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CUBOS ADORNADOS

     Mi amigo Mariano Nieto me enseñó cierto día un juego de prismas rectos de sección cuadrangular de la misma altura, pero de bases diferentes, que debían encajarse en un receptáculo también de sección cuadrada.

En ello había varias cosas que admirar:

1.- El problema había sido insoluble durante muchos años (sí existía solución para llenar un receptáculo rectangular con cuadrados diferentes).

2.- La solución fue hallada en 1936-38 por cuatro estudiantes de matemáticas del Trinity College (Cambridge).

3.- Sorprendentemente, la complicada solución pasaba por aplicar la teoría de grafos asociada a las leyes de Kirchhoff de los circuitos eléctricos.

     Naturalmente, estas cosas no saltaban a la vista del juego, pero sí había algo admirable en él: la cuidada, meticulosa, precisa y bella ejecución en una madera de riqueza incomparable.

     Inmediatamente pensé en lo que disfrutaría mi hijo, ya cincuentón, ingeniándoselas para montarlo (yo se lo proporcionaría sin la plantilla-solución). Pregunté a mi amigo dónde lo había comprado y, curiosamente, se trataba de la misma tienda donde a mi hijo, de niño, le expusieron en el escaparate un trabajo de marquetería que había hecho. Se trataba de la tienda de juguetes educativos Puck y, dentro de ella, eran los diseños PLENUS, de HAEF los que habían atraído mi interés.

     Buscó la dueña, pero no encontró el famoso juego. Me explicó que ese tipo de diseños resultaban muy costosos y que cada vez se fabricaban y vendían menos. Los clientes habituales de ellos eran arquitectos interesados en curiosidades. Los tales juegos eran originales de ingeniosos diseñadores especialmente escandinavos y alemanes. La cuidadísima ejecución era suiza en todos los casos.

     En la búsqueda que la dueña hizo, ya sobre muestras físicas, ya sobre catálogos (de una presentación verdaderamente primorosa), al vuelo de las páginas me quedé con este sencillo, versátil y curioso “rompecabezas” de “cubos adornados”. Pensé que yo podría reproducirlo en papiroflexia ayudada con ordenador.

     Lo intenté apoyándome en la ejecución del cubo que muestro en la pág. 197 de, pero me ocurrió lo mismo que cuento más arriba en UN POCO DE ARQUITECTURA MAQUETARIA: ejecuciones papiroflécticas teóricamente perfectas que rechinan ante la fotografía y que terminan en dibujos 3D de ordenador.


Como se ve, el resultado es llamativo y de gran versatilidad: La cara de cada cubo tiene cuatro posibilidades de adorno y hay seis caras por cubo; disponiendo de diez cubos como en las dos figuras, la variedad de combinaciones es inmensa.

En la figura inferior se ve, en negro, la diagonal de un tercer cubo que sustenta los seis arcos (metálicos) que estuvieron asentados sobre sus seis caras ahora desaparecidas.

Una vez más, la arquitectura y aún la escultura, serán las beneficiarias.

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Antes hablaba de cómo tuve que eludir la fotografía para no echar a perder el trabajo. Pero con ello no me quedé tranquilo, así que he vuelto sobre el tema intentando la solución que ahora añado: la de mezclar con PhotoShop la fotografía de la construcción papirofléctica una vez adornada con Autocad.


La cosa tampoco resultaba sencilla porque los cubos, aunque de buena apariencia, no estaban decididos a juntarse tan íntimamente como lo hacen las piezas imantadas, que es lo que yo necesitaba. Hube de esperar a tener una caja de metacrilato transparente, para bombones, con las dimensiones precisas a fin de mantener los cubos unidos mediante la adecuada presión de la tapa sobre ellos, pero sin deformarlos. Así pues, transparencia y presión eran las palabras clave. Y las líneas de adorno grabadas en la caja, el inconveniente para resolver con PhotoShop. Y éste fue el resultado:


Me costó bastante trabajo excarcelar los cubos de la caja de bombones, pero no había más remedio ya que los adornos grabados en la caja no favorecían nada a los prisioneros: vamos, los hacían irreconocibles, no sé si a pesar o a causa de la transparencia. Pero mereció la pena, porque la perspectiva que da una cámara fotográfica es mucho mejor que la sencilla que yo manejo en Autocad. Obsérvese en la figura de la derecha el efecto imán que he conseguido, y que muestra unos cubos suspendidos en el aire (bueno, esto es una broma, claro). Pero lo que sí es riguroso, es que el conjunto de los cubos dentro de la caja cuya tapa se fijaba a ella con cuatro trocitos de papel celo, se podía mover en el aire para adoptar cualquier posición, sin que los cubos se desplazaran.



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