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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Pgs. 1    2    3     

Yo, personalmente, tengo la positiva experiencia de haber trabajado en una fábrica creada de nueva planta a la sombra del Plan Jaén, de carácter agro industrial. Y de haber contado con excelentes colaboradores salidos de Universidades Laborales con estupenda formación técnica y humana.


Pero, por causa de la puta historia y su memoria, hubo un tiempo en que los españoles hicieron realidad el ambicioso Plan REDIA de carreteras (Red Especial De Itinerarios Asfálticos), mientras que hoy nos dicen que ahora hay miles de españoles buscando muertos por las cunetas.


Por lo demás …

Por lo demás, de acuerdo.


Para desdramatizar, voy a contar lo de Pujol y el taxista. Copio de la página 107:

Yo conocí a Pujol a causa de una letra bancaria de Els Joglars que iba pasando impagada de un mes a otro. Había que renovarla constantemente, acudir al banco pidiendo una prórroga. No era desorbitada, cien mil pesetas de la época, pero era un escollo económico que no lográbamos superar. La teníamos con Banca Catalana; hasta que acudí a la central una vez más para renovarla y me comunicaron que no era posible hacerlo y que nos iban a embargar. Yo contesté que embargaran lo que quisieran porque no teníamos nada y me dijeron que eso sólo se podía arreglar desde <<arriba>>. ¿Arriba dónde es? Era el despacho de Jordi Pujol que era quien mandaba en Banca catalana.


Antes de ser político, Pujol era banquero y tenía muchos negocios, entre ellos, Banca Catalana. Conseguí que me recibiera en su despacho por aquello de que yo era un representante de la cultura: <<Estos artistas … Vosotros os animáis con vuestras fantasías, esas cosas, pero después, ¿Quién paga esto? ¿La banca?>> Pidió el dosier de Els Joglars a su secretaria y se puso a estudiarlo. Nosotros éramos un grupo de seis o siete personas insignificantes que íbamos con unas  mallas negras, nos pintábamos la cara de blanco y hacíamos mimo y nos llamábamos Els Joglars; es decir, que no hacíamos nada tan especial para merecer tanta atención. Por eso me quedé sorprendido de que hubiera en el banco un dosier sobre nosotros. Después de estudiarlo minuciosamente me contesta: <<Bueno, esto yo no lo puedo solucionar, pero te enviaré a –no recuerdo quien- de Caixa Catalunya, donde es más fácil que os den una alternativa; un banco tiene otras normas, abrir una cuenta allí y ya les llamaré para ver qué se puede hacer, y tal y cual>>. En ese momento cierra el dosier bruscamente y se le cae. La carpeta queda abierta y descubro que solo contiene un recorte de prensa de una actuación nuestra en un barrio de Barcelona, nada más. Y yo pensé: <<Este tío es un impostor. ¿Por qué me monta ese número con un dosier vacío?>>.

Cuando yo trabajaba en Córdoba tenía que venir con cierta frecuencia a Madrid, en tren. El regreso lo hacía en el coche-cama del expreso de la noche que llegaba a Córdoba alrededor de las seis de la madrugada. En la estación cogía un taxi que me llevaba a mi casa que no quedaba lejos. En una ocasión el taxista, como era habitual, accionó la palanca del taxímetro metiendo la mano por debajo de la amplia gorra que ocultaba el taxímetro. Arrancó y llegamos a mi portal. Pregunto cuánto le debo; alarga el brazo para meterlo por debajo de la gorra y poderse asomar al contador del taxímetro. A continuación me dice: Tanto. Me quedé sorprendido al oír el monto del tanto porque estaba acostumbrado a cantidades mucho más pequeñas para aquella misma distancia. Y le digo: Por favor, ¿puede usted retirar la gorra del taxímetro para que yo pueda ver directamente lo que marca? Remoloneó un poco, y lo hizo. Allí sólo apareció una pequeña percha de la que colgaba la gorra.


Como se ve, hay impostores de distintas especies y en la cuestión de los independentistas catalanas nuestro autor los pone al descubierto con toda la profusión que se merecen.


El gran problema.


Golpe a golpe (Serrat)

De golpe a golpe, y tiro por que me toca (en el parchís).


¿Alguien ha oído después del golpe del 23 F de 1981, recordar aquellas dos célebres palabras que pronunciara el rey Juan Carlos I?: “Tranquilo, Jordi, tranquilo”.


Digo dos, porque una está repetida, para mayor énfasis (iba a decir para mayor inri).


¿Qué tenía de especial ese tal Jordi que no tuviera a la sazón cualquier otro presidente autonómico? Pues ya lo hemos visto: que ese impostor estaba ya preparando su propio golpe, el que le falló en octubre de 2017.


Pero nadie se dio cuenta del detalle; ni entonces, ni hoy. Nadie: Del rey abajo, ninguno (Francisco de Rojas Zorrilla). Los independentistas han vendido su mercancía a todos los españoles como que eso de Cataluña es un problema político. Y la ha comprado todo el mundo, tan contento.


Pues no. No es un problema político. Es un problema legal. Copio de la página 116: