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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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-Es que pensando en mis antepasados me he emocionado [pone cara de circunstancias]: Otegui [al oír éste, Koldo pone cara de complaciente asombro] y Clemente.

-Clemente no es vasco, eh!

-Es más vasco que la chapela!

-No es vasco ni pa Dios!.

-¿No es vasco? … ¡Que disgusto se van a llevar en la familia cuando se enteren!

-Bueno pero tu nieto sí que tendría ocho, así que hala, vamos a cenar!


Esta escena, que hace honor al título de la película, es de antología. Hay que ver la secuencia de caras que ponen los personajes a cada intervención. El mayor esfuerzo, a cargo de Rafa, para inventarse apellidos aunque no consiga poner en ellos ni una sola k. Los describiré por orden de aparición en sus labios; todos son de fama sobrada: Un periodista; un yerno del Rey; un portero de la selección española de fútbol; un cocinero; una presentadora de TV; un cantante; un líder abertzale … y un seleccionador nacional de fútbol.


Como se ve, éste último llegó a su memoria tarde y con daño. Se lo encontró paseando la mirada agónica por todas partes, al pararla sobre un gran retrato de la plantilla del Athletic al completo sentada en la gabarra de los triunfos coperos.


Pasan los tres de la barra a la mesa para cenar. El camarero recita la carta de comida y bebida que es como para tumbar a un elefante. Todo muy vasco, haciendo honor al dicho de grandes cenas están las sepulturas llenas. Pero claro, como eso no reza con los vascos que lo aguantan todo, Rafa siente que ha de quedar a la altura y remata el final: ¡a ver si me voy a quedar con hambre!


A Koldo no se le cuece el bollo con su futuro yerno y quiere decirle cuatro cosas. Así pues le ordena un recado a Amaia para el camarero y se quedan los dos a solas. Se enfurece: le coge fuertemente de la mano, se la estira y le increpa: Tú con estas manos no has jugado a la pelota en tu puta vida. Rafa se asusta y el otro sigue cada vez más fuera de sí. Y se pone a sí mismo como ejemplo de cómo hay que comportarse para ser fuerte de verdad y ganarle la partida a un gran pez en mares lejanos … Rafa, cada vez más angustiado, se las compone para salir del paso agotando su ingenio.


Voy a hacer un paréntesis. Los responsables de la película no paran de decir que en ella se reparte caña por igual entre vascos y andaluces. Yo creo que no. Los vascos se llevan la peor parte; se la llevan incluso aumentada en contraste con el ingenio andaluz.


Los vascos siempre han tenido fama de brutos, poco finos, de tener mucha fuerza pero poco intelecto, de ir siempre de sobrados. Y no sé por qué han desarrollado el mal gusto de construirse esa fama. La construcción está reflejada en los chistes que ellos cuentan de sí mismos. En global, es lo mismo que pasa, en particular, entre vizcaínos y guipuchis.


Como se sabe, los vizcaínos tienen por tontos a los guipuzcoanos, algo así como los de Lepe son tomados por el resto de los andaluces. Contaré un sucedido en la esperanza de que Amaia, que es guipuzcoana, no la emprenda conmigo.


Comía yo con un bilbaíno y dos mujeres de Pasajes y, no sé por qué, se me ocurrió contar, por si no lo sabían, un chiste del Metro de Bilbao: Si serán modestos los bilbaínos que, en lugar de decir que tienen treinta y tantos kilómetros, dicen que tienen un metro.


El de Bilbao lo debía saber porque ni se inmutó, pero las mujeres se miraron una a la otra y, en un tono no tan bajo que impidiera mi escucha, yo oí que una decía: oye, ¿tu lo has entendido? ¿No irán a tener razón los de Bilbao pensando que somos un poco cortas?


Pues no, los vascos no son cortos ni mucho menos, y para avalarlo voy a poner 16 apellidos vascos, con colmo:

J. M. Epalza; Castiella; I. De Rentería Garteizgojeaskoa; Areilza; A. Zugadi; Lequerica; R. Nalda; Sangroniz; P. M. Irujo Ollo; Lojendio; J. L. Irisarri Larrea; Aznar; L. Areitioaurtena; A. Oyarzábal; M. Andonegi; M. Oar; Barabaibar; R. Oyarzun; M. C. Ansorena. Por no hablar de los Arístegui, la familia de diplomáticos por excelencia.


A mí siempre me ha llamado la atención la cantidad de apellidos vascos que siempre he visto aparecer asociados a la diplomacia española. Ahora se me ha brindado la ocasión de poner juntos y revueltos ideológica y cronológicamente, a más de 19 de ellos.


Si hay alguna profesión que pueda presumir de fineza, finura, ingenio, discreción, sabiduría  y buen entendimiento, esa es la del diplomático. Añadiré esta cita tomada del Quijote:


Capítulo XLVII, Tomo II (Sancho, en el gobierno de su ínsula):

Sancho dijo:

-¿Quién es aquí mi secretario?

Y uno de los que presentes estaban respondió:

-Yo, señor, porque sé leer y escribir, y soy vizcaíno.

-Con esa añadidura, -dijo Sancho,- bien podéis ser secretario del mismo emperador.

          Y en otro lugar:

… y vos, como buen secretario y como buen vizcaíno, podéis añadir todo lo que quisiéredes y más viniere a cuento.


Y añadiré, como aclaración, un aforismo de diplomáticos:

     Cuando un diplomático dice no, quiere decir tal vez.

     Si dice tal vez, es que sí.

     Y si dice sí, es que no es diplomático.

Y un añadido más. Si al aforismo le sustituimos diplomático por mujer, también funciona. Lo que no quiere decir que la mujer sea necesariamente diplomática!


Cuando digo que los vascos se llevan la peor parte estoy pensando en lo primitivo que Koldo aparenta ser cuando confía sus argumentos a la fuerza [con esas manos tan finas no se puede jugar a la pelota] en vez de al ingenio: se traga todos los apellidos de actualidad que le dictan sin objetar más que el último porque sus ocho letras juntas no suenan a vasco.