hacia la puerta del autobús que llega allí en ese momento. El chófer, en pie delante del vehículo mira a ver en qué queda todo aquello.


-Vamos, y anulamos la boda.

-Pero como anulemos la boda tu padre me mata.

-Yo no le puedo contar a mi padre todo esto ahora.

-Te dejo yo delante de todo el mundo [Rafa].

-Eskerri kasko, pero agur [Rafa de nuevo].

-Anda, pues nada, vete y no vuelvas.

-Mira que no pensaba volver aquí en mi puta vida.

-Que yo no te pedí que vinieras. ¿Quién cojones te mandó venir?


CORTE. En casa de ella se besan larga y efusivamente. La efusión termina en la cama. Una larga y bella secuencia de transición mostrando en picado aéreo el camino hacia la ermita donde ya van llegando los coches a la boda, empalma con la pareja, ya sosegada, en la cama.

     El sosiego lo rompe el teléfono de aitá que llama; contesta Amaia mientras se viste:

-Ya vamos saliendo.

-Hala, venir ya, que anda por aquí la familia del novio [se ve a la madrina Merche, con flores, flanqueada -como si la llevaran presa- por los dos amigos de Rafa: el que se atragantó y el otro; ambos con grandes chapelas]. La enredadora Merche ya los ha bautizado como Mikel y Aitor. Son pura caricatura. Cuando Amaia oye todo esto, se queda perpleja. Según su padre, parecen un poco raros: deben ser de Álava…


Hay que anotar la habilidad con que el director trata esta conversación al mezclar escenas a ella asociadas con lo que está ocurriendo en tiempo real.

     Lo de ser de Álava, es decir, del sur, debe ser ya el colmo de la rareza para los vascos de la costa.


-Esucha, Amaia: Tú me vas a dejar delante tu padre en la boda, no?

-Venga, vámonos ya, por favor.


CORTE. Llegan los novios en el taxi. Él acude presuroso a la llamada de sus amigos que le hacen señas medio escondidos tras una esquina. La chica se va del brazo de su padre hacia la ermita.

Los tres amigos se abrazan y:

-Pero tu estás bien, criatura?. Tú, tranquilo, que traemos dinero para pagar el rescate en billetes de cien; y estamos listos para desarticular el comando. La señora que dice que es tu madre ya nos ha bautizado como Mikel y Aitor, o al revés, que estamos hechos un lío. Pero qué ha pasado, Rafael?  

-Que hay que esperar un ratito.

-Lo ves, ya le han comido el seso los nacionalistas.

-Bueno.


CORTE. Koldo a su hija (siguen su camino):

-Aimá no ha venido. Para mí que ésta ya no va a venir. Esto ya sabía que iba a pasar, eh? Esta se ha enfadado; toda la vida igual; ella y él que se vayan … Tranquila, que este día no nos van a estropear.

Cuando llegué me asustasteis; estabais raros, pero luego he visto que … Yo te conozco y se cuando te gusta alguien de verdad.

-Cómo vas a saber tú?  

-Cómo no voy a saber? Amaia yo se que andas enamorada. Venga, a casar (la empuja dulcemente).


Aparece Merche sonriente con su buqué frente a Rafa: Ya sabía yo que la conquistabas; los vascos son así; mucha independencia pero luego los españoles les encantan.

-Que no va a haber boda. Amaia me va a dejar [eso espera y desea él].


CORTE. Picado sobre los cuatro implicados de espaldas y el cura de frente. Merche ha dejado las flores en el centro del apoyabrazos del reclinatorio. Fuerte música de órgano; el cura hace señas exageradas con el brazo para que se calle. Conseguido el silencio [la mirada de los cuatro, desde un plano americano, coincide penetrante en los ojos del cura]:


-Hermanos, estamos aquí reunidos para celebrar el enlace de Anchón [cura y novio inclinan la cabeza en señal de asentimiento]. ¿Es así, no?

-Sí, sí, bay, Anchón!

-¿Seguro?

¿De qué?, ¿de mi nombre?

-Lo digo porque esto tiene unas consecuencias con Dios; no ya con Dios, también con Koldo, con el pueblo de Argoitia …


Koldo mira de reojo al cura como preguntando: bueno aquí, ¿qué pasa? Amaia seria, ensimismada, preocupada, mira para otro lado. El cura en primer plano mira por encima de sus gafas a Anchón; Merche mira a éste intentando penetrar su cerebro.


-Yo seguro sí estoy. A ver si ella lo está. ¿Qué, tu estás segura?

-¿Por qué?

-No se. Muy segura no te veo… [él persigue a toda costa la renuncia de ella para que su padre no lo mate …]


-Amaia, ¿aceptas a Anchón como tu legítimo esposo? [Tarda para respirar hondo]. El padre, impaciente: ¡Amaia! Y ella, malhumorada: ¡Que ya voy, ostias!


-Sí, quiero

El novio frunce el entrecejo porque no es eso lo que esperaba.


-¡Vaya! Anchón, aceptas a Amaia como tu legítima esposa?

-No puedo.     

-Bien pues siendo así las cosas, lo siento pero me veo obligado a suspender la ceremonia.

-Eh tranqui Ignasi [Koldo al cura]. Y dirigiéndose al novio:

-¿Qué pasa, Anchón?

-Que no estoy seguro.

-No, lo que estás es nervioso, es normal.

-Lo siento, Koldo.


Primer plano de los tres sevillanos y Merche, todos muy serios. El novio sale deprisa y sus dos amigos lo siguen corriendo. Al final se quedan solos, tristes y meditabundos padre e hija. El cura sale preparándose un pitillo, y se lo fuma; mejor sería decir que se fuma un puro con todo este asunto.