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Pgs. 1    2    3    

Los pesimistas nos advierten de que la palabra crecimiento-sostenible es un oxímoron que no tiene cabida en un planeta de recursos limitados.


Lo que sigue es una breve extracción del informe titulado INGENIERÍA Y LÍMITES AL CRECIMIENTO que redacté (10-2010) desde el Comité de Inventiva y Creatividad para el Grupo de Trabajo ad hoc que se había constituido en el Instituto de la Ingeniería de España:


Antiguamente, el hombre, en su afán de dominio y crecimiento no tenía límites para éste porque había naturaleza de sobra para todos los que éramos. En aquellas circunstancias, la teoría económica se articuló para asegurar a la especie humana un crecimiento económico sin fin. Basta leer cualquier manual de macroeconomía para ver que … las medidas de carácter económico tratan de influir sobre la marcha de la economía para conseguir un elevado ritmo de crecimiento sostenible en el medio-largo plazo.

     Antes no se sabía que lo era, pero hoy, ya estamos de vuelta de que lo de crecimiento sostenible es un puro oxímoron. Sin embargo, seguimos con las mismas teorías, prácticas, recetas, proclamas, exigencias, coartadas, apetencias y apariencias.


Para estos aguafiestas, la verdadera eficiencia habría que entenderla como un cambio en nuestras pautas de comportamiento por encima de unos avances tecnológicos que a pesar de las mejoras que suponen en eficiencia no dejan de estimular el consumo.


Efectivamente, eso es lo que preconizamos los aguafiestas [He usado esta palabra para hacer ver que  aunque en el fondo admitimos que tienen razón no estamos preparados para asimilar su mensaje, como se suele hacer con los aguafiestas]. No tanto otras cosas que el autor desgrana más adelante. Como entrar en todos los pormenores de ese desgranado resultaría excesivo, me limitaré a ofrecer esta referencia bibliográfica: Los límites del crecimiento 30 años después, de Dennis Meadows et al. Galaxia Gutenberg.


He de decir en primer lugar que me siento muy halagado de ser llamado aguafiestas; lo considero un piropo dulce al lado de los que reciben los del Club de Roma (me refiero a los auténticos, no a los descafeinados) que son llamados genocidas por preconizar métodos anticonceptivos para estabilizar la población.

Este piropo seguramente está en boca de quien los utiliza, pues me consta que está situado en el primer mundo, ése del que se predica que controla la natalidad automáticamente cuando su riqueza engendra hedonismo, como si el hedonismo produjera resultados milagrosos sin el uso de los métodos anticonceptivos.

En segundo lugar añadiré que me está costando mucho trabajo aguar la fiesta a los de Benin, Níger o Haití.


Ya nadie escucha a los profetas del catastrofismo (contaminación, cambio climático, superpoblación, agotamiento de recursos, decrecimiento) porque no nos interesa pensar sobre el destino final de este camino que ya estamos recorriendo gustosos.

En este contexto [aparece] la energía de fusión. Una fuente de energía segura y limpia y sin emisiones de CO2 capaz de satisfacer las necesidades energéticas de toda la Humanidad. Una energía cuyo combustible es el elemento más abundante sobre el planeta, el hidrógeno, mera agua que seguirá fluyendo por los ríos y mares hasta que el sol se extinga…

… [ella] nos abrirá las puertas al paraíso del crecimiento y del consumo ilimitados cuando éstas ya amenazaban con cerrase.


El comienzo del primer párrafo me parece una constatación rotunda de la realidad actual. Su final me recuerda lo que decía Galbraith en los borrascosos años 60-70 cuando él enseñaba economía en Berkeley: Aunque yo reconocía que el sistema (se refería al sistema económico vigente) no podía y no debía sobrevivir, me encontraba tan bien en él que, en secreto, lamentaba un poco su destino. Solo que Galbraith tenía más sentido común que el que se gasta ahora.

El resto es lo que podríamos llamar un wishful thinking con cierto fundamento.


¿cuál sería el efecto rebote que deberíamos esperar de una máquina de un rendimiento casi perfecto? Si el futuro nos depara toda la energía que deseemos cabría preguntarse si el uso indiscriminado de la misma tendría sus consecuencias o será el inicio de un mundo feliz y confiado. Se producirá más contaminación en calor como consecuencia de una mayor actividad humana, pero este calor podría ser radiado hacia el espacio si se convirtiese en un problema…


Aquí está el motivo por el que decía al principio que el autor del artículo había sido valiente en su planteamiento; y hasta en su título. No diré que está tirando piedras a su tejado, pero sí que hace de abogado del diablo, porque hay mucho rabo por desollar. Ya apunté antes algunas dificultades, pero hay más.

Supongo que habrá que olvidarse de la generación distribuida a favor de una enorme proliferación de líneas de transporte (cada vez más indeseables) y de distribución, o va a haber tokamaks de bolsillo para uso doméstico? [No creo, evidentemente estos reactores tan caros y complejos no van en la línea ni de la generación distribuida ni de la “democratización” del conocimiento].

El autor señala que la mayor contaminación calórica se resolverá radiando el calor al espacio exterior. Supongo que ello será posible al no existir efecto invernadero. Y, se realizará espontáneamente? Costará mucho evacuarlo? A qué ritmo?

     Todas éstas son cuestiones técnicas, y yo confío en la técnica. Confío menos en el uso que los seres humanos vayamos a hacer de la bomba de neutrones [controlada] que va a caer en nuestras manos dentro de nada. Seremos capaces de emplearla en cosas de sustancia para todos y no en tonterías para unos cuantos como solemos?


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