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Ésta, generosa, estuvo manteniendo al Malibrán a pesar de su ruina pero, al final tuvo que desistir apartándose de él. Ella siguió su vida de triunfo en triunfo un tanto de la mano de Rossini que sentía predilección por ella. Se enamoró de un violinista belga y se casó con él después de conseguir una dificultosa anulación de su anterior matrimonio: La Fayette fue el muñidor del éxito.


Como final de esta breve biografía copiaré lo que leo en la pág. 218:

El Director de la Scala de Milán preguntó a María Felicia con qué ópera quería estrenarse. <<Con Norma>>. El director se quedó de una pieza. Pero señora, Norma aquí quiere decir la Pasta. El público no comprendería que otra … >> María Felicia le miraba con sus grandes ojos negros muy tranquilos. <<No importa. Viva o muerta, Norma será>>.


La noche del estreno, la gran prima donna de aquel tiempo llegó puntual y ocupó el sillón central del primer piso de palcos ante una ovación del auditorio. Salió a escena la Malibrán y hubo sus más y sus menos, sus ¡bravos! y sus protestas, y todo terminó en <<tablas>>.


Al día siguiente (no vino la Pasta), cuando la Malibrán cantó su primer aria, el aplauso fue estentóreo y prologado; al final, inaudito; y en cuanto se hubo instalado en su carroza, la multitud desenganchó los caballos y tuvo a honor y gozo sustituirlos.

Nada que ver con los capitalistas que sacan en hombros al triunfador de una tarde de toros. Éstos son así llamados porque llevan sobre sus hombros todo un capital, pero cobran por llevarlo.


PAULINA GARCÍA VIARDOT

Era la hermana pequeña de la Malibrán que erguía un cuello primoroso, objeto de admiración del poeta Alfred de Musset y del mismísimo Salvador de Madariaga.


Me llama la atención este detalle porque me recuerda la debilidad que el abuelo de Coti sentía por el cuello de su nieta. Coti es hoy una mujer española que conozco desde que era una niña.



Las dos hermanas se diferenciaban en varias cosas: la mayor era mas guapa, tenía una belleza estática; la belleza de la pequeña era dinámica. Ésta dominaba el piano (le gustaba más que el canto) y, como pianista recibió elogios de Liszt, Saint Saëns y de Chopín vivió muchos años más que la mayor; la pequeña había salido a la madre y la mayor al padre. Las dos eran íntegras. Paulina siempre fue solicitada por hombres de valía. George Sand y Turgueñef fueron quienes más influyeron en la vida de Paulina.


Paulina se estrenó en París con la Desdémona de Otelo

Su éxito fue rotundo ante un auditorio de reyes del intelecto francés, entre ellos Musset y Teophile Gautier.

El estreno tuvo lugar en el teatro Italiano de París cuyo director, el Hispanista Viardot era amigo de la familia García. Terminaría casándose con Paulina. De París a Roma. El pintor Ingres, amigo de Viardot regentaba entonces la Villa Medici y pidió a paulina que cantara algo en alemán (no le gustaba la música italiana), una aria de Wever. La acompañó Charles Gounod, el futuro autor de Fausto.


Sobre el secreto de la victoria de las dos españolas que entonces conquistaron Europa, copio de la pág. 248:

Los que atribuían a su carácter español el éxito tan clamoroso que lograron ambas hermanas tampoco erraban, y si se leen con atención las opiniones de las primeras figuras del arte musical que las admiraron –Liszt, Rossini, Chopin, Berlioz, Saint-Saëns, César Frank, Gounod, Gabriel Foré- se echará de ver que todos ellos lo atribuían a la sinceridad y al fuego, es decir, a la entrega del alma al arte en la hora, al minuto mismo en que se vive, en combinación con una inteligencia superior.