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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Como entonces sólo había leído dos capítulos, me dispuse a escribirlos con la intención de continuar atacando cada nuevo capítulo, como si fuera un pequeño libro. Con el primero no tuve problemas pero sí con el segundo. Había olvidado su contenido y en consecuencia improvisé malamente su escritura. Terminada ésta me doy cuenta de que el título del capítulo no tiene nada que ver con el nombre de la novela que supuestamente debía corresponderle.


Hecha esta aclaración voy a continuar, conservando lo escrito a sabiendas del pecado venial que ello supone. Añadiré sólo una cosa menuda.


Tratando Juaristi de lecturas infantiles, lo que más se prodiga es el comentario al famosísimo “diario infantil”ull Ó titulado Corazón (1886) del turinés Edmondo de Amicis, del que yo, de chaval, ya había oído hablar elogiosamente.

Por las páginas de Cuore desfilan herreros, albañiles, carboneros, leñeros, verduleras, deshollinadores, y hasta saltimbanquis, pero ningún tornero fresador.

A lo mejor es que todavía no había tomado carta de naturaleza la figura del obrero industrial. También puede ocurrir que Juaristi ignore que esa figura no existe: Coexisten los torneros y los fresadores dos especialistas tan diversos como los tornos o las fresadoras con que trabajan. En los primeros, las piezas que se producen están girando mientras se procesan, mientras que las piezas producidas por las otras, están fijas: son las fresas las giratorias.


¡Curioso! Leo en un suplemento de ABC una entrevista que hacen a TRICICLE y, cuando les preguntan si van los políticos a ver sus espectáculos, responden: “Tampoco sabemos si han venido muchos torneros fresadores, ¡eh!”


El Capítulo 3 se titula LA EDAD DEL PADRE.

Para evitar confusiones como la que conté antes, aclararé que ese título equivale a algo así como Miguel en tiempos de su padre.


Las palabras de Unamuno que encabezan este capítulo:

A mi padre no lo he conocido; murió teniendo yo seis años.

Efectivamente, Félix (su padre) murió con sólo 47 años. Antes de casarse con su sobrina carnal Salomé, había vivido en México: Miguel era el tercer hijo del matrimonio.


Juaristi se ocupa en detalle de Félix para irrumpir después en la vida de Miguel. Nuestro autor y biógrafo es un excelente historiador a la par que etnólogo. Yo dejaré a un lado la cuestión histórica que es muy rica y variada.

Unamuno pretende haber aprendido a hablar en el castellano de Bilbao, que define como una lengua pobre, con fuerte influencia eusquérica.


Esa influencia provenía de su trato con los demás chiquillos y, sobre todo, con las criadas que trabajaban en la casa. Sin embargo, su inquietud intelectual y el hecho de haberse convertido de mayor en un lector empedernido le valióull — para hacerse un buen conocedor del vascuence.


Es sabido que llegó a hablar en vasco y a escribirlo ya en su adolescencia, y con notable corrección para lo que entonces era habitual entre los pocos hablantes alfabetizados, clérigos por lo general.

De hecho, a los 24 años, se presentó a la oposición para la cátedra de euskera, que la Diputación Foral de Vizcaya había promovido en el Instituto de Bilbao. Entre sus contendientes estaban Sabino Arana, fundador del nacionalismo vasco y el sacerdote don Resurrección María de Azkue. Éste ganó la plaza con 10 puntos; Unamuno se quedó con 3 y Arana con cero puntos.


Hay que anotar que en 1927 Azkue es nombrado miembro de la Real Academia Española en representación de la lengua vasca. Y también, que Juaristi es un gran conocedor del euskera.


UN POSIBLE ERROR Y DOS DESCUBRIMIENTOS.


En la página 73 leemos:

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