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LA EXTRAÑA CIUDAD DE SODOMA

… Y prosiguió Yavé [a Abram]: “El clamor de Sodoma y Gomorra ha crecido mucho y su pecado se ha agravado en extremo” [copio esto del exégeta, para resaltar cómo Yavé conocía ya en qué consistía el pecado de Sodoma].

Cuando Jehová amenaza con destruirla, Abrahán le pide que, para que no paguen justos por pecadores, la perdone en caso de encontrar bastantes de los primeros. Jehová admite que la indultaría si hubiese cincuenta … cuarenta … veinte y aun diez. De esta cifra no baja Abrahán, lo que hace pensar que no tenía demasiada confianza en encontrarla. Por fin se llega a un acuerdo tácito; parece claro que sólo se libra de la inversión sexual la familia de Lot.

El hermeneuta: “En este admirable diálogo se pone de relieve la familiaridad con que trata Dios a Abrahán y la estima grande en que tiene Dios a los justos, por los cuales, aun escasos en número, está dispuesto a librar de la destrucción a muchos pecadores”.

Y Jehová se vuelve a su trono después de preparar la expedición de castigo que llevarán a efecto dos de sus ángeles.

Lo que sigue parece la secuencia de una película del Oeste. Los dos forasteros que llegan, el hospitalario Lot que los acoge en su casa, los hombres del pueblo arremolinándose en la puerta exigiendo que se los entregue. Pero las apariencias son engañosas y terminan aquí las similitudes. Porque lo que pretendían los habitantes de Sodoma que rodearon la casa “mozos y viejos, todos sin excepción” no era lincharlos por sospechosos. Lo que deseaban era conocerlos. “Sácanoslos para que los conozcamos”. Resulta que en la germanía bíblica el verbo “conocer” tiene un significado sexual que va bastante más allá de las simples relaciones sociales.

… Lot, que sabía perfectamente lo que se entendía en Sodoma por “conocer” … y llevado por un amplio sentido de la hospitalidad, les ofrece [a los arremolinados] dos hijas “que no han conocido varón” para que se refocilaran con ellas y perdonaran a sus huéspedes. Oferta que, naturalmente, rechazan indignados, casi escandalizados, los amotinados.

El hermeneuta: “Las palabras de Lot ponen ante todo de relieve el horror que le causa ver holladas de aquel modo las leyes de la hospitalidad. La propuesta que él hace al pueblo no debía horrorizarle menos. San Agustín ve en esto una grande perturbación de ánimo, que no le permite hacerse cargo de lo que dice”.

… Lot saldrá con su familia inmediata y el resto de los habitantes morirá entre las llamas que caerán del cielo.

… Es extraña la suerte de la ciudad de Gomorra; actúa en el delito como cómplice, responsable igual que Sodoma, ante la ira de Dios y como ella castigada con el fuego, pero no le queda después fama especial. … Que yo sepa, nadie ha sido acusado nunca de “gomorrita”.

[El hermeneuta, ni menciona la sodomía. Lot, aparte de su enajenación mental transitoria agustiniana, no era muy perspicaz que digamos. Todo el mundo sabe que los homosexuales tienen a las mujeres por enemigas (son su competencia, a menos que también ellas sean homosexuales), porque les gustan los hombres tanto como a ellos; y no digamos ya, tratándose de ángeles! Por lo demás, lo de las dos hijas “que no han conocido varón” en un pueblo como Sodoma, debería ser lo más natural.

Cuando leo esto no puedo por menos de recordar a mi entrañable y tardo-prolífico amigo Mario Gamarra cuyo apellido siempre me esfuerzo en pronunciar con mucho cuidado].


LA SANGRE DE ESAÚ

[Damos un salto estimado en 600 años, incluido otro viaje de ida y vuelta de los israelitas (Canán-Egipto-Jericó; la vuelta es conocida como Éxodo), y ya los tenemos delante de las murallas de esa ciudad enemiga, Jericó, con su jefe Josué, el sucesor de Moisés, al frente.

Por cierto, sigo sin explicarme por qué el éxodo tuvo que hacerse por un camino tan largo, tortuoso y problemático (cruce del Mar Rojo incluido) cuando los israelitas ya tenían experimentado el camino próximo a la costa mediterránea, durante tres periplos anteriores. ¿Acomodarse al metraje de la película? ¿Propiciar el lucimiento de Dios y de Moisés con tanto prodigio?].

La táctica a seguir para el asalto de Jericó es, por lo menos que se puede decir, algo poco usual. Durante siete días, siete sacerdotes llevando siete trompetas darán una vuelta alrededor de la ciudad tras el Arca de la Alianza. Detrás y delante irá el ejército en silencio.

… Los defensores de Jericó debían estar bastante desconcertados ante el espectáculo del arca, de los sacerdotes y de los “armados”. Lo más parecido a aquello son seguramente las procesiones de Semana Santa en Sevilla.

El séptimo día los siete sacerdotes con las siete trompetas dieron siete vueltas -el lector habrá colegido a estas alturas que el siete es el número favorito de los judíos- y al llegar a la séptima Josué dio una orden: “Gritad porque Jehová os entrega la ciudad”. Sonaron las trompetas, se elevó un clamor gigantesco de la multitud y las murallas se derrumbaron.

[Querido FDP: Ya te he dicho más de mil veces que a los números hay que darles sólo la importancia que tienen o la que se quiere que tengan. El sabio alcalde de Linares, D. Leonardo Valenzuela decía que los cuernos y los números los sabe el que los pone, así que no hay por qué buscarle los tres pies al gato, que ya sabes que hay gatos que andan de puntillas, en dos, para que el ratón no se mosquee con ruidos que no vienen a cuento.

Así que mejor dejamos a Josué en paz (¿o en guerra?) con sus pintorescos sietes. Aprovecho para contarte, mi querido FDP, perito en pecados capitales, el @miento que hemos mantenido al respecto mi amigo Mariano y yo.

Me @ba éste:

Hola Jesús. Se ve que esto del siete viene de muy antiguo. Mira lo que acabo de leer. En el famoso papiro de Rhind escrito allá por el 1650 a.C. aparece el siguiente problema: “Siete casas contienen siete gatos. Cada gato mata siete ratones. Cada ratón había comido siete espigas. Cada espiga habría producido siete medidas de trigo. ¿Cuál es el total?


O sea que los egipcios también le daban al siete y sus potencias.

Un abrazo.

Yo eché la cuenta: 7^5= 16.807

Y le contesté:

Muchos sietes, sí, y bien pintorescos. Pero no sé por qué hay que irse tan lejos a buscarlos, que otros lo hicieron antes.

Acabo de releer el Catecismo de la Doctrina Cristiana (P. Astete) y mira lo que encuentro:

- LOS ARTÍCULOS DE LA FE son catorce, los siete primeros pertenecen a la Divinidad, y los otros siete a la santa Humanidad de nuestro Señor Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

- P.: ¿Cuál de las oraciones es la mejor?

R.: El Pater Noster [o Padre Nuestro].

- P.: ¿Por qué?

R,: Porque la dijo Cristo por su boca a petición de los Apóstoles.

- P.: ¿Por qué más?

R,: Porque tiene siete peticiones fundadas en toda caridad.

- P.: ¿Cuáles son?

R,: Santificado sea el tu Nombre … Mas líbranos del mal.

- M.: Decid las Obras de Misericordia.

R,: Las Obras de Misericordia son catorce, las siete espirituales y las siete corporales.

Los Sacramentos de la Santa Madre Iglesia son siete.

LOS PECADOS CAPITALES SON SIETE

CONTRA ESTOS VICIOS HAY SIETE VIRTUDES

LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO SON SIETE

......................

Este @ debes pasarlo a otros siete @dores en el próximo periodo ebdomadario para que no te pase una desgracia muy seria.

Luego no digas que no te lo he advertido.

Un abrazo, Jesús.



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