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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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… casi sin un soplo de vida, espera Italia al que debe curarla de sus heridas y cauterizar sus llagas desde tanto tiempo gangrenadas (757).


No es asombroso que ninguno de los italianos haya podido hacer lo que es de esperar que haga vuestra ilustre casa [la de los Médicis]. Se debe a que la antigua organización militar no era buena y a que nadie ha sabido modificarla (767). Nada honra tanto a un hombre que se acaba de elevar al poder como las nuevas leyes y las nuevas instituciones creadas por él (768).

Ya se le ve al Maquiavelo buenista su aguja de marear. Resulta que el hombre prudente y virtuoso que hiciera la felicidad de los italianos, lo primero que tiene que hacer es mejorar la organización militar.

En las batallas, y por culpa exclusiva de la debilidad de los jefes, su papel no es nada brillante; porque los capaces no son obedecidos; y todos se creen capaces, pero hasta ahora no hubo nadie que supiese imponerse por su valor y su fortuna, y que hiciese  ceder a los demás. (770).

Maquiavelo da pistas de cómo tiene que ser el ansiado nuevo Príncipe.

Si vuestra ilustre casa [la de los Médicis] quiere emular a aquellos eminentes varones que libertaron a sus países es preciso que se rodee de armas propias; porque no puede haber soldados más fieles, sinceros y mejores que los de uno. Y si cada uno de ellos es bueno, todos juntos, cuando vean que quien los dirige, los honra y los trata paternalmente es un príncipe en persona, serán mejores (771). Es, pues, necesario organizar estas tropas para defenderse, con el valor italiano, de los extranjeros (772).

Esta tesis organizativa de preferir un ejército propio a otro de mercenarios es el leitmotiv de Maquiavelo en todo su tratado.

Es posible crear una infantería que resista a la caballería con nuevas armas y nueva disposición de los combatientes (774). Y no ha de olvidarse que son estas cosas las que dan autoridad y gloria a un príncipe nuevo. (775).

No se debe, pues, dejar pasar esta ocasión para que Italia, después de tanto tiempo, vea por fin su redentor (776). ¿Qué italiano le rehusaría su homenaje? (777).

Queda claro que el redentor, el príncipe nuevo rodeado de autoridad y gloria que propone Maquiavelo para Italia es Lorenzo de Médicis. Esta es, en definitiva, la propuesta que Maquiavelo ofrece a Lorenzo envolviéndola con la dedicatoria de su libro.


Pues resulta que no. La omnipotencia de un determinado señor se ha interpuesto sin conocimiento del propio Maquiavelo para evidenciar que el dedicando de El Príncipe no es Lorenzo, sino un señor llamado Napoleón I, Emperador de los franceses. Naturalmente, esto hay que explicarlo, y para ello nos van a servir las 12 Notas entre paréntesis que están destacadas en lo que acabamos de ver sobre el Capítulo XXVI.

El libro tiene un total de 779 Notas aclaratorias que son originales, cuando menos, de dos personajes bien conocidos: La reina Cristina de Suecia (1626-1689, contemporánea de Luis XIV de Francia y del español Felipe IV) y Napoleón. Las de la reina son indubitablemente de ella al estar señaladas como tales. En todas las otras su número viene acompañado de una clave alfabética que raramente he podido descifrar. A algunas, por ejemplo, RI y  RC (que yo asocio a Reseña Imperio y Reseña Consulado), me he atrevido a asignar autoría, por el contexto explicado en ellas. Con todas las demás, que son variadas, por mi cuenta y riego he decidido lo mismo, inspirado, en su caso, por el estilo literario que exhiben y por la omnipotencia de autor que rezuman.

A todo esto hay que añadir lo mucho que unía a Napoleón con Italia: él mismo se tenía por italiano (incluso paisano de sicilianos famosos) ya que había nacido en Córcega sólo un año después de que Génova la hubiera vendido a Francia. Sin contar, claro está, con los antecedentes de intervención francesa en Italia, y de los suyos propios.

La gran variedad de notas napoleónicas se explica, a mi juicio, porque se ve que Napoleón leyó El Príncipe en varias ocasiones y distinguía éstas con distintas referencias aclaratorias. Veamos a continuación el contenido de esas 12 Notas. Espero que al lector le resulte fácil interpretarlas dentro del contexto de El Príncipe.

(752, en el Título del Capítulo XXVI, EXHORTACIÓN A LIBERAR A ITALIA DE LOS BÁRBAROS).

Maquiavelo hablaba como romano y pensaba siempre en los franceses. Para mí, en cambio, los bárbaros a los que hay que echar de Italia son Austria, España, el Papa, etc.