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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Pgs. 1    2    3    4    5    6    7    8  

Total, se quedan a solas suegro y yerno y suegra y nuera [todos to be, (or not to be?]

La dignidad herida que despliega Merche ante Koldo a propósito del taxi no sé si no será el desahogo con el que no se enfrentó al guionista. La realidad es que éste adjudicó a la chica ese recurso para dotarla de la movilidad natural que necesitaba en toda la película.     


Es probable que en el paréntesis que mantienen las dos mujeres en la cabina de mando, Merche, que es un tanto metiche, le haya sacado cosas a la chica para llegar a ciertas conclusiones. Es el caso que, cuando más adelante Merche y Koldo se ven en la intimidad, los dos están de acuerdo en que Amaia es calcada a su padre. Tampoco sé si Merche se produce así por cuenta propia o por halagar al hombre.


Supongo que todo ello es un inteligente montaje del guionista porque la realidad de la película demuestra esa identidad calcada en una escena del principio y en otra hacia el final: Cuando Amaia increpa airada a Rafa en el Bar los Muelles de Sevilla, y cuando Koldo asusta a Rafa con su pesca del gran pez simulando pasar el sedal por el cuello como para cortárselo a alguien […como anulemos la boda tu padre me mata].


-Y qué, Anchón, viajar, ¿has viajado mucho?

-Estoy en mi época de estar recorriendo el mundo. He estado en Guipuzkoa, en Donosti, en Hernani, Rentería…

-Yo pensaba que si me quedaba en Argoitia muchas cosas me iba a perder, pero luego fue al revés. ¿Ves por donde te ando avisando? [Koldo]


Aparente diálogo de besugos con mucho trasfondo: El chico, que no había pasado nunca de Despeñaperros, puesto en Guipuzkoa, efectivamente está recorriendo mundo, pero como vasco postizo que aparenta, resulta esperpéntico oírle decir que su recorrido por el mundo consiste en visitar Hernani.

     Por otra parte Koldo avisa al muchacho sevillano, de forma bien encriptada, que no se le ocurra viajar tanto por el mundo a riesgo y ventura de que le pase lo que a él: que de tanto ir a pescar por los siete mares su mujer se le perdió con un sevillano.


El diálogo de besugos es interrumpido por un atún. Al grito de las dos mujeres desde el puesto de mando Koldo se vuelve hacia allí diciéndole a Anchón:


-Una ronda te apuesto a que ha caído un bonito de más de 15 kilos; bonito, pero no atún!


CORTE. La escena salta bruscamente del mar a una erriko taberna que, con su encanto típico, recibe a Koldo y los novios. A Anchón lo reconocen de la trena y lo empujan a la manifa que va a empezar. Diles a todos lo que nos contaste el otro día. Sin miedo, Metralletas! [añade el líder tabernario]: ¡todo en euskera!.

-Cómo no?! Lo que pasa es que yo soy más de pensar en euskera y traducir al español p´ hablar. Al estatal, como yo le llamo.


Él se lo piensa, traga saliva y por fin dice algo. Amaia lo mira con cara de susto.


-Bueno, y eso por qué? [Koldo acaba de oír en euskera “prohibido fumar”. Es lo único que Anchón ha recordado del manual en ese momento].

-Pues claro, los impuestos del tabaco, ¿a dónde van? Al gobierno español, ¿no? Lo que hay que hacer es no fumar para tener buena salud: Primero la salud y luego la independentzia. Tal vez parezca un concepto un poco rompedor, pero es que no podemos tener independentzia si antes no tenemos la salud en condiciones.


Salen. La mani está en marcha y bien organizada. Los borrokos profesionales superan la pancarta de cabeza gritando puño en alto con ikurriñas y pancartas tras el del megáfono que sigue al líder. De otra calle confluyen más en modo paisano sosegado, también con alguna pancarta e ikurriñas; entre ellos están los tres de la película. El líder borroco arranca a Anchón del brazo de Amaia y lo ofrece a la multitud como superlíder de la causa; le pide que proclame alguna consigna en euskera.


-Venga, hombre, no les hagas ese feo, dale ahí! [Koldo le alarga el megáfono que recoge del profesional].

-“Somos mejores, que los españoles” [ensaya el chico al megáfono por lo bajinis y sin mucha convicción; Amaia se lo alza al aire; él repite más alto, pero no hay eco; además se superpone el típico ruido-pitido megafónico].

-Y por qué no lo dices en euskera? [el líder].

-Un poco raro sí que es: echale ahí en euskera! [Koldo].

-¿Qué quieres, que hable en euskera? Lo que pasa es que ¿A quien le estamos pidiendo la independentzia? ¿A los vascos? No, a los españoles. Si se lo decimos en euskera, pues no se enteran [Anchón; las cabezas de la multitud se mueven de arriba abajo en señal de aprobación].

-No, no se enteran; hay que decírselo en castellano y que se jodan [tercia Amaia].


Con semejante apoyo Anchón empuña decididamente el megáfono y se arranca escalones arriba de la fuente que preside la plaza para gritar entusiasmado a la multitud:


-“Los abertzales queremos amnistía” [y vuelta al estribillo que, esta vez, sí es coreado].


CORTE. En ese momento se corta el relato y aparece la taberna sevillana de Rafa en la que sus amigos beben cerveza mientras ven las noticias de la TV. Uno se atraganta al oír que el locutor superpone su noticia a la imagen de Rafa que acabamos de describir. La noticia dice así: “Desde hace unos minutos se viene celebrando una concentración pacífica en su pueblo natal donde algunos vecinos rinden homenaje a la figura del histórico dirigente nacionalista …”


Pero la cosa no queda ahí. La TV continua mostrando lo que acontece en el susodicho pueblo natal donde Rafa sigue enardeciendo a la masa con nuevas consignas pareadas, un “Viva Euskadi manque pierda” y un “Euskadi tiene un color especial / Euskadi tiene un color diferente … “[que sí corea la multitud con  entusiasmo; justo en el momento en que la Erchancha accede a la plaza].

     De pronto, un contenedor en llamas va despendolado cuesta abajo.

-Pero qué hacéis [Rafa, asustado, al líder borroko].

-Pues lo que nos dijiste, no? [cuando Rafa en la trena en plena euforia aberzale …]


CORTE. En casa de Koldo cenan con bonito los cuatro.


Abreviando, que falta casi otra media película, la más dramática tal vez. Pero asimismo colmada de golpes de ingenio que voy a eludir para no alargarme. De éstos he contado más de diez de los mayores; gags de menor cuantía los hay en abundancia. Todos adornan con gracia los puros recursos cinematográficos necesarios para que la trama avance.


El bonito bien preparado, el chacolí copioso y la boda en perspectiva siembran de alegría la velada. Se acuestan todos: los mayores, por obligación, separados (Merche más bien piripi) y los jóvenes, también por obligación, juntos [aunque luego se separen].


CORTE. Aparece una bella imagen aérea de Guetaria (la Argoitia de la película) que es cortada por la proyectada despedida de Koldo en el muelle, junto a su Sabino. Reunión emotiva de los cuatro para el adiós del padre. Tan emotiva resultaba, que éste decide quedarse a la boda tirando con resolución y rabia mal contenida su equipaje al agua. Seguido, va a buscar al cura.


Las escenas del cura (viejo vasco con chapela, pero muy puesto al día) con los chicos, juntos o por separado, son deliciosas, especialmente la confesión del muchacho. Como resultado, [secreto de confesión], el cura es el único que sabe todo lo relativo al intríngulis de la trama de los jóvenes. Es pues, el que está en mejores condiciones de entender todo lo que pueda pasar con aquella extraña boda.


CORTE. Koldo, sentado en su cama contempla embelesado a su hija vestida de novia [que está preciosa de verdad]. Entra Merche. Amaia pregunta por Anchón. Y Merche:

-Tranquila, tonta; ha dicho que se iba a dar una vuelta; ya sabes que no se puede ver a la novia antes…


Amaia echa a los dos de la habitación con el pretexto de que se tiene que quitar el vestido. Está mosca con que su chico se le esté huyendo para Sevilla. Como así comprueba después de descolgarse por el canalón desde la ventana con el traje de novia puesto. Una vez abajo, se arremanga el traje para darles aire a las zapatillas deportivas y emprende veloz carrera por el pueblo hasta que se tropieza con Rafa [que pasa de largo delante de ella, con su bolso de viaje en la mano; lo alcanza].


LA MÚSICA. Éste es un corte mío, no de la película. Debo reconocer que aún después de haberla visto muchas veces para poder escribir esto, nunca había reparado en su música: me venía fijando sólo en la letra, que es lo que me resultaba de necesidad inmediata. Pero al ver una vez a la chica deslizarse canalón abajo con aquel remango y premura asida a una apoyatura tan convincente como la de su música descriptiva, fui yo el que me detuve a disfrutar y averiguar.

     Y me encontré con que detrás de todo había alguien de campanillas. Fernando Velázquez es un compositor, director de orquesta y violonchelista bilbaíno que, con sólo 37 años, ha dirigido a la Orquesta Sinfónica de Euskadi, a la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid, a la London Metropolitan Orchestra, a la Sínfonica de Málaga y a la Sinfónica de la Radio de Budapest. Ha sido, además, nominado al Premio del Cine Europeo al mejor compositor europeo y al Premio Goya a la Mejor Música Original.