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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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Pgs. 1    2     

<… la densa sombra que reina bajo el alero. Tan densa, que a veces en pleno día, en las tinieblas cavernosas que se extienden más allá del alero, apenas se distingue la entrada, las puertas, los tabiques o los pilares…>


En Occidente distinguimos entre la luz de un día de sol y la de otro nublado; en éste la luz no produce sombras; produce, más bien tristeza. Copio el primer cuarteto de mi soneto "Ya no tengo", para explicar lo que quiero decir

Sin sombra que me siga, silencioso,

las manos a la espalda y paso quedo,

combatiendo nostalgias con denuedo,

a mi tierra me vuelvo sin reposo.


No hago sombra porque está nublado; es un día triste. Vuelvo a casa de mis padres justo después que falleciera mi padre viudo …


La sombra es como la muerte: nos iguala a todos. Es igual de gris la sombra de un japonés amarillo que la de un negro de Níger o la de un bielorruso (ruso blanco).


Por cierto, mi padre era de esos que saben sacar utilidad de la sombra. Escribió un librito titulado “Niño, observa los números” en cuya portada aparecían dos que, con un palo, su sombra, la sombra de la torre de la iglesia y la regla de tres, calculaban la altura de la torre.


Voy a ir haciendo una recolección de notas que extraigo del texto para comentarlas sobre la marcha.

< Llegado a este punto, se da uno cuenta de que nuestra cocina armoniza con la sombra, de que entre ella y la oscuridad existen lazos indestructibles.>


Llegado yo a este punto no puedo por menos que recordar la experiencia que tuve como presidente de mi comunidad de vecinos hace más de 50 años. El bloque, de seis plantas y cuatro escaleras estaba recién estrenado; aún sigue dotado con cuatro vertederos de basura que permiten evacuarla desde cada piso por medio de tuberías de uralita de diámetro adecuado. Aquello me parecía algo novedoso pero pronto pude ver que en la casa de Lyon, Francia, donde vivía mi hermano también disfrutaban del mismo invento.


El problema consistía en que tal invención no era acorde con nuestras prácticas locales de tal manera que los vertidos se estrellaban al caer sobre el suelo del recinto vertedero. Cada día, el portero los recogía con una pala para llenar espuertas que Eduardo, el mugrero, transportaba a su camión.


Yo tuve que hacer varias cosas: conseguir que el Ayuntamiento nos dotara de los contenedores de basura necesarios para que, puestos en las desembocaduras de los tubos, recogieran directamente los vertidos que deberían venir en bolsas de plástico. Al mismo tiempo diseñé e hice construir cuatro amplias tolvas de acero inoxidable con cierre manual para que acumularan los vertidos antes de llenar los contenedores. Había que asegurar que durante la maniobra no hubiera vertidos inconvenientes. Además así se tenía en cuenta que durante toda la noche los contenedores estaban ausentes del vertedero: se habían dejado en la calle para ser vaciados por los camiones del Ayuntamiento.


Lo que más me costó no fue lo que relato: Fue convencer al portero de que lo primero que debía hacerse en los vertederos, era ponerles una luz. Según él, ¡eso no hacía ninguna falta allí! He de advertir que el portero no era japonés; era de Ávila.


Bien curioso: Los japoneses empiezan sus casas por el tejado. Espero que sus rascacielos antisísmicos estén diseñados de otra manera.


<… cuando iniciamos la construcción de nuestras residencias, antes que nada desplegamos dicho tejado como un quitasol que determina en el suelo un perímetro protegido del sol, luego, en esa penumbra, disponemos la casa.>


Para los japoneses las sombras son todas buenas, sobre todo si desembocan en la oscuridad. En Occidente, en cambio, las tenemos buenas y malas. Decimos, por ejemplo, “quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija” y, en Andalucía puede verse un tío que tiene mala sombra (que es un metepatas). Pero es que, además, otro puede ser un malasombra: un tipo detestable, aborrecible, vamos, que hay que huir de él.


<Cada vez que veo una obra maestra de interiorismo refinado, me maravilla comprobar hasta qué punto los japoneses han sabido dilucidar los misterios de la sombra y con cuánto ingenio han sabido utilizar los juegos de sombra y luz.>