Estás en: La esfera de Jano

QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

INICIO


Pgs. 1    2    3    4    5    6    7    8

A mediados del siglo pasado yo visité Florencia. Visité todo lo accesible: El Palacio Vecchio, el puente ídem, la plaza de la Señoría, la Colina de Miguel Ángel con la réplica de su David, la Santa Croce, la Galería de los Ufichi, su Catedral con baptisterio, campanario y cúpula, etc, etc. Lo que más me atrajo fue, sin duda, la basílica de la Santa Cruz, por su original, hermosa y simétrica fachada principal y por su sorprendente y variada acumulación de hombres ilustres muertos que reúne: Marconi, Alfieri, Ghiberti, Rossini, Miguel Angel, Galileo, Maquiavelo … El mejor joyero posible hecho con la difícil mezcla de lo gótico y lo marmóreo toscano. Brunelleschi no está enterrado allí sino en la catedral, al cobijo de la cúpula que él erigió.


A decir verdad, lo que menos me gustó fue, precisamente, la cúpula de la catedral, de planta octogonal y ladrillo visto. Hoy, afortunadamente, y por causa de mi esfera de Jano, he tenido ocasión de rectificar. He querido indagar sobre lo picudo de mi figura y ello me ha conducido directamente a la transición de la arquitectura gótica a la renacentista.


El orfebre y arquitecto florentino Brunelleschi recibió el encargo de construir la cúpula de la catedral de Florencia en 1420, cuando reinaba en Castilla Juan II, el padre de Isabel la Católica. Brunelleschi se fue a Roma para estudiar las soluciones arquitectónicas de la Roma antigua, especialmente las de El Panteón. Ya conocía otras soluciones de cúpulas persas y bizantinas.

                         Fig.10

Por no alargarme centraré mi atención en la cúpula de Brunelleschi (Fig. 12) comparándola con la del Panteón romano (Fig. 11). Hay que señalar que estas dos figuras no están a la misma escala.


La influencia oriental se refiere al empleo en los plementos interiores, de ladrillos en espina de pescado en forma de una hélice insertada (en rojo) en medio de los ladrillos planos, para así optimizar la transferencia de cargas al tambor (Fig. 10).


Asimismo, el uso oriental de capillas más bajas adosadas al cuerpo de la cúpula principal inspiró  la ayuda necesaria para obviar la prohibición que en la Toscana había de emplear arbotantes con estribos exentos en las construcciones góticas. La iglesia de base sobre la que tenía que trabajar Brunelleschi lo era: estaba ya construida (sobre su diseño original, pero ampliado)  a la espera de que su flamante arquitecto coronara el muy amplio crucero con la nueva cúpula que, por añadidura habría de situarse a gran altura. Precisaba de refuerzos que absorbieran los empujes al exterior; para ello había en derredor del tambor de la cúpula, tres capillas mayores y cuatro menores. El espacio de la cuarta cúpula mayor lo ocupaba la nave principal del templo.

Fig. 11

Fig. 12