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Hay gente que precisa estrellarse contra la realidad o el planeo de la cárcel para advertir lo erróneo de sus postulados. Algunos, como Durán i Lleida, muestran su capacidad impostora.

Por cierto, este personaje ya hace referencia al movimiento Tabarnia en su libro EL RIESGO DE LA VERDAD.

A Boadella también lo echaron, pero de otra forma: página 109.

En Els Joglars advertíamos el cambio que se estaba produciendo en la sociedad, producto de años de adoctrinamiento. Hasta 1996, en Cataluña llenábamos los teatros. Asistía gente de todo tipo, de toda ideología, de izquierda y de derecha. La gente con un cierto sentido de libertad se ríe de cosas con las que puede no estar de acuerdo, pero acepta este juego. Los ayuntamientos gobernados por Convergencia nos tenían vetados. Los medios empezaron a ningunearnos. TV3 jamás ha grabado una obra de Els Joglars, y el Teatro Nacional de Cataluña nunca nos invitó a participar.


(pág. 111) Entonces dije a mis colegas: <<Señores, esto se ha acabado. Aquí no actuamos más>>. Era un boicot total, los medios me habían bombardeado y señalado implícitamente como catalán traidor.

Hacia la página 120 el autor hace un receso para pasar revista a los personajes más llamativos de la etnia indepe, tales como los Tardases, los Rufianes, las Gabrielas, etc. De esta última subraya algo que a mí no se me había pasado por alto, y es su transformismo facial. Boadella lo trata muy bien dada su facilidad para ello adquirida en su empleo de dramaturgo.


Yo, por mi parte, vengo observando que en la jungla de los políticos, los que hacen más agosto son los de las estadísticas y los de la imagen. Estoy seguro que los asesores de imagen del PP conminaron un día a su presidente Pablo Casado a dejarse la barba porque sin ella resultaba imposible salir airoso en el mercado persa en el que se movía. Y así pasó, de repente, de ser el clásico niño recién salido de su primera comunión a ser un contundente barbudo.


Unos pocos brochazos (páginas 123 /125):

En realidad, se podría concluir que no ha habido verdaderos pensadores del independentismo. No entiendo por qué. Podría haberlos porque la historia nos muestra que hay pensadores para cualquier disparate.

Voy a aportar una excepción: de debajo del bigote del señor Tardá he oído salir esta afirmación: “Si conseguimos la República independiente de Cataluña, la República española estará muy próxima”.

Lo más brillante que se les ha ocurrido a los independistas catalanes es que Colón era catalán, y Da Vinci también porque la Mona Lisa dicen que es Isabel de Aragón. Y se quedan tan tranquilos.

Y yo añado a esa nómina a otros “catalanes” como Sta. Teresa o Cervantes y recuerdo, sobre todo, al historiador barcelonés que demuestra que el Cid no existió: El jesuita Masdeu que en 1805 publicaba el Tomo XX de su HISTORIA CRÍTICA DE ESPAÑA.

Deberíamos preguntarnos por qué esos personajes han tenido y tienen tantos seguidores. Algunos de ellos, auténticos fenómenos de masas, como la Rahola, a la que la gente reza por las noches. ¿Cómo consiguen personajes tan falsos convencer a tanta gente?

Pues muy sencillo; ya nos lo ha descubierto antes Boadella cuando dice en la página 109 “En Els Joglars advertíamos el cambio que se estaba produciendo en la sociedad, producto de años de adoctrinamiento”.


Esa tanta gente viene estando adoctrinada desde TV3. Esta emisora es más determinante a esos efectos, incluso, que la escuela. Miren lo que dice la página 180 a propósito del mundo rural de la provincia de Gerona:

Lo que hacen es ver cada día un mínimo de cinco horas de TV3 y escuchar otras cinco de RAC1, Catalunya Radio o cualquier otra emisora de aquí, de Gerona, que pertenece a la misma cuerda.

En la página 95 nuestro autor se despacha a gusto con el tema de TV3. Uno llega a entender por qué cuando se aplicó a la Generalidad el artículo 155 no se tocó el tema de su televisión que era crucial, pero demasiado complejo para resolverlo improvisando y para un rato.