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Título: EL PRÍNCIPE (1513)

Autor: Nicolás Maquiavelo . Nacido y muerto en Florencia (1469 - 1527).

Edita, (137 páginas):

https://ocw.uca.es/pluginfile.php/1491/mod_resource/content/1/El_principe_Maquiavelo.pdf

Antes de empezar habré de explicar el motivo por el que he decidido detenerme en este libro tan singular. Es doble. Sentía curiosidad por comprobar lo que había oído de él: Que estaba inspirado en, o dedicado a, nunca tuve la cosa clara, el rey Fernando el Católico. En segundo lugar, quería contrastar el puesto que ocupa en la obra el extendido mantra de “El fin justifica los medios”; a éste me referiré en lo sucesivo, llamando el principio a esta declaración entrecomillada. Como suele ocurrir, el libro me ha respondido con sorpresas.


Aunque sea una obviedad, conviene resaltarla: Maquiavelo escribe su libro desde su tiempo y para su tiempo y por tanto habrá que esforzarse en leerlo con las gafas de entonces y no con las que nos ponemos ahora.


El título no evoca al príncipe azul delos cuentos de hadas, sino a lo que hoy llamamos un Jefe de Estado, es decir a la máxima autoridad en el gobierno de un determinado estado. Y, en su caso, un Estado puede ser los Estados Pontificios, una Ciudad-Estado, una república como la de Génova, un ducado como el de Milán, un reino como el de Nápoles, etc.


Y lo que se ve con las gafas de entonces es que mires hacia donde mires no ves más que guerras: los finales de una de ocho siglos en España; la de los 100 años entre Francia e Inglaterra que hacía sólo 40 años que había acabado; la de los 30 años, programada en toda Europa para dentro de 90; la guerra civil inglesa de las dos Rosas, etc. ¿Y en Italia?


Pues 15 años antes de nacer Maquiavelo se había firmado la Paz de Lodi (ciudad próxima a Milán) que había confirmado a Italia como un polvorín de polvorines. Por cierto, dicha ciudad, junto con las de Arcora y Rivoli habría de resonar más tarde con las victorias de Napoleón sobre los bárbaros austriacos.


La paz de Lodi configuró a Italia de la siguiente forma (Historia Universal, Pirenne):

Ducados de Saboya y Milán; Repúblicas de Florencia, Lucca, Venecia y Génova (incluyendo ésta a Córcega); Ciudades-Estado de Mantua, Módena, Siena, Ferrara y Rávena; Estados del Papa; Reino de Nápoles (posesiones de la Casa de Aragón comprendiendo Nápoles, Sicilia y Cerdeña).


El tiempo de Maquiavelo coincidió con el de las llamadas guerras italianas: Un príncipe se aliaba con otro para vencer a un tercero más poderoso. Una ciudad luchaba contra su vecina por aquello de a más vecina, mayor inquina (el propio Maquiavelo dirigió la guerra de Florencia contra Pisa). Una potencia extranjera, Francia por ejemplo, siempre estaba dispuesta a ayudar caritativamente a cualquier príncipe que se levantara con ánimo de conquista de otros, siempre que dicha potencia extranjera viera un horizonte de sacar tajada …


Ya me figuro al lector atento asociando lo de un polvorín de polvorines italiano a la brillante idea tan sólidamente elaborada por La Mayoría de Progreso en la España actual con relación al concepto de España como nación de naciones. Antes de leer EL PRÍNCIPE yo pensaba que la Izquierda Progresista se conformaba, modestamente, con hacernos progresar a los españoles del siglo XXI hasta la Primera República Federal del Sr. Pi y Margall (su presidencia duró exactamente 36 días del año 1873). Pues no, con los del Progreso, progresaremos hasta los años 1480 del Renacimiento italiano, y de sus guerras.


Vistas estas generalidades, es hora de pasar a ver la dedicatoria del libro. No, no está dedicado a Fernando el Católico. Sí lo está y por partida doble, a Lorenzo de Médicis (entre florentinos anda el juego).


Primero, y de forma explícita, la Dedicatoria que encabeza los 26 Capítulos del libro está dirigida al Magnífico Lorenzo de Médicis. Su último Capítulo, titulado EXHORTACIÓN A LIBERAR A ITALIA DE LOS BÁRBAROS facilita las extracciones que seguirán.


De la Dedicatoria: