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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Todo esto no es nuevo. ¿Recuerdan aquella película memorable en la que Billy Wilder dirigió a Kirk Douglas en el año 1951? Se titulaba “El gran carnaval”.


Lo verdaderamente nuevo es ahora que lo copiado por mi en los dos párrafos anteriores a mi añadido los haya escrito el mismo autor de un libro cuyas 1386 páginas (circa) son auténticos parques temáticos del crimen, de los cadáveres resultantes y de los restos de ellos esparcidos por cunetas y lugares diversos.


Una vez más se ve que una cosa es negociar con las musas y otra muy diferente y más lucrativa, consiste en dar alimento mediante el teatro a ese público hambriento de novedades raras que siempre está dispuesto a llenar el bolsillo de algún autor.


- A media tarde habían descargado sobre el patio de la cárcel 40 litros y un dia.


- Mi madre era una mujer muy desdichada. No tuvo suerte en la vida. No recuerdo haberla visto sonreír. Su expresión más agradable la conservo en una foto que le hicieron durante una embolia. La pobre sudaba tanto al trabajar que se quedaba sin líquidos en el cuerpo.


[Esto último permitirá al lector creerme si le digo que la séptima palabra leída por mí en modo rápido sonó como desduchada (PSICOPATOLOGÍA DE LA VIDA COTIDIANA)].

Autodiagnóstico de un actor: [El contraste de lo que era y lo que es, con el paso del tiempo]

- En mi cuerpo aun se presentía la víspera de la juventud. Mi revólver dejaba en el suelo un casquillo y seis colillas. Estaba en todos los ficheros e incluso me invitaban a las fiestas en comisaría para evitar que esa noche ocurriesen cosas en la ciudad.


- ¿Y ahora? ¿Cómo son ahora las cosas? Ahora ya no soy nadie. Y cada vez que se comete un crimen, la Policía sospecha que no fui yo. Supongo que es otra señal de mi decadencia. Y que ya es historia que en lo alto de mi escalada, era un tipo tan buscado, que el sastre me probaba los trajes con los brazos en alto.


[Cuando yo me jubilé sacaba a mi nieto Juan de paseo en su carromato; no sabía andar y a duras penas se mantenía en pie. Bajábamos en el ascensor los tres, incluido el carromato, hasta que el ascensor se paraba en un rellano que distaba del suelo de la calle unos ocho peldaños. Cuando Juan me oía decirle “¿te parece que hagamos una redada?” Juan se ponía de cara a la pared abierto de piernas, los brazos en alto y las manos sobre la pared. Así permanecía como una estatua mientras yo bajaba a pulso el carromato escalones abajo y subía a buscarlo para bajarlo a él abrazado por la cintura. Ya acomodado en su vehículo de cara a la calle, entonábamos un “¡A la bi, a la ba, a la bin, bon, ban; ¡ Juan, Juan, Juuaan!] Y nos reíamos mucho. Hoy Juan es un Ingeniero de Minas que trabaja para un empresa australiana.]


- Y me sentí feliz en cubierta. Aunque con el tiempo comprendí que de haber estallado allí mismo la guerra, los torpedos de la Legazpi, sólo podrían haber hundido una mercería…


- Hay también una cirugía de la información que le cambia el semblante a la realidad. Y no es improbable que un día alguien te dispare en el vientre. Y que tu madre no le de la menor importancia porque leído en el periódico, es como si te hubiesen disparado en el estómago el sorteo de la Once.

Al camarero en un restaurante:

- "Verá usted: puedo comer cualquier cosa que sea más blanda que el plato. No me ando con miramientos con un huevo frito a no ser que cacaree al pincharlo.

- Hace unos días vi en 'El Crisol' un par de centollos de verdad, centollos de compañía, compactos centollos de la ría que aun recién cocidos, podrías darles unas monedas y mandarlos al quiosco a comprar la prensa.”


- Con el matrimonio ya conseguimos que la mitad de los padres sean mujeres. Pero yo iría más allá y le propondría a Bono que ensayase en su territorio (Castilla-la Mancha) una fórmula para que la mitad de los hombres sean también mujeres.


NOTA aclaratoria:

Evidentemente, la primera parte del párrafo anterior es un sofisma. Padres es el plural del género no marcado de padre, con el fin de acoger, por igual, a padres y madres, en singular. Es decir, en un conjunto de matrimonios (no de padres), la mitad de los formantes son mujeres (y no padres). La otra mitad de los formantes son hombres. Tampoco son padres.

Con una argumentación semejante a la anterior se viene abajo la pretensión de nuestro autor de que la “mitad de los hombres sean también mujeres”.


Y como uno de los principios comunes a todas las lenguas románicas es el de economía del lenguaje, existe un género no marcado por el que el masculino incluye al femenino", indicó el director de la Real Academia.


-Ernie era uno de esos tipos que mirando a una corista sabe si está en ayunas, si espera carta y si podría emocionarse leyendo algo que no fuese un billete de curso legal.


- Cuando nacieron las televisiones privadas, los más optimistas auguraban la elevación del techo cultural de los españoles. Esperábamos los prodigios de la libertad, ¡Dios santo!, soñábamos que nos sacarían de la cárcel, y ahora nos encontramos con la terrible sensación de que en realidad sólo nos cambiaron de celda. Está claro que la difusión de la televisión privada es una infame manera de estropear el aire. Y que es ahí donde el Estado tendría que tomar cartas en el asunto. La televisión es un medio de comunicación del mismo rango que la aviación. La Administración no dudaría en retirarle la licencia a una compañía aérea que volase con vagones de la Renfe.


-En algunas zonas de Lugo, el principal rasgo del nacionalismo no era el resquemor contra el centralismo, sino el bocio. De aquellos tipos no se sabía que eran gallegos por su pensamiento o por su actitud política, sino por su pescuezo.


- No me gusta el progreso. Ocurre todo demasiado rápido y ni siquiera tienes tiempo para darte cuenta de que no has visto lo que ocurre a tu alrededor. No huele a comida en las casas y la dieta del almuerzo es una cosa seca y brillante que no mancha y tiene el mismo sabor que si te comieses la tarjeta de crédito.


- La familia ha dejado de existir como núcleo social básico. Un señor se casa con una señora, se acuestan juntos unas cuantas noches y con el tiempo ella descubre que aquel tipo en realidad era alemán y utilizaba una calva postiza para hacerse el interesante. No se entienden. Fracasa la pareja. Surge la separación. De repente descubren que la institución más sólida ahora mismo es el divorcio.