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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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27 … Existe, pues, una gran unidad entre el cuerpo y la inteligencia. La biología y la inteligencia humanas están interrelacionadas, de modo que se imbrican mutuamente.

Mientras leo este libro están sucediendo dos acontecimientos históricos maravillosos: Los Juegos Olímpicos de Londres, 2012 y la marterización, por primera vez, de un robot.

La manifestación de lo bien que se llevan en el hombre su cuerpo y su inteligencia está, para mí, quintaesenciada, en los ejercicios de salto de trampolín y del concurso de natación sincronizada. No hay nada que ponderar sino la conjunción de belleza, esfuerzo, constancia, inteligencia, perseverancia, sentido del arte y de las limitaciones de la realidad.

En cuanto al otro suceso, ¿no es maravilloso que yo haya podido ver retratadas las montañas de Marte a la misma distancia que me separa de mi asiento la cumbre de Peñalara? Y ¿qué decir de la puesta en común con admirable precisión de tantos conocimientos de Física, Astronomía, Electrónica de las comunicaciones y mil disciplinas más? El fantástico resumen de todo ello fue ver cómo aquellos cuerpos humanos se fundían en un abrazo emocionado al constatar que el gran esfuerzo de manos y cerebros se culminaba con el éxito.

33 Dijimos que una de las características de la vida es que lo vivo camina y se distiende a lo largo del tiempo hacia una plenitud de desarrollo. A esto le llamamos autorrealización o crecimiento. La inclinación al crecimiento hace referencia a lo conveniente para una cosa, y lo que es conveniente para algo, es para él el bien. Beber agua es un bien pues ayuda a vivir; beber veneno no lo es porque justamente va en contra del significado de la acción de beber: conservar la vida.

Me parece inadecuado identificar crecimiento con autorrealización. Mientras no se inventen palabras que distingan bien lo que es crecimiento material y crecimiento inmaterial, yo prefiero llamar crecimiento, al material, y desarrollo al inmaterial. Reconozco haber caído en la misma trampa cuando en mi menguada biografía recuerdo a mis profesores de Bachillerato que me enseñaron a crecer (debería haber dicho  a desarrollarme). Hoy el crecimiento consumista nos conduce a frases equívocas.

Obsérvese la trampa aplicada a lo que expresa el autor cuando dice: lo que es conveniente para algo, es para él el bien. Si pensamos en el crecimiento como un economista o como alguien del común (es decir, como piensa hoy todo el mundo), la expresión anterior puede tomar la forma de lo que es conveniente para el crecimiento, es para el crecimiento, el bien. O sea, lo conveniente para el crecimiento es crecer (crecimiento exponencial acumulativo) porque así se consigue el bien de crear empleo que induce consumo para poder seguir creciendo, y así sucesivamente. Lo cual es cierto a corto plazo y absolutamente falso fuera de él (recuérdese, como analogía, la relación Newton-Einstein).

34 El hombre es el único animal que reitera las sensaciones presentes sin necesidad orgánica, porque es capaz de razonar y proponerse la repetición de un placer que no le es necesario (los romanos, por ejemplo, vomitaban para seguir comiendo, por el mero deseo de reiterar el placer de comer).

El verbo razonar que emplea el autor casa con el sustantivo razón  pero no con el que debiera aplicarse a una sinrazón como la de los banquetes romanos: habrá que inventar un verbo.

El crecimiento es un ejemplo típico de cómo crear necesidades innecesarias (que diría el académico José Luis Pinillos) para poder consumir lo que no necesitamos y así seguir creciendo. En este sentido, el Premio Nobel de Física Dennis Gabor señalaba a la industria de la moda como causante de grandes perjuicios. Claro, que también crea empleo, se dirá.

Aquí no me resisto a copiar lo que dijo Harry Hopkins, Director de la Agencia para el empleo en 1935, los tiempos de la New Deal de Franklin D. Roosevelt en lucha contra la Gran depresión: Hemos creado cuatro millones de empleos, pero, por el amor de Dios, no me preguntéis a qué se dedican.

34 El dinamismo de las tendencias humanas exige armonizar y completar los deseos con los impulsos, la satisfacción de lo conseguido y los nuevos proyectos. En la historia no cabe detenerse con lo que ya se ha logrado.

Averiguar cómo conseguir esa armonización es, precisamente, lo que me ha llevado a leer el presente libro. Cómo domeñar los apetitos concupiscibles o deseos que tanto se parecen al crecimiento material, no lo asocio sino al empleo razonable de la inteligencia. Comer con normalidad conduce a un crecimiento normal -nunca se alcanzarán 30 metros de estatura-. Comer anormalmente en exceso produce obesidad -el pernicioso crecimiento en anchura-.

Más difícil será que el hombre aplique la inteligencia para seguir haciendo historia razonable.

35 … Pero considerar al hombre como pura biología, como puro vivir, es no acertar ni siquiera en la consideración de la biología humana, que sin el aprendizaje, la técnica y la cultura no puede hacer al hombre biológicamente viable.

Esa viabilidad está estrechamente ligada a una alternativa para el crecimiento. El problema está en que quienes no quieren desengancharse de él dan por supuesto que será la técnica, por sí sola y milagrosamente,  la que haga compatible crecimiento y viabilidad.

Por otra parte, las leyes con sus reglamentos, por sí solas, tampoco la conseguirán. Tan sólo el aprendizaje, la técnica y la cultura … y el tiempo, harán al hombre biológicamente viable. Pero para eso hará falta promulgar leyes sabias y reglamentos que favorezcan el aprendizaje, la técnica y una cultura que apunte a la humanización de nuestros congéneres.

42 … no hay un pensamiento último después del cual ya no se pueda pensar nada; es decir, el pensamiento es insaturable: por mucho que piense, siempre puede pensar otra cosa. Esto nos lleva a una primera conclusión que puede parecer sorprendente: en la finitud que cada hombre es, hay un principio infinito.

Esta es la aporía en que me meto en cuanto trato de poner límites al crecimiento: no sólo es que el hombre sea finito, sino que también lo es la tierra que habita. Sin embargo, el hombre es capaz de crecer sin limitación en su pensamiento. Comoquiera que ese pensamiento puede convertirse (a veces) en realidades materiales, cómo compaginar esa posible materialización sin límite que resultaría, con la limitación intrínseca de la naturaleza?

El autor no lo resuelve, pero yo no veo otra salida que la utilización de la inteligencia guiando a la voluntad para ofrecer al hombre, al mismo tiempo, realidades inmateriales, también fruto del pensamiento.

Yo suelo decir que no distingo entre lo natural y lo artificial. Para mí, todo es natural: lo artificial, en definitiva, ha salido del cerebro mediante ayudas también salidas del cerebro, que el propio hombre aporta. Y, ¿hay cosa más natural que el cerebro del hombre?

Esto no quiere decir que todo lo artificial que fabrica el hombre sea bueno per se. Habrá que acudir a la inteligencia para que nos diga lo que sí es bueno y lo que no, y a la voluntad para que tome sus medidas.

43 … hacer las cosas sólo por sentido del deber, o porque así está planificado, no mueve más que a los inflexibles, a los voluntaristas, a los necios y a los fanáticos. Por el contrario, pensamos que hay que humanizar el mundo: el comportamiento moral, el ideal de la razón, los movimientos de la voluntad son perfectos para el hombre, pero sólo si están encarnados. La verdad hay que saber mostrarla, con luz, con alegría. Se hace preciso convencer, motivar y hacer feliz a la gente para que ésta actúe como debe, pero también como le conviene.

El cambio de modelo de sociedad de consumo y crecimiento ilimitado que estamos viviendo, para dar paso a una sociedad global estabilizada, será de tal naturaleza que, para algunos, no será equiparable a ninguna de las revoluciones que hemos conocido, desde la Revolución Industrial: Habría que remontarse al Neolítico para tener una idea de su significado.

Está claro que una cosa así no se conseguirá simplemente porque alguien lo imponga. Por el contrario, habrá que convencer a la gente, pero antes habrá que conseguir que una élite mundial esté convencida: ella podrá arrastrar después al resto. Yo confío en que es posible que la gente encarne, que haga suyo el problema. Después de ver en qué poco tiempo y con qué eficacia se ha conseguido que nadie fume en el Metro de Madrid, creo que se puede esperar todo. Ya sé que eso de dejar de fumar tiene que ver sólo con un vicio y que el cambio de paradigma desde el crecimiento a la estabilidad se encuentra de frente en todo el mundo con muchos, variados y muy arraigados intereses que es en lo que se han convertido los distintos vicios.

Por eso, no basta que aquellas élites consistan sólo en un filósofo o en un moralista de ocasión. Hoy se espera que funcionen equipos multidisciplinares que integren capacidades tales como las de: un estadista, un político, un contable, un economista, un sistemista, un emprendedor, un ingeniero enciclopédico …

Sin olvidar a los hombres del derecho, el urbanismo, la biología, la meteorología, la demografía, la estadística, la sociología, la educación, etc.


Lo que hoy tenemos equivale a Tratar de colmar necesidades reales pero inmateriales -de identidad, comunidad, autoestima, superación, amor, alegría- con cosas materiales. Eso es crear un apetito insaciable de falsas soluciones para deseos nunca satisfechos.

La sostenibilidad se contempla como un mundo al que hay que aspirar, no a regañadientes, sino con alegría, no con espíritu de sacrificio, sino de aventura. Un mundo sostenible podría ser mucho mejor que el mundo en que vivimos hoy.

Un estado sostenible no sería una sociedad de desencanto y estancamiento, desempleo y quiebra que experimentan los sistemas económicos actuales cuando se interrumpe su crecimiento.

[Los últimos párrafos en bastardilla están extraídos de The 30-year update, de Dennis Meadows et al.]


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