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PERIBÁÑEZ


Título: PERIBÁÑEZ y el COMENDADOR DE OCAÑA

Autor: Lope de Vega.

Edita: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (3 actos).

Ver la obra completa en

https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/peribanez-y-el-comendador-de-ocana--0/html/ff82



Desde hace unos meses vivo en una residencia de mayores de reciente construcción y muy cuidada  y práctica arquitectura. La otra mañana, al salir del comedor me dice la señora de la limpieza que acababa de fregar el suelo del pasillo: No puede usted pasar ahora a su habitación (distaba tres puertas) porque el suelo está mojado y es peligroso a causa de posibles resbalones y caídas. Debe dar la vuelta.


Con ello me daba a entender que así como algunos se empeñan en la cuadratura del círculo, el arquitecto había optado por la circulación del cuadrado. En efecto, el edificio es de planta cuadrada con pasillo en medio y habitaciones a cada lado de éste.


Así pues me di la vuelta recordando mi querido Instituto del Bachillerato de nombre hoy Antonio Machado (en el que el poeta dio clase de Francés). Allí las clases estaban en el lado exterior del pasillo, porque al interior éste daba a un gran patio cuadrado y claustral.


El cuadrado de mi residencia también da, con sus cuatro plantas, al interior de un amplio patio de luces algo ajardinado. Mientras avanzaba en mi vuelta para dar tiempo al secado me entretuve en leer los nombres de los habitantes que están a la puerta de cada habitación. Me llamó la atención un segundo apellido inscrito como PERIBÁÑEZ. Enseguida me asaltó lo lopesco del tal (¿lo pesca?) y me fui derecho a la Biblioteca virtual Cervantes para ver si allí estaban los dos, Peribáñez y el Comendador de Ocaña.


Y estaban. Leí la obra y después resolví escribir una tetralogía muy particular a base poner en paralelo las siguientes cuatro obras que ya había leído: “La Malquerida” (1), “El sombrero de tres picos”(2), “Peribáñez y el Comendador de Ocaña” (3) y “La Biblia, libro de Samuel II” (4). Las había leído todas, pero tenía sin “escribir”, precisamente ésta del Peribáñez, y la de la Biblia.


Todas tienen el mismo asunto de fondo: Un triángulo amoroso de tres personajes con comportamientos diversos que dan lugar en cada obra a desarrollos diferentes. Iremos por partes.


(1) Los vértices del triángulo son un hombre y dos mujeres.

El hombre está casado con una de ellas y tiene gran ascendiente sobre la otra, la que resulta ser su hijastra y objeto de su seducción.

¿Cuándo se conocieron?: cuando el hombre se casó con la madre de la adolescente.

Comportamiento del hombre: Por amor a su hijastra y, para evitar el casamiento de ésta, contrató un sicario que terminó con la vida de su novio.

La esposa del hombre, ignorante de todo lo que pasaba, despertó al final de su sueño, montó en cólera y, seguramente se convirtió en una víctima más de su marido. El autor deja al lector sumido en el suspense cuando hecha abajo el telón del escenario.


(2) Los vértices del triángulo son una mujer y dos hombres.

La mujer está felizmente casada con uno de los hombres. El otro es un prepotente investido de autoridad (es el Corregidor, el representante del Rey en la provincia)

¿Cuándo se conocieron?: cuando el hombre  acudía a casa del matrimonio para compartir allí, con otros personajes singulares del lugar, las tardes de asueto.

Comportamiento de los hombres: De momento y aprovechándose de su autoridad, el corregidor pretendió poseer a la mujer por una noche para lo cual necesitaba quitar del medio al marido durante ese tiempo.

Por otra parte, el marido siempre confió plenamente en su mujer (que no lo defraudó), lo cual no le impidió tomar todas las medidas defensivas que pudo procurarse en aquel juego macabro.

Comportamiento de la mujer: Le perdió el respeto al hombre a quien ninguneó a pesar de su autoridad, llegando a reírse de él en su cara. La derrota final del hombre fue urdida por el matrimonio con la ayuda incondicional de la mujer del Corregidor.


(3) Peribáñez y el Comendador de Ocaña es una tragicomedia en verso de Lope de Vega que parece estar inspirada en (4) y que, a su vez, debió inspirar en alguna medida, a P. A. de Alarcón en (2).


Los componentes del triángulo son también dos hombres y una mujer. Ellos son, uno, preponte, y el otro, el marido, labrador recién casado con la mujer. Se conocieron con ocasión de la boda de la pareja. En la boda no faltó el testimonio de amor de los novios … ni el novillo que trajeron los mozos.


El novio:

Yo tengo harta alegría

en ver que me ha dado Dios

tan hermosa compañía.


La novia:

En mañana de San Juan

nunca más placer me hicieron

la verbena y arrayán

ni los relinchos me dieron             [relincho: Grito de fiesta o de alegría en algunos lugares].

el que tus voces me dan.


El Comendador de Ocaña (el segundo hombre) que pasaba por allí por casualidad, caballero en su bayo fogoso, viendo correr el toro, se metió en fiesta, picó espuelas y, tras una falsa maniobra, cayó siguiéndose tan grave cogida que la gente lo dio por muerto. Entre dos lo llevaron en una silla a la casa de la recién casada


NOTA

En toda la obra lo normal es que Peribáñez sea llamado como tal, aunque excepcionalmente su mujer, el cura y algún otro personaje, lo llamen también Pedro alguna vez. Eso me hace pensar que Peri pueda ser  el hipocorístico de Pedro de algún antepasado procedente de Baños (de la Encina, Jaén, por ejemplo o de Venta de Baños; este último me trae a la memoria al cómico Sazatornil que vendía baños a los congregados a una cacería, en una divertida película de Berlanga). Hoy, en español, Peribáñez es un apellido. Estas consideraciones me recuerdan a una mujer que siempre llamaba a su marido por el apellido.