QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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TRADUCCIÓN LATINA DE UNO DE MIS SONETOS


YA NO TENGO


Sin sombra que me siga, silencioso,

las manos a la espalda y paso quedo,

combatiendo nostalgias con denuedo,

a mi tierra me vuelvo sin reposo.


Ya no tengo vasija para el poso

que los años de lidia en este ruedo

han dejado en mi frente, y ya no puedo

resistir sosegado a tanto acoso.


Ya no tengo el asiento de mis sueños.

Es el aire y la luz mi casa viva:

La araucaria y palmera son sus dueños


y del río y sus chopos es cautiva.

Ya no tengo otra cosa que diseños

de sonrisas que al fin, llovéis de arriba.



IAM MIHI NON EST


Sine umbra quae, silentem, me sequatur,

in tergo mánibus, lenique passu,

maerores cum vigore impugnans,

ad terram, sine quiete redeo meam.


Iam cadus nullus faeci mihi restat

quam pugnae anni in hac arena

in fronte mea reliquerunt, neque tantae

resístere pacatus hostili aggresioni valeo.


Haud iam somniorum meorum sedem retíneo.

Aër est, et lux, domus viva mea:

eorum dominae, araucaria et palma sunt


et flúminis  captiva est, populorumque suorum.

Nihil iam aliud nisi risuum adumbrationem,

heu, possideo, quae, tandem, ex alto plúitis.



El autor de la traducción es mi amigo Agustín Rodríguez Fernández que me dice:


Esto se puede tomar como una ocurrencia o pirueta. Yo, sin embargo, le doy una intencionalidad de pequeño homenaje personal a ti y a nuestra raíz cultural latina, que se nos está yendo de las manos sin que nadie interfiera ni se dé por aludido (qué pena!). A no ser el profesor Rodríguez Adrados.


Yo tuve la suerte de implicarme a fondo en este mundo greco-latino, que es el nuestro, de la mano de mis profesores jesuitas de la U.P de Comillas, verdadero emporio entonces de las Letras Griegas y Latinas.


Todavía puedo recitar de memoria páginas enteras de Virgilio, Horacio, Cicerón, Homero, en sus lenguas, no memorizadas expresamente, sino asimiladas por el cotidiano análisis y estudio de  los textos …


Sobre la traslatio:

1)     Creo no haber alterado más de lo mínimo el alcance y pulso poético del original.

2)     Como es sabido, en Latín no existe la tilde o acento gráfico. Aún así me he permitido acentuar algunos vocablos esdrújulos, para ayudar al posible lector.

3)     En el último verso, me he permitido también intercalar una palabra de mi cosecha: heu (¡ay!), interjección de dolor o lamento, que creo no rompe el tono del poema, y redondea un poco el ritmo pedido por el verso, en su versión latina.

4)     Comprendo que todo tu estudio [se refiere a mi análisis de la razón aúrea aplicada a la estructura del soneto] matemático-geométrico-expresivo del soneto, en la versión latina, queda pulverizado. Pero no afecta a la autenticidad de tu trabajo referido al soneto ut talis.

5)     He administrado este jarabe a algunos otros amigos poetas. Me lo han valorado con benevolencia y gratitud.

Valeas, Agustín Rodríguez.





Yo, naturalmente, le contesté que el jarabe estaba muy dulce y que me había gustado mucho.