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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Pgs. 1    2

En adelante haré entresacas y componendas de la obra para comentar, desordenadamente, lo que me parezca.

Tú, don Lope, si acaso

te deja divertir por el Parnaso

el holandés pirata,

gato de nuestra plata,

que infesta las marinas

por donde con la armada peregrinas,

suspende un rato aquel valiente acero,

con que al asalto llegas el primero,

y escucha mi famosa Gatomaquía

El padre Lope incita al hijo Lope a leer su Gatomaquía si le deja lugar el pirata holandés, ese gato (ladrón) que nos roba la plata extraída en América. Me sorprende ver en ese papel a holandeses cuando lo habitual era la piratería inglesa. No fue el holandés quien le quitó el lugar para leer, sino su muerte en naufragio como ya vimos.

… cuando Marramaquiz, gato romano,

aviso tuvo cierto de Maulero,

un gato de la Mancha, su escudero,

que al sol salía Zapaquilda hermosa,

y que con una dulce cantilena

enamoraba el viento…

El gato romano procede de los tiempos del imperio del mismo nombre y, después de muchos cruces, la Federación Internacional Felina lo ha reconocido recientemente como raza oficial, bajo el nombre de “gato común europeo”.


Lope escribe aquí de lo que más sabe: de mujeres y de amores. Amigo de Cervantes, no olvida darle al protagonista un paje o escudero de la Mancha.

…introducción de sastres y roperos,

doctos maestros de sacar dineros …

Lope, amigo de Quevedo, también la tiene tomada con los sastres por lo careros que son. Quevedo los mandaba a todos al infierno en sus sueños, por ladrones.

http://www.caprichos-ingenieros.com/quevedo3.html

Marramaquiz, atento

a las nuevas del paje,

alababa su gracia y hermosura [la de Zapaquilda],

pidió caballo, y luego fue traída

una mona vestida

al uso de su tierra,

cautiva en una guerra

que tuvieron las monas y los gatos;

púsose borceguíes y zapatos;

una cuchara de plata por espada;

la capa colorada, a la francesa,

por gorra de Milán, media toronja.

Era el gatazo de gentil persona

y no menos galán que enamorado;

bigote blanco y rostro despejado,

ojos alegres, niñas mesuradas,

y a caballo en la mona parecía

el paladín Orlando, que venía

a visitar a Angélica la bella.

La recatada ninfa, la doncella,

en viendo al gato se mirló de forma

que en una grave dama se transforma,

y con temor de alguna carambola,

tapó las indecencias con la cola,

y bajando los ojos hasta el suelo,

su mirlo propio le sirvió de velo;

que ha de ser la doncella virtuosa

más recatada mientras más hermosa.