SOLEDAD CAVERO

     

     Ya sé que no soy la persona más indicada para presentar a Soledad Cavero, pero es ella tan presentable y de tanto valor literario y humano, que, al menos, me va a complacer hacerlo, con lo cual yo saldré ganando y ella perdiendo.

     

Voy a ser breve para no disfrutar de su palabra más que el auditorio. Empezaré por lo personal y daré paso luego a la proyección de su personalidad sobre la obra que nos descubrirá esta tarde, a fin de no forzar una solución de continuidad en el tema de la conferencia.

     

Soledad Cavero nace en Madrid donde ha residido siempre. Es profesora de animación a la lectura infantil en todas sus vertientes: Poesía, prosa, literatura en general y teatro infantil.

     

Pero no es sólo, y nada menos, que una excalente profesora. Lo es, precisamente, porque ejerce la literatura. Y lo hace en tres campos distintos:

     

El de la literatura infantil precisamente, con obras tan deliciosas como La rebelión de los cuentos o Colón y el Pirata Barbarroja.

     

Destaca sobre todo como poeta, con 7 poemarios publicados entre 1980 y 2002, y de los que quisiera señalar algunos tales como A través del espejo, Mar verdadero, Sahrazad o Soñar es la palabra.

     

Su dedicación a la poesía se ha visto recompensada con numerosos galardones. Por citar sólo unos cuantos: Premio Pablo Neruda (California, 1980); Juegos florales de Manatí (Puerto Rico, 1991); Premio Zenobia (Madrid, también en 1991); Pluma de Bronce por la calidad de sus poemas (Asociación Prometeo de Poesía, Madrid), etc.

     

Su tercer campo de actividad es la narrativa en la que asimismo ha cosechado valiosos premios con títulos como Hucha de Plata, Háblame de amor y amistad o Querido Borges (California, 1996).

     

Afortunadamente para todos nosotros, Soledad Cavero es fuente bibliográfica inagotable: es citada en Universidades y Antologías, y tratada por los más eminentes escritores. Quiero recordar que en el campo de la investigación un científico no es reconocido como tal si no es citado por otros colegas. Y otro tanto ocurre en la Literatura. Por no abundar demasiado en esas referencias me limitaré a unas pocas:

     

       En esa fuente inagotable “Alaluz” Universidad Riverside (California, otoño 1982)

     Las aves más exactas. Manuel Alvar “Blanco y Negro” (ABC 1992).

     Antología Poética General. Carlos Murciano y María Maínez. Asociación Prometeo de Poesía,  1990.

     Poetisas Españolas, Tomo IV. Luzmaría Jiménez Faro. Editorial Torremozas (Madrid 2002).


     

Con esto termino la presentación puramente personal para pasar a lo que liga a Soledad Cavero con su conferencia de hoy.

     

Su interés por la poesía de corte oriental parte del inicio de su obra poética.   En busca de otras corrientes que pudieran enriquecer el contexto de su interioridad, fue dando con otras realidades de corte místico que clarificaron,  en parte,  las múltiples  preguntas surgidas en ella a través de las pruebas de la vida.

     

En esta búsqueda intentó conocer en el modo poético, el fondo que alimentó a hombres literariamente ilustres por sus formas y pensamientos. Enraizada en la religión católica, con la que no acababa de comulgar, indagó en otras religiones.

     

A veces el hombre necesita descubrir algo que resuene en su corazón. Una palabra, un gesto, un libro, en determinadas circunstancias, sobre todo difíciles, suele mover los hilos de un despertar: Está demostrado que el hombre necesita agarrarse a algo en los momentos más duros de la vida, aunque no lo manifieste.

     

En unos versos de su libro, titulado Mar Verdadero, lo expresa así: “Los que no tienen fe/ dónde se encuentran al quedarse desnudos/ sin ese amor tuyo que nos abriga en la estepa./ Qué sienten al asomarse a su cuerpo/ y ver que ya no retoña el tronco dormido./ Qué esperan con un pie en la entrada/ y otro pie en la salida/ sin perseguir con ahínco el afirmarse en tu seno…”

     

Detrás de esta búsqueda es como ha descubierto poetas importantísimos, que escribieron su obra con un conocimiento profundo y un desprendimiento total. Entre otros podríamos citar, aparte de nuestros místicos, a Amado Nervo  (Méjico, 1870-1919),  Khalil Gibran (Líbano, 1883-1931), Rabindranath Tagore  (India, 1881- 1941), Juan Ramón Jiménez (España, 1881- 1958)

     

Todos ellos tuvieron una búsqueda profunda, un querer saber más sobre ellos mismos, un despertar interior tras el amor o el dolor experimentado en carne viva, ya que sólo a través de estos dos sentimientos el hombre llega a conocerse y se introduce en otra realidad superior.

     

Podríamos enumerar otros nombres, ya que cuando rebuscamos en los textos antiguos descubrimos verdaderas maravillas. Algunos de estos hombres ni siquiera dejaron sus nombres para la posteridad. Pasaron como humildes ráfagas, dejándonos su sabiduría en aforismos, pensamientos y meditaciones, que  encontramos a veces por ahí y nos hacen recapacitar un instante: Suficiente es para abrir hoy en su memoria una luz en el universo. Rabindranath Tagores fue uno de estos hombres iluminados.

     

Y ya sin más por mi parte, Soledad, doy la bienvenida a tus palabras.



Mi presentación en la Tertulia ARCO POÉTICO

junio de 2008


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