Estás en: Antonio Machado y Soria

QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

INICIO

                                                                                     Pgs.   1    2    3    4    5    6    7   


El viernes, 30 de julio de 1909 se casan en la iglesia de La Mayor; la madrina fue Da Ana Ruiz, madre de nuestro poeta. Salieron en viaje de novios a Zaragoza, aunque su intención era ir a Barcelona: no estaba la situación muy tranquila allí en vísperas de la semana trágica.


He de salir al paso aquí, como ya lo hizo en su día José Ma Palacio en el periódico Tierra Soriana, de las posibles y negativas consecuencias derivadas del libro que Concha Espina publicó bajo el título De A. Machado a su grande y secreto amor. En una carta a Guiomar (recuérdese que era éste el seudónimo -por cierto, tomado de la esposa de Jorge Manrique, el ídolo de nuestro poeta- de Pilar Valderrama, el amor crepuscular de A. Machado), el poeta cuenta el sueño que ha tenido: "Era en Soria, iglesia de La Mayor. La novia, Guiomar. El sueño se complicaba con recuerdos auténticos de mi boda, pero con otra diferencia: Mi estado de espíritu era, en esta ocasión, de una alegría rebosante, todo lo contrario de lo que fue en mis nupcias auténticas. La ceremonia fue entonces para mí un verdadero martirio".


La realidad, tal como la cuenta J. Ma Palacio: Durante la ceremonia y en la estación de partida al viaje de novios fueron víctimas de una carnavalada (cencerrada o gamberrada diríamos más bien). Los autores eran estudiantes de facultad en vacaciones, hijos de respetables y conocidas familias locales.


Aquello jamás lo olvidó A. Machado, particularmente por el daño que hizo a sus dos seres más queridos: su madre y Leonor. El 3-5-1914, en Baeza, escribe Fragmento de una pesadilla en el que, a manera de sueño freudiano relata sus horas de angustia antes de su ahorcamiento por un verdugo peluquero, mezcladas con retazos de su boda. El escrito se halló en 1949 junto con el primer cuaderno de Los Complementarios.


Al regreso del viaje de novios ven que los huéspedes se han casado o se han trasladado, así que con el acuerdo común de la nueva familia y de la vieja, deciden instalarse en lo que fuera pensión: había sitio para ello. Como dos despreocupados amantes vivieron aquellos días de felicidad. De felicidad verdadera, de esa que encarna en las personas y aflora incluso mucho después, pasada la ocasión de su presente. No me resigno a copiar íntegro el primer soneto de Los sueños dialogados porque es un prodigio de perfección formal, de expresión de sentimientos y, además, un cuadro impresionista de mi tierra que tantas veces yo he tenido la suerte de contemplar:


¡Cómo en el alto llano tu figura

se me aparece! ... Mi palabra evoca

el prado verde y la árida llanura,

la zarza en flor, la cenicienta roca.


Y al recuerdo obediente, negra encina

brota en el cerro, baja el chopo al río;

el pastor va subiendo a la colina;

brilla un balcón en la ciudad: el mío.


El nuestro. ¿Ves? Hacia Aragón, lejana,

La sierra del Moncayo, blanca y rosa ...

Mira el incendio de esa nube grana,


y aquella estrella en el azul, esposa.

Tras el Duero, la loma de Santana

se amorata en la tarde silenciosa.


El domingo, a misa como un matrimonio convencional, cuesta arriba, cerca de casa. En Canciones, nos hace el poeta esta confesión:


                En Santo Domingo,

                la misa mayor.

                Aunque me decían

                hereje y masón,

                rezando contigo,

                ¡cuánta devoción!


En fin, felicidad conyugal, dedicación a la enseñanza, la literatura, la meditación y los paseos por las tierras de Soria. Después nos lo diría:


Allá en las tierras altas,

por donde traza el Duero

su curva de ballesta

en torno a Soria, entre plomizos cerros

y manchas de raídos encinares,

mi corazón etsá vagando en sueños ...


¿No ves, Leonor, los áamos del río

con sus ramajes yertos?

Mira el Moncayo azul y blanco;

dame tu mano y paseemos.



También mi corazón vaga, Duero arriba hacia el Perejinal y el Arenalejo, y Duero abajo hacia Peña Paloma y la cueva Zampoña ...




  ANTERIOR                                                                                                                                    SIGUIENTE

PAG. 4 / 7