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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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131 Una sociedad abierta es aquella en la que la libertad existe, no sólo en teoría, sino también en la práctica. Desde hace varios siglos en los EE.UU cada uno es el causante de su propio éxito o fracaso. Si la postura se radicaliza, como realmente ocurre, se crea una sociedad en exceso competitiva que desprecia a los que no ganan y produce bolsas de pobreza mayor que la que hay en los países pobres…

A pesar de ello, una sociedad cerrada es menos libre. Así ocurría con el sistema gremial del final de la Edad Media. En él, la sociedad era estática, la vida estaba perfectamente prevista.

Tras todo esto asoma el motivo que me llevó a leer este libro. Estoy convencido de que los males económicos y sus efectos colaterales enraizados en la sociedad del crecimiento se podrán disipar con la invención, y consiguiente aceptación global, de una nueva forma de Economía. Ello nos cambiaría el crecimiento por una estabilidad globalizada.


Pero mi duda era: Esa estabilidad global, ¿No nos conducirá a una sociedad estática como la medieval?


Hace poco, detrás de mí, en el vestuario del club de natación, había dos que aparentaban hablar de cosas como éstas, aunque el contexto debía de ser diferente (ajustes, austeridad, etc). No entendía lo que decían, pero de pronto resaltó la voz de uno que exclamó: “¡No querrán llevarnos otra vez a las cavernas!?”


Éste se fue un poquitín más allá de la Edad Media, a las proximidades del Neolítico (recuerdan lo de la Revolución del Neolítico?)


Creo, sinceramente, que hoy no existe riesgo de retroceso al acceder al Nuevo Paradigma de la Estabilidad. Primero, porque estamos en una sociedad abierta y en globalidad irreversible, y luego, porque confío en que la inteligencia sabrá dominar a la voluntad. La creatividad en libertad hará el resto.


260 y siguientes … por decirlo de un modo algo castizo, el hombre “está hecho para el lujo”.


El lujo es algo específicamente humano y, como tal, se puede usar de él bien o mal, con exceso, con defecto o con medida.


Al autor le ha faltado añadir que la mujer también está hecha para el lujo; así se explicaría la deriva escandalosamente lujuriosa que toman algunas revistas, entre ellas, ¡Hola! y Telva.


La última afirmación se le ocurrió al autor por escribir lejos del diccionario. El lujo no se puede asociar al defecto o a la medida: es siempre expresión de demasía, abundancia o exceso. Vean como lo define el DRAE según tres acepciones diferentes:

1-Demasía en el adorno, en la pompa y en el regalo.

2-Abundancia de cosas no necesarias.

3-Todo aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo.


Al hombre le faltan recursos para satisfacer las necesidades de carácter corporal que podemos llamar primordiales.


Sería un grave desconocimiento de la realidad del ser humano el creer que la economía puede establecerse únicamente sobre la simple necesidad de subsistir. La economía cuenta con esta necesidad pero también con nuestra propensión a desbordarla.


O sea, que la economía cuenta con la simple necesidad de subsistir, pero poco, porque no es rentable. Cuenta más bien con las necesidades desbordantes que son las lucrativas (puesto a ser tan castizo como nuestro autor, recordaré los zapatos con diamantes).


263 Mientras existan hombres, y más que existan, mejor, las oportunidades de crecimiento y de producción serán mayores.


Aquí queda clara la tendencia crecimientista del autor. Lástima que nuestro planeta sólo tiene una superficie de tierra habitada o supuestamente habitable de 110 millones de Km2 (no se han descontado montañas, tierras frías, selvas, etc.). Quiero suponer que el autor dejó bien hechas las cuentas de la huella ecológica de la humanidad y de la capacidad de carga de la Tierra para su más que existan, mejor.


265 El dinero tiene un carácter de medio. No es un fin en sí mismo, sino que se ordena al mismo fin que la actividad por él posibilitada. Cuando el hacer de él un  fin se da como ideal y proyecto vital privado, supone concebir la vida buena  como una acumulación de poder económico, y el fin de la economía llega a ser el beneficio monetario y financiero, no el bienestar de los hombres.


Completamente de acuerdo. Por eso en el Paradigma de la Estabilidad se preconiza una nueva forma de economía que evite o enderece estas tendencias, es decir, necesitamos una nueva formulación del capitalismo. La economía que vivimos es herencia de la inventada por Adam Smith que afirmaba en su obra La riqueza de las naciones que “la clave del bienestar social está en el crecimiento económico”. Ese crecimiento fue muy bueno en su tiempo y hasta después, cuando había margen sobrado para crecer. Hoy, seguir pensando de la misma manera es inviable. Hay que superar ese pensamiento no sólo por su inviabilidad, sino porque como acaba de decir nuestro autor, encierra un grave riesgo de perversión que, como vemos, está infectando nuestra realidad social.


Más adelante, nuestro autor remacha el clavo:


265 Aristóteles señala que los que conciben la economía como crematística tienen un concepto de riqueza propio y específico: consideran la riqueza como abundancia de dinero. Para el crematístico, ser rico significa ser económicamente poderoso, es decir, disponer de todo el dinero que uno desee… el deseo de dinero no tiene límite, puesto que constituye el fin, y lo que se busca es precisamente su incremento, y este incremento puede ser infinito.


Ahí está el fallo: las cosas materiales no pueden alcanzar el infinito, y el dinero es una de ellas. Así pues, más vale que gente inteligente de un volantazo a esta locura antes de que los HOMINI CREMATISTICI nos estrellen.


268 Existen las guerras económicas y el recurso a la fuerza es corriente en la economía de mercado.


Y habría que añadir la obviedad de que también es corriente que exista la industria del armamento y, claro, su comercio, y grandes beneficios asociados a ambos… Lo sospechábamos, pero el autor hace una constatación de gran valor: la economía de mercado, con sus mercados, no es el trigo limpio que se predica.


269 Comprar es el motor de la economía. Sólo si se ejerce la actividad de consumir se puede seguir manteniendo en marcha el sistema económico.


No se puede exhibir un argumento mejor a favor de un cambio del sistema económico!! Naturalmente, se entiende consumir hasta el infinito … o hasta que no nos quede planeta!


270la propiedad es un derecho … resultan inaceptables y utópicas dos posturas extremas: la que pretende abolirla, y la de ciertas doctrinas económicas liberales, según las cuales todos los bienes son privados, y los bienes comunes, tanto materiales como espirituales, son ficciones equívocas y en el fondo, inexistentes.


Muy orientador; hacía falta poner claridad en esta cuestión. Es muy corriente que en los coloquios que siguen a cualquier conferencia de algún nivel, si alguien se levanta para criticar ciertas doctrinas económicas liberales, inmediatamente se alzan voces por doquier para tacharlo de comunista. No es que el capitalismo sea malo: es que es sustancialmente mejorable, especialmente en lo tocante a sus raíces crecimientistas!


Esto me lleva a la consideración final: se busca un economista que le dé al capitalismo del crecimiento el volantazo que dio Einstein (judío) a las teorías de Newton. A poder ser, que sea también judío, como David Ricardo que fue quien convirtió en formulaciones las ideas de Adam Smith. Hoy hay dos economistas judíos que son de máxima autoridad en materia de crisis económica (la que yo empecé llamando del 2007 en adelante): El Nóbel de economía 2001, Joseph Stiglitz y el Profesor de la Universidad de Nueva York Nouriel Roubini. Según algunos se llevan a matar en cuestión de recetas, pero, al mismo tiempo, están unidos, a muerte, en la convicción de que hay que crecer.


Así pues, que venga cuanto antes el economista del volantazo. No para que nos resuelva la crisis que tenemos ahora entre manos, sino para que nos arregle el futuro. Y digo que sería bueno que fuera un judío porque ya hay 24 Premios Nóbel de Economía judíos.


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