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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Pgs. 1    2     3

Ya tenemos al triángulo al completo reunido para protagonizar la tragedia.


CASILDA: Mujer soy de un capitán, / si vos sois Comendador. / Y no os acerquéis a mí, / porque a bocados y a coces / os haré  …


PERIBÁÑEZ (aparte):(¡Ah, honra! ¿Qué aguardo aquí? / Mas soy pobre labrador. / Bien será llegar y hablalle. / ¡Pero mejor es matalle! / Perdonad, Comendador, / que la honra es encomienda / de mayor autoridad.


COMENDADOR: ¡Jesús! ¡Muerto soy! ¡Piedad!


Por traidores también son muertos la prima Inés y Luján el lacayo colaboracionista del Comendador.


Para poner tierra por medio,

Peribáñez a su mujer: A las ancas desa yegua / amanecerás conmigo en Toledo.


En presencia de los reyes (del Rey y la reina) van pasando representaciones de toda España, echándose de menos la de Ocaña.


REY: ¿Y la de Ocaña?

Gómez Manrique, es el mayor Adelantado de Castilla.

GÓMEZ: Dice la gente que ha llegado / que a don Fadrique (el Comendador) un labrador ha muerto.

REY: ¿A don Fadrique, y al mejor soldado / que trajo roja cruz?

REINA: ¿Es cierto?

GÓMEZ: Y muy cierto.

REY: En el alma, señora me ha pesado. / ¿Cómo fue tan notable desconcierto?

GÓMEZ: Por celos.

REY: ¿Fueron justos?

GÓMEZ: Fueron locos.

REINA: Celos, señor, y cuerdos, habrá pocos.

REY: ¿Está preso el villano?

GÓMEZ: Huyóse luego / con su mujer.

REY: ¡Qué desvergüenza extraña! / ¡Con estas nuevas a Toledo llego! / ¿Así de mi justicia  tiembla España? / Dad un pregón en la ciudad, os ruego, / Madrid, Segovia, Talavera, Ocaña; / que a quien los diere presos, o sean muertos / tendrán de renta mil escudos ciertos. / id luego y que ninguno los encubra / ni pueda dar sustento ni otra cosa, / so pena de la vida.

REY: ¡Que cubra / el cielo aquella mano rigurosa!

REINA: Confiad que tan presto se descubra, / cuanto llega la fama codicisa / del oro prometida.


Por abreviar: Peribáñez, con su mujer, consigue audiencia ante los reyes a los que relata todo lo sucedido que ya es conocido por los lectores. El Rey cambia de opinión:

REY: ¡Vive Dios que no es razón / matarle! Yo le hago gracia / de la vida. Más ¿qué digo? / esto justicia se llama.

PERIBÁÑEZ: Con razón todos te llaman / don Enrique el Justiciero.

… Con esto acaba / la tragicomedia insigne / del Comendador de Ocaña.


(4) Los vértices del triángulo son una mujer y dos hombres.  Ella es Betsabé esposa de Urías, un siervo distinguido del Rey David. Los dos hombres son, precisamente, Urías y el propio David.

Comportamiento de la mujer: Aunque la Biblia no lo dice, todo parece apuntar a que estaba encantada de la vida con el resultado. Fue éste: “La mujer de Urías supo la muerte de su marido, y le lloró. Pasado el duelo, mandó David a buscarla y la introdujo en su casa, y la tomó por mujer, y ella le dio un hijo”.

Digo esto porque lo que dio lugar al resultado, fue el principio:

“Una tarde, levantose del lecho [el rey David] y se puso a pasear en la terraza de la casa real; y vio desde allí a una mujer, que estaba bañándose y era muy bella. Hizo preguntar David quién era aquella mujer, y le dijeron: «Es Betsabé, hija de Eliam, la mujer de Urías, el geteo.»  David envió gentes en busca suya, vino ella a su casa, y él durmió con ella. Purificada de su inmundicia, volviose a su casa.  Quedó encinta, y lo hizo saber a David, mandando a decirle: «Estoy encinta.»”

Sigo con lo que la Biblia no dice y yo añado. Si David advirtió que la mujer era muy bella, ello implica que las casas del rey y de su siervo distinguido estaban muy próximas. Y que no parece descabellado pensar que la mujer pretendiera llamar la atención del rey; cosa que consiguió con creces. Hay críticos que incluso opinan que la cosa consistió en el adulterio de Betsabé y no del rey. La mujer estaba sola en su casa porque su marido Urías estaba en el frente de batalla. En cualquier caso la mujer dio a David el hijo que habría de sucederle: Nada menos que el famoso rey Salomón. Nos quedamos sin saber si ello entraba en los cálculos iniciales de la mujer.

Comportamiento de los hombres.

Urías. Era el clásico siervo fiel a su señor el rey. Cuando éste le hizo venir del frente no quiso volver a su casa y prefirió permanecer a la intemperie como los demás servidores de su señor; así no se enteró de los cuernos que le acababa de poner su mujer. Para mayor inri, vean a continuación el objeto de tal viaje.

David. Escribió a su lugarteniente en el frente de batalla una carta, y se la mandó por manos de Urías. En ella decía: «Poned a Urías en el punto donde más dura sea la lucha, y cuando arrecie el combate, retiraos y dejadle solo, para que caiga muerto.» Así se hizo y así ocurrió.