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Es difícil de aclarar algo que de por sí es complicado. Aparte de los Estados CEI, el Estado Rusia está hecho de 85 sujetos federales entre regiones, repúblicas, territorios, distritos autónomos, ciudades federales y regiones autónomas. Nuestras 17 Comunidades y dos Ciudades con Autonomía se merecen aquí un recuerdo. Ya lo advirtió el general Degaulle: ¿Cómo se puede gobernar un país que tiene 246 variedades de quesos? Y sólo se refería a Francia que cabe más de 33 veces en la superficie de Rusia…

La transición que propició Gorbachov fue necesaria, atrevida, valiente, de urgencia pero con un resultado problemático: Si los estados que componían la CEI habían de ser verdaderamente Independientes, la resultante independencia no había de hacerse esperar. Tal fue el caso de Ucrania que ansiaba su independencia desde siglos atrás. El Parlamento ucraniano declara la independencia; el referéndum de diciembre de 1991 la aprueba con el 90% de los votos. Hacía dos años que había caído el muro de Berlín. Occidente (EEUU y la Comunidad Europea) lo celebró. Luego veremos lo que sucede 30 años después; pero volvamos a España.

Franco ya previó en 1947 la transición desde el franquismo, con la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado: Constituir España en Reino. Crear el Consejo del Reino. Proponer a las Cortes la persona llamada a sucederle a título de Rey. Someter el hecho a referéndum nacional.

Don Juan de Borbón, hijo del último Rey Alfonso XIII, se opuso. El 6 de julio de 1947 se celebró un referéndum sobre la ley que quedó aprobada con el voto afirmativo de 12.628.983 (89,86 % de los votantes); hubo 643.501 votos negativos.

En 1948 se entrevistan Franco y don Juan y acuerdan que el hijo de éste, Juan Carlos, de 10 años, complete su educación en España (entonces residía en Roma). En 1969 Franco designa a Juan Carlos de Borbón como sucesor en la Jefatura del Estado con el título de Príncipe de España.

Franco muere el 20 de noviembre de 1975 y el día 22 Juan Carlos I es proclamado en las Cortes Jefe del Estado y Rey de España. Su padre, don Juan abdica de todos sus derechos en 1977.

Sin entrar en demasiados detalles, por otra parte bien conocidos, se suceden los acontecimientos siguientes: En 1976 cesa el presidente del Gobierno que es sustituido por Adolfo Suarez. El 18 de noviembre de ese mismo año 1976 las Cortes aprueban la Ley para la Reforma Política con 425 votos a favor, 59 en contra y 13 abstenciones. Celebración de elecciones generales en 1977. Las nuevas Cortes salidas promulgan la Constitución Española de 1978 que, a continuación fue aprobada en referéndum por el pueblo español (91,81 % votos afirmativos y 8,19 % votos negativos).

Retornando a la Ucrania independiente de 2022, reconozco no entender la relación anterior habida entre Ucrania y Rusia. Por poner un ejemplo: El accidente en la central nuclear de Chernóbil (1986) siempre fue tenido como un accidente propio de Rusia; ahora nos enteramos de que Chernóbil está en Ucrania, que entonces era, todavía, parte de la URSS. Asimismo nos enteramos de que ahora, la Ucrania independiente tiene incluso su propio ejército.

Lo que no sorprende a nadie es constatar que la táctica de Putin en su guerra contra Ucrania es un calco de la que ha seguido en Siria con resultado de destrucciones masivas, muerte de civiles y dramática huida de ciudadanos aterrorizados.

Putin y su hagiógrafo tienen trajes variados para vestir el muñeco de su inocencia (“pío, pío, que yo no he sido”). El más extravagante consiste en proclamar que la invasión de Ucrania pretende liberarla de una nazificación masiva. Estoy seguro de que Putin lo sabe; no sé si también lo sabe el hagiógrafo, pero apostaría a que el público en general, lo desconoce: Zelensky, el presidente de Ucrania, es un judío de primera (de madre judía). Es de esos que no necesitan de la ayuda de amigos como Putin.

Antes de terminar, una observación que vale para las dos transiciones a la democracia que hemos visto. Se trata de resaltar que una democracia, por muy bien articulada que esté y, precisamente por su propia naturaleza, es una cosa muy frágil. En una democracia parlamentaria, quien gobierna lo hace siempre por mayoría absoluta: o directa, o por la que obtenga en el parlamento.


Como la Constitución española de 1978 dice que ha de gobernarse de acuerdo con ella y con las leyes, basta que el gobernante cambie éstas (puede hacerlo ya que dispone de mayoría absoluta) para producir virajes hacia la inconstitucionalidad de consecuencias incalculables. Apelar al contrapeso de la oposición cae en el vacío. Una prensa libre también puede ayudar, pero su papel resulta útil aunque limitado.


LOS HORRORES DE LA GUERRA: MUERTE Y DESTRUCCIÓN MASIVA