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Título: LA GATOMAQUIA (de Lope de Vega esencial, edición de Felipe Pedraza)

Autor: Lope Félix de Vega y Carpio.

Editorial Taurus, 1990. 88 páginas


LA GATOMAQUIA

Micifuz y Zapirón

se comieron un capón

en un asador metido.


Después de haberse lamido

trataron en conferencia

si obrarían con prudencia

en comerse el asador.


¿Lo comieron? No señor;

era caso de conciencia.


Samaniego

Los gatos de Samaniego no son, naturalmente, de Lope de Vega. Los traigo a colación como aperitivo de una de gatos. Los de la GATOMAQUIA tampoco serían de este último si le hiciéramos caso, pues nos asegura en el encabezamiento de las siete silvas que la componen, que su autor es el licenciado Tomé de Burguillos que se las dedica a don Lope Félix del Carpio, soldado en la Armada de su Majestad e hijo de Lope de Vega y de Micaela de Liján, que murió en un naufragio en Venezuela justo cuando se publicó el poema.


Lo del licenciado es un invento de Lope de Vega que nos lo muestra tan a lo vivo, que cuesta creer que no fuera real. Nos dice que el tal Tomé de Burguillos era de Navalagamella, pueblo de la provincia de Madrid (que todavía existe hoy entre Robledo de Chavela y Valdemorillo).


Y para que no nos quepa duda inventa a una tal Dª Teresa que, con un soneto dedicado al “autor” Burguillos, inaugura la serie de silvas gatomáquicas. El soneto no es más que uno laudatorio con que el propio Lope se inciensa a sí mismo:

Con dulce voz y pluma diligente

y no vestida de confusos caos,

cantáis, Tomé, las bodas, los saraos

de Zapaquilda y Micifuf valientes.

Bien merecéis un gato de doblones,

aunque ni Lope celebréis ni el Taso,

Ricardos o Gofredos de Bullones


Pues que por vos, segundo Gatilaso,

quedarán para siempre de ratones

libres las bibliotecas del Parnaso

Lope no escribe de forma caótica como otros (Góngora, tal vez?), pero sí con pluma ágil.

Y sintetiza el argumento: las peripecias amatorias de una gata y un gato protagonistas. No detalla las peripecias metafóricas en la trastienda de la Gatomaquia, el poema más largo dentro de Las Rimas Humanas, todas ellas debidas a “la pluma de Tomé de Burguillos”.


El gato de doblones es: Bolsa para guardar dinero y, por extensión, dinero guardado en ella.

Como ya se le ve la pluma, y no vaya a ser que se le vea también el plumero, da a entender, “modestamente”, que Lope no se celebra a sí mismo.


Los Ricardos o Gofredos son respectivamente los líderes de la tercera y de la primera Cruzada: Ricardo Corazón de León y Godofredo de Bouillón.


Por fin, Lope se equipara a Garcilaso, pero con máscara gatuna.


Acabamos de ver algo del “invento Burguillos”, pero hay más invenciones colaterales. Las “Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos” contienen un grabado que representa a su “autor” con ese su nombre al pie.


Y, ¿Cómo es el retrato?

Según el historiador del arte español Enrique Lafuente Ferrari se trata de un grabado en cobre, anónimo, a partir de un retrato (tal vez perdido, pero del propio Lope) pintado por  Ribalta. Lo asombroso del grabado es el enorme parecido que tiene ese Burguillos con el Lope de Vega auténtico tan prodigado en múltiples y muy semejantes retratos.     


Hay dos cosas, sin embargo, que diferencian sustancialmente a ambos Lopes (el real y el burguillense). Y yo añadiría que no son debidas al azar, sino a la meticulosa intervención de Lope de Vega, siempre tan metido en teatro: el personaje real es dolicocéfalo y el burguillense es braquicéfalo. Además, el Tomé del grabado está coronado con laurel, cosa nunca usada por el Lope real. La corona es un instrumento un tanto cómico que Lope utiliza para resaltar la braqicefalia mientras muestra una imitación burlesca.


El parecido de los dos personajes retratados, el real y el inventado, estriba en algo fundamental: la mirada. Cualquiera que conozca mínimamente la obra literaria y la biografía del Fénix de los Ingenios, seguramente estará de acuerdo conmigo en que la mirada que brota de sus retratos de mayor, tan sosa, apagada, triste, como resignada, inexpresiva, etc. etc. no es la que de él, tan activo, tan vital, se espera encontrar.


Sin intentar comparar personajes sino miradas, véase la penetrante de Picasso. Cervantes llamó a Lope Fénix de los ingenios​ y Monstruo de la Naturaleza. Y sus contemporáneos, cuando querían alabar algo de alguien, decían: eso es de Lope. Pues bien, lo que yo quiero decir es que su mirada, no es de Lope


Sólo hay que recordar que Lope de Vega tuvo 15 hijos de 8 mujeres; que escribió 3.000 sonetos y 1.800 comedias; que probó cárcel, destierro y sacerdocio y que estuvo alistado en la Armada Invencible …


Más inventos colaterales.


Lope de Vega recomienda al duque de Sessa la obra de Burguillos "que no es persona supuesta, como muchos presumen, pues tantos aquí le conocieron y trataron, aunque él se recataba de que le viesen, más por el deslucimiento de su vestido que por los defectos de su persona. Y asimismo en Salamanca, donde yo le conocí y tuve por condiscípulo, siéndolo ambos del Dr. Picardo el año que llevó la cátedra el doctor Vera”.


Entre los muchos que presumen el invento está Quevedo.

Y añade, para el duque de Sessa: “Siempre conocí en el Licenciado Tomé de Burguillos un afectuoso deseo de dedicar a vuestra excelencia alguno de sus escritos, y, por no defraudar su ánimo, ofreciéndose ocasión de dar estas Rimas a luz, se las presento a vuestra excelencia en su nombre”.

Lope comunica al lector y a Sessa que Burguillos "se fue a Italia", pero que antes “le rogué y importuné que me dejase alguna cosa de las muchas que había escrito en este género de poesía faceciosa (que encierra en sí chiste o donaire), y sólo pude persuadirle a que me diese la Gatomaquia, poema verdaderamente de aquel estilo singular y notable, como vuestra merced lo podrá experimentar leyéndole”.


Ya ha consumado Lope la construcción de su heterónimo. Y ¿Para qué?


Pues yo creo que simplemente para mostrar su capacidad de ingenio. De ingenio formal, que no conceptual. Es el segundo heterónimo que tropiezo. El primero fue la mezcla del Juan de Mairena y su maestro Abel Martín, de Antonio Machado. Éste sí necesitaba heterónimos para expresar su doctrina poética (Manuel Alvar) como cosa separada de su poesía.


La diferencia entre Lope y Machado es que éste anuncia a sus personajes como falsos (un profesor apócrifo), y aquel no cesa de machacar que su Tomé es verdadero. Esta diferencia no quita para que ambos personajes estén debidamente biografiados. Así por ejemplo Machado describe a Mairena como "poeta, filósofo, retórico e inventor de una Máquina de Cantar", y lo presenta como alumno de otro autor apócrifo, el maestro Abel Martín”. A Juan de Mairena lo hace morir en Tapia de Casariego en 1909.


En este pueblo asturiano encontró recientemente mi amigo Mariano una placa que, en una calle, recordaba tan luctuoso suceso. No me extrañaría nada que en Navalagamella hubiera otra en memoria de Tomé de Burguillos.


Volviendo a nuestros gatos, diré que son fabulosos. Unos amigos míos viven en un piso con abundante porcelana fina dispersa, y con un hermoso gato de angora de color gris que se dispersaba asimismo por todas  sus dependencias. Mis amigos lo empleaban para que, metiéndose entre las piezas, les quitara el polvo. El gato era tan bueno que nunca había roto un plato.


Cuando digo que los gatos son fabulosos me refiero a que son muy buenos para componer fábulas con ellos. Recordemos la de Samaniego. Pero es que la cosa viene de antiguo: Vean una de Esopo en el siguiente enlace (págs.. 13 y 14):

http://www.caprichos-ingenieros.com/ewExternalFiles/ESOPO.pdf

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