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Título: HERNÁN CORTÉS, gigante de la historia.


Autor: Ramón Tamames. catedrático de Estructura Económica. Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.


Edita: Erasmus Ediciones, 2019 (414 páginas).



Estamos ante un extraordinario libro de historia que va más allá de la biografía del héroe. Además de lo que ya sabemos sobre éste por otras lecturas, Tamames descubre que Cortés es una fuente inagotable de novedades, por varios motivos. Con el paso del tiempo, la figura del personaje no ha dejado de suscitar el interés de otros que, a su vez, han ampliado el espectro de su inquieta y fructífera actividad.


Por otra parte, los nuevos tiempos, con sus nuevas técnicas facilitan el conocimiento e interpretación de sucesos que antes aparecían ocultos o en nebulosa. Pondré un ejemplo muy tonto. En el año 1974 pasé el verano en México y, con ese motivo, visité el Museo de la Ciudad de México en el que me enteré que el torna atrás, con aspecto de negro, es hijo de española y albino.


Ahora, en la página 319 nos dice Tamames que el torna atrás es, según el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán, hijo de una india y un no te entiendo.


Ya había leído yo antes de ahora, otras dos biografías cortesianas, que diría el propio Tamames (neologismo extraído del nombre del Código Tro-Cortesiano descubierto en Extremadura y conservado en el Museo de América de Madrid): La de Salvador de Madariaga (Hernán Cortés, 1984) y  la de Antonio Solís y Rivadeneyra HISTORIA DE LA CONQUISTA DE MÉXICO, población y progresos de la América septentrional, conocida con el nombre de Nueva España (1684). Solís fue Cronista Mayor de las Indias al final del reinado de Felipe IV (conservo el libro forrado en pergamino).


Por cierto, me extraña que Tamames no hable nada de éste Solís, que era de pluma elegante (La envidia viene a ser la ira de los pusilánimes, dice). No lo cita en la Bibliografía, aunque sí en el Índice Onomástico, por dos veces, una con verdad y, otra, con error: En la página 26 habla de un Solís que no es Antonio, sino Juan, el del Cono Sur.


Otra errata numerosa que he apreciado es la que en la página 213, al pie, nos dice que la invasión árabe en España se produjo en 1711, en vez de 711.


Ambos autores, Madariaga (tan admirado, y por Tamames tan citado en esta su obra) y Solís hicieron lo que Tamames: apoyarse en los escritos de los autores originales de la epopeya de Cortés:

Una gran aventura que fue relatada casi paso a paso, por los Francisco López de Gómara, Bernal Díaz del Castillo, Gonzalo Fernández de Oviedo y otros, sin olvidar las Relaciones del propio Cortés al Emperador Carlos V, propias de un escritor formidable sobre el periodo más extraordinario de su vida (1519-1526).

Francisco López de Gómara no viajó al Nuevo Mundo pero coincidió con Cortés como su capellán en las visitas que el conquistador hizo a España. Éste fue quien le encargó la redacción de la Historia oficial de la conquista de México.

Esta Historia no le pareció verdadera a Bernal Díaz del Castillo porque opinaba que Cortés era tratado en ella a lo superman (Tamames dixit), y escribió su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Bernal había sido uno de los soldados participantes en la mayoría de las acciones de Cortés.