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QUIÉN hay detrás

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92 La cuestión ecológica se plantea desde cuatro planos: 1) el científico-técnico, para buscar soluciones no contaminantes ni destructivas; 2) el económico, para aplicarlas a la industria y la tecnología consiguiendo un desarrollo sostenible [las cursivas son mías]; 3) el legislativo, para asegurar esa aplicación y prever una aplicación razonable de los recursos que permita un desarrollo de ese tipo; 4) el político, que incluya en la  agenda de trabajo de todos los políticos la solución a los problemas medioambientales.


De acuerdo con los cuatro puntos. Tan sólo quiero clarificar en qué consiste el desarrollo sostenible. Haré la clarificación de maneras diferentes, pero semejantes, para que cada cual elija. Desarrollo sostenible es el que:


- No supone una huella ecológica de la humanidad superior a la capacidad de carga del planeta Tierra. (D. Meadws et al. Los límites del crecimiento treinta años depués) (*).


Huella ecológica es la extensión de tierra que sería necesaria para suministrar los recursos (cereales, pienso, leña, pescado y terreno urbano) y absorber las emisiones (dióxido de carbono) de la sociedad mundial (M. Wackernagel).


Capacidad de carga de la Tierra es la superficie que ésta ofrece para hacer frente a nuestra huella ecológica.


- Conduce a una sociedad capaz de persistir durante generaciones; que es suficientemente clarividente, flexible y sabia para no socavar sus sistemas de apoyo físicos ni sociales (*).


- Propicia una sociedad que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades (*).

     [esta última definición, bonita en apariencia, resulta problemática en la práctica porque se apoya en dos términos que ya son problemáticos en sí: Satisfacer (hacer bastante; sí, pero cuánto?; ese cuánto a unos parecerá poco y a otros, mucho). Necesidad (ya hemos visto cuán opinables son la mayoría de las necesidades)].


- Desde un punto de vista social se apoya en una combinación de población, capital y tecnología configurada de manera que el nivel de vida material sea suficiente y seguro para todos y esté repartido equitativamente. (Herman Daly) (**).


- Desde un punto de vista material y energético conduce a unos caudales productivos de la economía que cumplen estas tres condiciones:

. La tasa de uso de recursos renovables no debe superar la tasa de regeneración de los mismos.

. La tasa de uso de recursos no renovables no debe superar la tasa de desarrollo de sustitutivos de aquellos que sean a su vez sostenibles.

. La tasa de emisión de contaminación no debe superar la capacidad de asimilación del medio ambiente.

Con todo esto se configurará una sociedad con una huella ecológica sostenible (**).


94 Una de las ideas básicas de los valores ecologistas es la de recuperar el ritmo natural, ponerse en armonía con la naturaleza. La vida humana, para ser verdaderamente humana, no debe estar sólo en armonía consigo misma, sino también con el hábitat natural. Y esto se consigue sincronizando los ritmos humanos con los de la Naturaleza. Cuando falta esta sincronía (acompasamiento), aparecen dos patologías que pueblan nuestro vivir: la prisa, (un fenómeno exclusivamente humano, producido por el aumento de  la velocidad derivado de la tecnología); y el ruido (desarmonía que sólo el hombre es capaz de hacer, producido por la técnica). El silencio de la Naturaleza está lleno de armonía. Los sonidos naturales no son residuos sino que se acompasan con su ecosistema. Desde el ecologismo se hace una llamada a la recuperación de la lentitud y el silencio. En el mundo clásico la tranquilidad en gestos y la parquedad de palabras eran señales de poseer la virtud de la magnanimidad, es decir, una nobleza de carácter que permitía tomar las cosas siempre desde su debida importancia, sin estridencias, sin exagerar.


En materia de ruidos, el cinismo de los políticos alcanza cotas memorables: hacen leyes políticamente correctas a sabiendas de que no piensan cumplirlas por miedo a los energúmenos que disfrutan sin ellas. Tengo acreditada experiencia con los dos grandes partidos nacionales (ver mi artículo La BIOMASA, una pesadilla de verano).


96 … hay una pregunta que ha inquietado a lo largo del pensamiento moral sobre el hombre. … ¿No es más atractiva una voluntad de poder que no se doble ante nada distinto de su propio capricho? Si puedo ejercerla, si tuviera la capacidad real de hacer lo que me diera la gana a quien me diera la gana, ¿por qué renunciar a ello? ¿Hay algún motivo serio para el respeto, para no ser injusto con las cosas y con los hombres? En definitiva, ¿por qué voy a tener que respetar a los seres naturales?, ¿por qué no destruirlos si mi interés o apetencia así lo aconseja?


Y la respuesta que da, es:


96 La religión tiene mucho que ver con la ecología y con el respeto a la dignidad de la persona. Por ejemplo, el cristianismo afirma que el universo es hechura divina, y que la belleza que hay en él es un reflejo de la de Dios. El amor a la naturaleza es vía hacia el conocimiento y el amor de Dios. En cambio, si el universo fuera una mera materia organizándose a sí misma, sin referencia a ningún ser superior -evolucionismo emergentista- no habría motivo para respetar el ser de las cosas …


El autor contrapone al creacionismo como bueno para el ecologismo, frente al evolucionismo emergentista como malo. Ojalá tuviera razón, pero lo dudo. La Iglesia, cuando conviene, es creacionista según reza la primera parte del Credo católico, pero sin particular entusiasmo porque lo normal es que se distraiga con la segunda parte.


Quienes sí son creacionistas a ultranza (lo llevan en su moneda -in God we trust-), y de ello son tachados por los progres, son los cristianos protestantes de los Estado Unidos. Los mismos que son acreedores del título que el autor llama en otro lugar y en tono reprobable, “capitalismo salvaje” que arrambla con todo, economía y ecología.


130 Miseria significa no poder salir de la pobreza, “sufrir lo que no se quiere”. Liberación es “el proceso a través del cual se alcanza la libertad, la remoción de todos los obstáculos que la impiden”, la superación de la situación menesterosa en que se encuentra el hombre.

La libertad social se puede definir como liberación de la falta de recursos económicos, jurídicos, políticos, afectivos, etc. Liberación de la ignorancia, la pobreza, la falta de propiedad y de trabajo, la opresión política, la ausencia de libertades, la inseguridad, la enfermedad, la soledad, etc.

La miseria es la forma más grave de ausencia de libertad.


A nuestra bendita Sociedad del Crecimiento Global se le llena la boca con la palabra libertad. Si escuchamos con atención el lema completo lo que oímos es libertad de circulación de capitales, libertad de comercio, libertad de mercado …


Para que exista libertad lo primero que hace falta es igualdad de oportunidades, lo demás es retórica. Evidentemente la oportunidad que tienen los poderosos no se parece nada a la que tienen los menesterosos. Y esto no lo arregla el crecimiento. Al contrario, cuanto más se crece, más crece la desigualdad, entre otras razones porque el crecimiento aumenta la corrupción y ésta, la desigualdad.

La realidad es ésta, por más que los neoliberales (que tienen dentro de su nombre a la palabra libertad) proclamen que son ellos, con su concepción de la libertad, los que han eliminado más pobreza. Lo que hacen es utilizar a los pobres para hacer más ricos a los que ya lo son (lo dicen en la Universidad Harvard). Naturalmente para ello tienen que mantener tensada la cadena del coeficiente de Gini, de la forma más adecuada a sus intereses.


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