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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Pgs. 1    2    3

En su Libro III se extiende en el tratamiento del crecimiento económico a largo plazo:


“Como la subsistencia es antes que el lujo, todo lo relativo a ella debe tener prioridad. Así pues, la mayor parte del capital de toda sociedad en crecimiento debe emplearse primero en la agricultura, luego en la industria manufacturera y por último, en el comercio. Este orden de secuencias conduce al crecimiento y, por consiguiente, a la opulencia “[ Abundancia, riqueza y sobra de bienes, según el diccionario].


Como se ve, Adam Smith vincula la riqueza al crecimiento a largo plazo que parece cosa razonable para su tiempo. Entonces había subdesarrollo, no había comenzado la Revolución Industrial y, sobre todo, había “planeta tierra” de sobra para todos.


¿Qué ha pasado desde entonces? Pues que gracias a ese crecimiento imparable que padecemos, hemos sobrepasado la “huella ecológica” aceptable sobre nuestro planeta en más de un 20%. Y lo peor es que seguimos empeñados en crecer aunque no nos gusten sus consecuencias. Como la culpa no es nuestra, sino de los poderosos … Lo que hay que preguntarse es ¿y quien ayuda a los malos de la película? La respuesta está en el Fuenteovejuna de Lope: ¡Todos a una!.


Veamos cual es la opinión de los sabios, porque me parece que apelar a los consabidos lirios del campo, tan franciscanos, salomónicos, ecológicos y evangélicos no nos llevará más allá que a convertirnos en una comuna universal de jipis.


- Dennis Gabor. Inventor de la holografía y Premio Nobel de física 1971. Miembro del Club de Roma, hace 50 años llegó a afirmar: “el crecimiento sin fin es inviable. El crecimiento exponencial sólo se da en los libros de matemáticas: en la vida real conduce al colapso”.


-Dennis Meadows es autor de estos dos libros: “Sobre los límites del crecimiento” y “LOS LÍMITES DEL CRECIMIENTO, 30 AÑOS DESPUÉS”. Con el equipo del acreditado sistemista Forrestier en el MIT modeliza su análisis en 300 ecuaciones. Citaré algunas de sus conclusiones:

Una sociedad sostenible es la que es capaz de persistir durante generaciones; que es suficientemente clarividente, flexible y sabia para no socavar sus sistemas de apoyo físicos ni sociales, es decir, para  que la combinación de población, capital y tecnología se configuren de manera que el nivel de vida material sea suficiente y seguro para todos y esté repartido equitativamente.


El segundo libro fue un aldabonazo científico, es decir, no demagógico, ideológico o sesgado, a toda la humanidad sobre algo que le concierne muy de cerca. Confirmó, científicamente, que al seguir creciendo, nos habíamos salido de límites.


El libro termina con unas consideraciones sabrosísimas de las que resalto sólo ésta:

Las personas no necesitan automóviles enormes; necesitan admiración y respeto. No necesitan un flujo constante de ropa nueva; necesitan sentir que otros las consideran atractivas.

El problema está, según yo lo veo, en convencer a las personas de que esto es verdad, de que deben sublevarse contra la tiranía de la propaganda que las arrastra con tanta facilidad a ponerse a favor de los poderosos.


El trabajo de D. Meadows se materializa en el programa informático que es conocido como World 3/2000. Seguramente hoy estará actualizado y disponible para cualquiera que lo necesite tal como ha ocurrido siempre.


Con sus 300 ecuaciones modeliza la situación a la que ha llegado la sociedad humana deteniéndose en 14 proyecciones realistas (algunos llaman escenarios) sin perderse en supuestos de los que no se tenga experiencia. Me fijaré ahora en tres de esas proyecciones:


- La humanidad sigue creciendo y consumiendo exponencialmente y cada vez más rápidamente. Se produce el colapso.

- La tecnología descubre energía en tal cantidad que lo resolverá todo … pero el colapso llegará un poco más tarde [no tengo más remedio que pensar en la fusión nuclear y en lo que dejé escrito en otro lugar: “Se me abren las carnes de pensar en una energía inacabable en manos de una sociedad inmadura como la nuestra"].

- A las ecuaciones se les aplica los inputs necesarios para que el output resultante sea de estabilidad: Se ha dado fin al crecimiento.


Doy el siguiente enlace porque aporta claridad y sencillez al WORL3. Y añade algo preocupante: En los años 90 los economistas neoliberales produjeron un modelo alternativo, el “DICE” que es pro-empresarial y preconiza seguir creciendo como siempre y aún más: el paradigma tecnocrático lo arreglará todo, dicen.


https://ecohabitar.org/los-limites-del-crecimiento-el-informe-meadows-resumido-para-estudiantes-y-profesores-de-secundaria/


- R. Peccei, Profesor de Física de Partículas y de Astrofísica a la vez que Rector de Investigación de la Universidad de California, LA : Lo que se necesita es que aparezca un economista que invente la nueva Economía que sustituya a la actual basada en el crecimiento por otra que se apoye en la sostenibilidad  [hay que sostener el desarrollo de la estabilidad y no el crecimiento] y que sea capaz de resolver los nuevos problemas que se nos plantean y que la economía clásica no resuelve. Y añade: algo así como lo que hicieron los físicos Einstein, Bohr o Planck cuando se dieron cuenta de que con Newton y Maxwell no se resolvían los problemas que habían surgido en la Física.


- Antonio Turiel. Doctor en Física teórica, Investigador en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Defensor del deccrecimiento económico como garantía para vivir en cierta armonía con las limitaciones de la Tierra y garantizar nuestro bienestar.

Nos tenemos que adaptar a una situación inevitable de descenso de la disponibilidad de energía y de materiales. Y esto requiere una actuación. Esto no se puede dejar que se arregle por sí sólo, se requiere una actuación política y un pensar cómo lo vamos a hacer.

Total, yo deduzco que Turiel está pensando en lo que antes decía R. Peccei:  Lo que se necesita es que aparezca un economista que invente la nueva Economía que sustituya a la actual basada en el crecimiento por otra que se apoye en la sostenibilidad


- Kenneth Galbraith (Doctor en Economía, político, diplomático, profesor universitario en Berkeley, Harvard y Princeton). En 1971 decía: Aunque yo reconocía que el sistema [se refería al sistema económico vigente] no podía y no debía sobrevivir, me encontraba tan bien en él que, en secreto, lamentaba un poco su destino.