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Voy a hacer otra cuña estructural a favor de nuestro autor. Tiene su libro nada menos que 464 notas a pie de página que representan un trabajo de historiador semejante, en peso, a la desarrollada por Cortés y sus hombres con los bergantines. Me fijaré en una de ellas; la de la página 150 donde define lo que es el síndrome de Estocolmo. Copio del DRAE su definición que es más sucinta:

Actitud de la persona secuestrada que termina por comprender las razones de sus captores.

Efectivamente, Moctezuma se sentía más seguro preso de Cortés que no en su propio palacio donde los mexicas que le rodeaban eran ya demasiado críticos con él a causa de su blandura con Cortés.


Nótese que esto lo dice Tamames en su libro publicado en 2019. Yo me siento muy orgulloso de leerlo porque cuando leí a Solís y Ribadeneira en 2006, escribí lo que sigue, tomado de mis LINDEZAS 20, ahora publicadas:



Curiosidades extraídas de la lectura de la HISTORIA DE LA CONQUISTA DE MÉXICO (Antonio Solís y Rivadeneyra):

Bernal Díaz del Castillo en su Verdadera historia de la Conquista de México empieza a tratar al Sr. Motezuma, al gran Motezuma, etc. como “el Motezuma”, justo a partir del momento en que se encuentran personalmente el Emperador azteca y Cortés.


El antecedente más notable y antiguo del síndrome de Estocolmo está en la afección que sintió Moctezuma por Cortés mientras éste lo retuvo como prisionero.


Sobre fray Bartolomé de Las Casas dice Tamames:

Don Hernán se instaló de 1543 a 1545 en Valladolid donde tuvo encuentros con Juan Ginés de Sepúlveda, defensor de la idea de que los indios eran seres humanos con alma propia, pero que necesitaban de la tutela de los españoles. Y también se vio en ese tiempo con Bartolomé de las Casas, que proclamaba la igualdad entre blancos e indígenas, pero no de los negros.

No sé si lo resaltado tiene algo que ver con que el fraile dominico Las Casas haya sido el fundador de la antiespañola Leyenda Negra tan amada de los Progres.

Lo que sí fue cierto es que Las Casas nunca sintió la menor simpatía por el conquistador [Cortés], al considerarlo astuto, traidor a Diego Velázquez, mal cristiano y condenable por sus crueles acciones militares.

La verdad que se desprende del libro de Tamames es que hay un triángulo con sus vértices en conflicto: Son éstos el Emperador Carlos V, Diego Velázquez y Cortés. Miremos cómo ve esto nuestro autor mientras nosotros nos atenemos al Índice cronológico que nos ofrece (otra aportación de mucha utilidad, con 21 páginas, si bien con algunos errores cruzados en las fechas de 1519 y 20, amén de contradicciones importantes entre texto e índice cronológico; éstas, seguramente debidas a contradicciones en las propias fuentes).


El mayor de los tres era D. Velázquez, nacido en 1465, antes de los Reyes Católicos.

20 años después nace Cortés.

Carlos V, nieto de los  Reyes Católicos era 15 años más joven que Cortés.


1504: Cortés marcha a Santo Domingo desde Sanlúcar de Barrameda. Al año siguiente, a las órdenes de Ovando, gobernador de las Indias, pacifica La Española, y allí permanece como encomendero hasta 1511.


Para Tamames, un encomendero es como un empresario emprendedor que arriesga su dinero en empresas de conquista, paga sus impuestos a la Corona (el quinto real) y, si tiene suerte, se enriquece sin que todo ello cueste nada a la Monarquía que, por otra parte, se ve expandida.


1511:  El Virrey de las Indias y gobernador de Santo Domingo, Diego Colón asigna a D. Velázquez la conquista de Cuba, contando con Cortés.


1514: Cortés, tras la conquista de Cuba, se queda allí como encomendero hasta 1518 mientras disputa y se reconcilia con D. Velázquez.


1516: Carlos de Gante es proclamado el rey de Castilla en Bruselas, como Carlos I.  


1518: D. Velázquez, gobernador de Cuba, designa a Cortés como capitán de una tercera expedición a México y no tarda en arrepentirse de ello, al comprobar los deseos de Cortés de dar a su expedición una importancia mucho mayor de la inicialmente planteada: Poblar en vez de simplemente reconocer y buscar oro e indios.


Es en este momento donde explota la pugna ya imparable entre los dos conquistadores. No olvidar que las dos encomiendas que Cortés había disfrutado, le habían hecho rico y, aunque en esto D. Velázquez no le iba a la zaga, había otro par de cuestiones.


Primero la edad: D. Velázquez estaba a 6 años de su muerte frente a los 33 (los mismos a los que murió Alejandro Magno) llenos de pujanza y ambición, de Cortés. En segundo lugar, ni D. Velázquez ni los suyos (en especial Pánfilo de Narváez o Cristóbal de Olíd) fueron capaces de calibrar las cualidades superiores de Cortés.


Cuando D. Velázquez envió a Narváez con un poderoso ejército contra Cortés, ninguno de aquéllos dos intuyó la habilidad persuasoria, la clara inteligencia, el valor, y las dotes de estratega de Cortés, así que en pocas horas cambia Pánfilo de Narváez sus bravatas, por la prisión, al tiempo que su numeroso ejército en pleno se pasa al bando del exiguo de Cortés.


1520, mes de julio. Cortés fleta una nave rápida para llevar a España, personalmente, un presente destinado a Carlos I. Llega a La Coruña para ser exhibido allí y después en las cortes de Castilla, en Santiago, antes de que Carlos se embarcara para coronarse emperador de Alemania en Aquisgrán.


El presente consistía en: