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TRANSICIONES


Hay palabras largas que sólo necesitan apoyarse en una única letra para significar mucho. Por ejemplo, hipérbaton, transición o adiabático. La primera y la última están ancladas en la b (con su vocal temática a), y la del medio, en su vocal i central. Esta del medio, de origen latino y las otra dos, de origen griego. Me explico:


Hipérbaton.

Del lat. hyperbăton, y este del gr. . Por encima de +  (ir).


Transición.

Trans, de un lado a otro + i, raíz derivada del supino del verbo eo, is ire, ibi, itum (ir) + -cion (acción y efecto).


Adiabático.

A (privación) + dia (a través de) + ba (tema de , ir): Que no hay comunicación con el exterior.


Voy a detenerme en el término transición que ahora se usa mucho; tiene hasta un ministerio desde el año 2018. El de “Transición ecológica y reto demográfico”. En 2010 asistí en el Instituto de España a un ciclo de conferencias dictadas por su presidente, el sociólogo especialista en población Salustiano del Campo. Invito al lector a entrar en mi MALTHUS: ANTES Y DESPUES

https://caprichos-ingenieros.com/malthus1.html


Sin embargo, ahora no voy a entrar en este tipo de transición, sino en otro más candente en este momento (a la vista, la guerra de Rusia invadiendo Ucrania): el de la transición política. Intentaré una comparación de la transición política que tuvimos en España a la muerte de Franco, con la que estamos descubriendo ahora que se ha dado en Rusia, a la muerte de su partido comunista.


Para evitar las dudas que siempre atenazan a R. Zapatero con lo que es una nación, es preciso situarse debidamente frente a tal cuestión. En España podemos hablar de la Hispania Citerior y la Ulterior, de la de los Reinos Cristianos y los de Taifas, de la que formó parte del Imperio Europeo de Carlos V, de la de los 100.000 hijos de san Luis y del duque de Angulema que apoyaron al absolutista Fernando VII … o de la España de Franco.


Con Rusia pasa algo parecido: nos podemos situar en la época de los tártaros, o en la del Imperio Zarista, o en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas). Me voy a fijar en esa Rusia transitada a la de Putin.


Pero antes convendrá tomar medidas de la cuestión para poder hacer comparaciones. En España, con 505.000 km2, la recta más grande que podemos trazar mide 1.100 km, entre Ayamonte y el cabo de Creus. Rusia tiene una superficie de 22.402.200 km2 en los que se aprecia una distancia en línea recta (es un decir, dada la curvatura de la superficie de nuestro planeta) de unos 10 000 kilómetros desde Vladivostok hasta su extremo occidental (un cuarto de meridiano terrestre).


Hasta aquí, geografía, pero pasemos a la historia, empezando por la española. Teníamos la dictadura de Franco que duró prácticamente, desde 1936 hasta que murió en 1975, es decir 39 años. Naturalmente no estaba oficializada como dictadura; todo el mundo huye de ese término, comunistas incluidos. La de Franco se llamó, tardíamente, democracia orgánica. Consistía en que se participaba, no a través de partidos, sino de las tres instituciones naturales: familia, municipio y sindicato. La representación se sustanciaba en las Cortes y el Consejo del Reino, algo parecido al Congreso de los Diputados y el Senado de una democracia de representación directa.


Lo de que esa democracia fuera orgánica no se lo inventó Franco; venía de atrás, del Krausismo que ya había influido en la Institución Libre de Enseñanza en tiempos de la segunda República.


Como no había partidos y, ni siquiera partido único, como en Rusia, la argamasa que daba cuerpo al tinglado era simplemente, Franco. En Rusia era distinto: había una organización complicadísima, pero había, sobre todo, una argamasa que daba consistencia a la maraña: el partido Comunista.


Miren hasta qué punto los comunistas se blanquean de su dictadura, que todos los países comunistas de la Europa del Este se hacían llamar “democracias populares socialistas” y añadían, si se les apretaba un poco, lo de “en tránsito hacia una sociedad  comunista”.


Veamos qué pasa cuando mueren aquellas dos argamasas. En España Franco sabía que había de morirse (¡Hay que ver cuánto cuesta morirse!, parece que dijo poco antes de morir). Y había preparado su transición. En Rusia no pasó lo mismo, porque los comunistas, como saben que son for ever, de puro buenos que son, no se esmeran en algo que no sea su expansión universal en tiempo y lugar.


Un ejemplo de esto último lo tenemos en España y Cuba. Moscú está mucho más cerca de Madrid que de La Habana y, sin embargo Kruschov llevó a Cuba sus misiles en 1962. Mucho antes, en octubre de 1937, al grito de “VIVA LA U.R.S.S.” escrito en el frontis de la puerta de Alcalá se adornaba todo su arco central con un enorme retrato de Stalin.


Eran los tiempos en los que gobernaban en España los socialistas del PSOE al frente de cuyo gobierno estaba Negrín. Aún faltaba algo para que terminara la guerra civil que, de haberla ganado los rojos, ya se ve cual hubiera sido el resultado: España convertida en un satélite de Rusia como lo fue Ucrania dentro de ella.


Ucrania estuvo incorporada a Rusia durante tres siglos hasta que se desligó en 1991 como consecuencia de la transición de la URSS a la Federación Rusa (o simplemente Rusia).


Esa transición tuvo varios pasos: En diciembre de 1991, Gorbachov renuncia a la presidencia de un país que ya no existía (La URSS) y  constituye la CEI (Comunidad de Estados Independientes) con once Estados fundadores (por citar a los más conocidos, Armenia, Bielorrusia, Moldavia, Rusia y Ucrania). En 2008 se retira Georgia y en 2014 lo hace Ucrania porque Rusia se apropió de la península ucraniana de Crimea.


Yo no sé lo que tenía Gorbachov en su cabeza cuando constituyó la CEI, pero está claro en qué se ha convertido la cosa: Rusia, el preponderante, se ocupa de vestir el muñeco de cada miembro de esa Comunidad con un gobierno que le sea afín, por no decir dependiente. Si no se mantiene esa dependencia, pasará lo que está pasando en Ucrania.