Estás en: ANTOLOGÍA de la POESÍA ALEMANA

QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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LA MUCHACHA FORASTERA



Todos los años, cuando las alondras

trinaban primores,

aparecía en aquel valle

de pobres pastores

la maravilla de una bella muchacha.


Ni nació en el valle

ni se supo de dónde era.

Nada más despedirse

se perdía su huella.


Su presencia embriagadora

era tan cercana

que esponjaba los corazones,

aunque un aire de elevada dignidad

evitaba cualquier confianza.


Siempre traía flores y frutos

madurados en otros campos,

bajo el brillo de otros soles,

de lugares paradisíacos.


Repartía sus dones entre todos:

A unos daba flores y a otros frutos;

lo mismo al joven que al viejo de bastón.

Cada cual se llevaba su regalo.


Todos eran bienvenidos pero,

cuando se acercó una pareja de enamorados,

escogió para ellos las flores más bellas.


LA MUCHACHA FORASTERA

(Schubert)


En un valle con pobres pastores

con cada joven año aparecía,

las alondras trinaban primores,

una muchacha, bella maravilla.


No había nacido en el valle,

no se sabía de dónde venía

y rápida se perdía su huella

en cuanto se despedía.


Su cercanía era embriagadora

y todo corazón se ensanchaba,

pero una dignidad y altura

alejaba la confianza.



Trajo con ella flores y frutos

madurados en otro campo,

en otro brillo del sol maduros

en un paisaje paradisíaco.


Repartió a cada cual un don,

a uno frutos, a otro flores,

al joven y al viejo con bastón,

cada uno se llevaba sus dones.


Todos eran bienvenidos

pero se acercó una pareja

de amor, diole lo más elegido,

de las flores, las más bellas.



SCHILLER

NOVALIS

VALS

Hacia abajo los senderos de la vida en giro,

no descanséis, en tanto sea posible os pido.

En el corazón que late, apretad bien las chicas,

ya sabéis cuan efímeros son juventud y risa.


Dejad lejos de nosotros discusiones y celos.

Nunca las horas con caprichos profanemos.

Al espíritu protector del amor confiado

cada uno, seguro, una novia ha encontrado.


VALS

No toméis los senderos de la vida

como pesada cuesta arriba:

Más bien como cuesta abajo

en la que se avanza girando.

Si el corazón se acelera,

apretaos bien a las chicas,

que ya sabéis cuan efímeras

son juventud y risa.


Fuera discusiones y celos.

No profanemos el tiempo con caprichos.

Seguro que cada uno ha encontrado su novia,

confiado en el espíritu protector del amor.


HEINE

LA LORELEI

(Listz)


No sé qué quiere decir esto,

que yo tan triste me encuentre;

un cuento de viejos tiempos,

no se me va de la mente.


El aire es frío y oscurece

y el Rin en calma fluye;

al brillo del poniente

la cumbre del monte fulge.


La más bella virgen sentada

en lo alto, es maravilloso,

su alhaja de oro irradia;

ella peina su pelo de oro.


Lo peina con dorado peine

mientras una canción canta:

ésta una melodía tiene

violenta y mágica.


Al barquero en su barquilla

conmueve con tremenda pena,

él los escollos no mira,

sólo hacia la altura aquella.


Creo que se tragan las olas

barquero y barca si hay;

y esto lo consigue sola

la canción de Lore-Lei.

LA LORELEI



No me explico por qué

estoy tan triste:

Un cuento de viejos tiempos

no se me va de la mente.


El aire es frío y oscurece;

el Rin fluye en calma.

La cumbre del monte reluce

con  el brillo del sol poniente.


La escena en lo alto es maravillosa:

La más bella virgen, sentada,

peina sus cabellos dorados

con su centelleante peine de oro.


Mientras se peina

entona una canción

de melodía, a la vez,

violenta y mágica


que al barquero en su barquilla

conmueve con tremenda pena.

Éste descuida mirar los escollos:

Su atención está en la cumbre.


Si no recuerdo mal, las olas

se tragan la barca y el barquero:

Es el efecto fatal

del canto de Lore-Lei



RILKE

LA PANTERA


Su mirada por el pasar por los barrotes

tan cansada, nada sostiene un segundo;

para ella es como si hubiera mil barrotes

y detrás de mil barrote ningún mundo.


La suave marcha de pasos suaves en vigor

que en el más pequeño círculo se vuelve,

es danza de fuerza de un centro alrededor

que a una gran voluntad letárgica vuelve.


Sólo a veces se alza el telón de la pupila

en silencio. Una imagen deja acceder,

por la tensa calma de los miembros se enfila

y en el corazón deja de ser.


LA PANTERA


Pasea su mirada cansada sobre los barrotes

que huyen, sin fijarla ni un segundo.

Para ella es como si hubiera mil barrotes

y detrás, nada.


La monótona marcha de suaves pero firmes pasos

se torna en un pequeño círculo de vuelta

en la danza de fuerza que regresa luego

al letargo de la rutina.


Sólo a veces se alza el telón de la pupila en silencio;

deja pasar una imagen y su cerebro la procesa;

parece como si la tensa calma de sus miembros

fuera a dar en acción.

Pero nada, su corazón la paraliza.


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