Estás en: FACTURA.

QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

INICIO

Pgs. 1    2    3    4    5    

Hablaba antes de la supuesta irregularidad de que Iberdrola, por ejemplo, se venda a si misma la energía que produce para vendérsela luego a terceros. Veamos: ¡Qué irregularidad ni qué niño muerto!


Ya he dicho antes que hay censadas 687 sociedades comercializadoras; cinco de ellas lo son, con todo género de bendiciones, así que, nada de irregularidad. Como estas cinco compañías (3G + 2) producen el 100 % de la energía eléctrica española (las 3G, el 90 % y las 2, el 10 %), resulta que las (687 – 5) otras comercializadoras no tienen acceso a los datos necesarios para ofrecer demanda de consumo futuro con fundamento fiable.


Esos datos se pueden obtener de los contadores que tienen instalados los productores de energía eléctrica en la sede de los usuarios. En mis facturas, según contrato, yo pago mensualmente un alquiler a IBERDROLA CLIENTES S.A.U.


Afortunadamente, las que sí saben hacer esa previsión son las (3G + 2), es decir, las que lo han hecho siempre. Dejémoslas que lo sigan haciendo y suprimamos las subastas y las comercializadoras, que no sirven más que para aparentar que en España somos muy demócratas y que tenemos libertades hasta en la sopa. El problema es que si se suprimen, ocuparán la calle al grito pancartiano del pareado “Somos el mercado / liberalizado”.


Con la subasta maniobrera, los ofertantes tratan, seguramente, de conseguir paliar el déficit de tarifa que les ha venido ahogando durante mucho tiempo.

Una conclusión rápida que puede sacarse es que: Los precios de costo del producto que se manejan están abultados: no están auditados para que sean los justos. O son justos pero tan altos que los consumidores corrientes no nos los podemos permitir. Somos los mismos que no entendemos cómo es posible que en 2008 una empresa generadora (excúsenme la simplificación) haya llegado a tener un déficit de tarifa (diferencia entre lo que le cuesta haber producido y lo que percibe por su producción), nada menos que de 6.287 MILLONES de euros, sin colapsarse.


El gobierno ha de conseguir que las auditorías sean buenas y los productores de electricidad colaboren rectamente. Se llega a decir que estos prefieren pagar la multa porque los beneficios de sus trapicheos dan para pagarla y para más. Esto no dice nada en favor de quienes nos gobiernan.


El “mercado mayorista organizado” de energía eléctrica que implanta la ley es, según ella, lo que se necesita para conseguir la igualación de oferta y demanda en cada instante de tiempo, que se planteaba al principio de la EXPOSICIÓN DE MOTIVOS.


¿De verdad cree el legislador que esto es así? ¿No sabe que antes de su ley la igualación de oferta y demanda ya se producía de forma automática en el sistema eléctrico? Lo sabe todo el que se afeita por las mañanas. Además, las empresas productoras de electricidad saben que deben tener disponibles máquinas generadoras en equivalencia a las potencias instaladas de sus clientes. Gestionar los coeficientes de simultaneidad de cargas es una de sus tareas para conseguir una razonable equivalencia. Saben que los Aves funcionan de día; los treneshotel, de noche; el metro, de día; el tráfico ferroviario de mercancías, de día y de noche; la producción de aluminio supone un proceso continuo de electrolisis que dura un mes, etc.      


En relación con lo de mi afeitado que contaba antes debo añadir que con ello no me imagino que en la central nuclear de Almaraz esté parado un alternador de más de 1Gw esperando a que yo quiera afeitarme para ponerse en marcha e igualar su oferta a mi demanda. Ello equivaldría a aceptar que los propietarios de Almaraz no manejan bien los coeficientes de simultaneidad de cargas. La consecuencia de ciertas malas interpretaciones conduce a afirmaciones engañosas como que en España hay exceso de oferta de energía eléctrica.


Las comercializadoras de la electricidad subastada en el mercado diario podrían pasar por una anécdota del paisaje sino fuera por lo nefastas que han resultado para el bolsillo de la gente. La mayoría se mueve en el pintoresquismo frívolo de garantizarte que los electrones que ellas hacen salir de tus enchufes, son verdes, o que son muy baratos porque salen de noche. El eslogan más simpático que he visto es uno que reza: “Contrátate con nosotros que tenemos la electricidad más barata que nadie porque te la damos directamente, sin intermediarios”. Sólo le faltaba añadir: “¡Para buenos intermediarios, nosotros!”


Lo de la tarifa nocturna también tiene mucha consistencia. Uno se cree que es que Argelia nos baja de noche el precio de su gas y nos lo sube en cuanto amanece. Yo les voy a contar mi experiencia. Tengo contratado con la distribuidora de Iberdrola una potencia de 3,3 Kw. Sé que si con la

lavadora conectada enciendo los cuatro fuegos de la cocina, me salta el automático. Solución: programar la lavadora para que funcione de noche; eso lo vengo haciendo desde que existen las lavadoras programables, sin necesidad de que me obligue subasta alguna.


José Luis de la Fuente O'Connor se pregunta:

<¿Ha funcionado la liberalización del mercado eléctrico en España?

La eficiencia ha aumentado, pero la reducción del coste ha sido un fracaso.

Si nos referimos a la minimización progresiva del coste de la energía eléctrica final para industrias y usuarios, evidentemente no se han cumplido objetivos>.


Estoy de acuerdo con la segunda parte de la respuesta. Sobre la primera añadiré algo. Efectivamente, la eficiencia ha aumentado, pero no debido a las subastas sino a la aplicación de las nuevas tecnologías de la información. Un par de ejemplos: Contadores inteligentes. Con la tarjeta de abono del Metro se puede conseguir que cuando se entra en él, la compañía eléctrica productora reciba instantáneamente en su cuenta corriente el importe debido que corresponde a esa entrada, por lo relativo a consumo por alumbrado, escaleras mecánicas y potencia de catenaria.


Pasaron 16 años desde la Ley 54/1997 manejando Reales Decretos para intentar conseguir reducir el déficit tarifario; no el déficit de los bolsillos de los consumidores, sino todo lo contrario. Así se llegó a la nueva Ley 24/2013 que consiguió para los productores pasar de un déficit de 3.541 millones de € a un superávit de 550 millones de €. Naturalmente a costa de la subida del costo de la factura de la luz.


En el preámbulo II de la nueva Ley 24/2013 se establece el denominado precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC), como el precio máximo de referencia al que podrán contratar los consumidores de menos de determinada potencia contratada que deseen utilizar esta modalidad frente a una negociación bilateral con una comercializadora.


El problema con esta “facilidad” para el consumidor modesto es que el día que hace su contrato determina el precio fijo que ha de pagar por el kWh consumido durante la duración del contrato. Y ese es el precio máximo que se alcanzó ese día en la subasta horaria del mercado diario. Aquí nadie se libra de las subastas del Kwh: ese su precio final máximo (el de quemar carbón) es abusivo, tal como se vio antes.