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Título: FUNDAMENTOS DE ANTROPOLOGÍA Un ideal de la excelencia humana.

Autores:


Ricardo Yepes Stork (✝). Fue Doctor en Filosofía, investigador del Instituto de Ciencias para la Familia y profesor de Fundamentos de Antropología en la Universidad de Navarra. Algunos de sus libros publicados son: Las claves del consumismo (1989). Qué es eso de la filosofía (1989). La doctrina del acto en Aristóteles (Eunsa 1993) …


Javier Aranguren Echevarría. Es Doctor en Filosofía con premio extraordinario por la Universidad de Navarra. Ha publicado, entre otros, El lugar del hombre en el universo. Anima forma corporis en el pensamiento de Santo Tomás de Aquino (Eunsa, 1997) …


Editorial: Eunsa (Editorial Universidad de Navarra), septiembre 2009.


375 páginas




Para que se interprete mejor lo que me ha sugerido este libro, habré de ir a los antecedentes de su lectura. Había oído hablar de él a mi buen amigo Josemari Cardona, excelente Consultor, y pensé que en él, tal vez hallaría respuesta a una de mis inquietudes. Copio lo importante de lo que le dije y de lo que me contestó.


Me voy a permitir la confianza de hacerte un ruego. No sé si conoces mi interés por que se llegue a poner límites al crecimiento que nos tiene desquiciados, para llegar a una situación en que el hombre pueda compartir la sostenibilidad con sus semejantes y con la naturaleza.

Como sabes, esto viene de los inicios del Club de Roma (1970) que fundara A. Peccei. El otro día me he encontrado con que su hijo, R. Peccei, también miembro del Club, y Profesor de Física de Partículas y de Astrofísica, al tiempo que Vicerrector de Investigación de la Universidad de California, LA, afirma que lo que se necesita es que aparezca un economista que invente la nueva Economía que sustituya a la de Adam Smith, basada en el crecimiento, y que sea capaz de resolver los nuevos problemas que se nos plantean y que la economía clásica no resuelve. Y añade: algo así como lo que hicieron los físicos Einstein, Bohr o Planck cuando se dieron cuenta de que con Newton y Maxwell no se resolvían los problemas que habían surgido.

Yo distingo el crecimiento en los países pobres del que se pueda pensar para los ricos. En los primeros hay mucho margen de crecimiento, incluso material, mientras que para los segundos es muy fácil predicar (y yo lo hago) “Crecimiento inmaterial, todo!”, “Crecimiento material, sólo el imprescindible”  (p.e, y simplificando mucho, habrá que crecer, materialmente, en construir las escuelas necesarias).

Sin embargo yo encuentro en esta prédica la dificultad de ajustar esa realidad necesaria (la del límite al crecimiento material que nos impone, querámoslo o no, nuestra socia la Naturaleza) a la otra realidad existencial de que el hombre, por su propia naturaleza tiende a imaginar, a crear, a hacerse su propia historia, con libertad absoluta y sin límites. Y esto, que en sí es crecimiento inmaterial, puede dar lugar, y de hecho lo da, al crecimiento material.

Tú sabes de alguna bibliografía que pueda ayudarme a salir de esta especie de aporía en que me meto?

Ya que me pides un consejo sobre libros, te recomendaría:

 “Fundamentos de Antropología. Un ideal de la excelencia humana” de Ricardo Yepes, Editorial Eunsa. No se si ya lo conoces. Pero ciertamente te encantaría, e intelectualmente y por su rigor es de lo mejor que he leído.

Como se puede deducir de todo esto, yo limitaré mis comentarios y acotaciones, principalmente, a las cuestiones que atañen al crecimiento de forma más o menos próxima, dejando de lado otros temas tales como los religiosos y filosóficos.

Acotaciones

Página 22. 1) Vivir es, ante todo, moverse a uno mismo, automoverse. Ésta es una vieja definición del ser vivo (Aristóteles).

Aunque el autor, a veces sólo se refiere a los animales, las plantas también están afectadas de la definición. Un liquen se mueve desde dentro de sí (se extiende creciendo sobre la piedra en que se asienta). Los vegetales superiores participan de algo semejante: Los tropismos se resuelven en que un árbol crece hacia arriba, hacia la luz, en sus ramas y tronco, y hacia dentro de la tierra, en sus raíces.

22. 2) … la unidad de lo inerte es tan pobre que su ruptura no implica un dejar de ser. Partir a un perro, en cambio, es mucho más drástico: el perro es en la medida que es uno. Dividirlo es matarlo.

Los ejemplos de unidad no clarifican lo suficiente: un árbol se poda y no muere; a un perro se le amputa una pata, y tampoco.

22. 3) … Ningún viviente está acabado en el nacimiento, sino que protagoniza un proceso (crecer, reproducirse, morir) que tiene cierta estructura de proyecto: hay un despliegue, un hacerse efectiva la potencia, un crecimiento. Es decir, los seres vivos tienen fin, perfección, plenitud. Vivir es crecer.

La última afirmación es muy peligrosa, y debe matizarse.

El crecimiento exponencial se da en los seres vivos de dos modos: exponencial propiamente dicho para la especie y derivado (biological derivative growth), es decir, limitado, para los individuos. Así pues, la población humana crece exponencialmente aunque afectada por ciclos de realimentación positivos o negativos, según las circunstancias.

Pero el concepto de crecimiento derivado equivale, en definitiva, a una forma controlada de crecimiento exponencial que se da en los individuos de una especie. Se conoce desde hace poco más de 30 años al descubrir que las plaquetas eran responsables, en los seres humanos, de unos factores reguladores de la proliferación celular, de su diferenciación, crecimiento y desarrollo.

De hecho, para atacar ciertos tipos de cáncer (leucemia, por ejemplo) se practican los adecuados trasplantes de plaquetas a fin de contener el crecimiento desordenado de las células cancerosas de los pacientes.

Esa forma de crecimiento derivado es también de aplicación al individuo en sociedad: el pretendido crecimiento material sin límites conduce al colapso cuando la inteligencia humana no está dispuesta a ponerse en armonía con la naturaleza.

23. 4) … La reproducción consiste en ser capaz de originar otro ser vivo de la misma especie. Es decir, de hacer que la especie sea inmortal, ya que el individuo no puede serlo.

Más que hacer que la especie sea inmortal habría que decir tender hacia la inmortalidad de la especie. El hombre no tiene en sus manos ni su propia inmortalidad ni la de su especie. La capacidad reproductora de los individuos no puede garantizar la inmortalidad de la especie porque ésta ha de hacer frente a otros factores externos que no siempre controla: los dinosaurios se extinguieron (y no sé si nosotros somos mucho más inteligentes que ellos).

25 … Si el hombre no se comporta según la razón, sus instintos se tornan desmesurados, cosa que no les sucede a los animales. …El hombre, si no es racional, es peor que los animales, en cuanto la fuerza de sus instintos crece (el subrayado es mío) en él de una manera excesiva que positivamente daña la realidad, a los demás, a él mismo. Ésta es una de las derivaciones de la libertad.

Nunca estaremos lo suficientemente vigilantes ante el crecimiento. A los instintos desmesurados (crecimiento en intensidad) habría que añadir el crecimiento en variedad (codicia, avaricia, prepotencia, afán de dominio, etc).