QUIÉN hay detrás

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RAÍCES

Como no soy tan rico ni tan poderoso como los Fúcares que tenían su propio árbol genealógico (¡qué digo árbol, tenían todo un bosque genealógico!), voy a ver si me apaño con unas cuantas raíces genealógicas aéreas y transversales a lo manglar.


Primero viene mi sobrino nieto Diego de la Peña Toledo que es un famoso nadador en la Comunidad de Madrid y que evoca a otro Diego más famoso aún, Diego de Almagro. Luego va todo lo demás.


Diego de Almagro se apellidaba así no por su padre, de quien era hijo natural, sino por su pueblo que le dio el nombre manchego por apellido (1475) para que lo paseara por el Océano Pacífico, sin vuelta, pues había de morir en El Cuzco (1538).


Después están mis primos y sobrinos chilenos que nacidos allí son más españoles que la mayoría de los nacidos aquí ahora. El menor de mis primos vive siempre en Valparaíso.


Diego de Almagro se embarcó en Sevilla (1514) rumbo al Perú haciendo transbordo de barco en el Darién. Mi Tío Ángel, cuando venía a visitarnos, y a comprar azafrán manchego para venderlo en su negocio de Santiago, no tenía que transbordar; cruzaba el istmo por el Canal de Panamá.


El de Almagro se las tuvo que ver con sus próximos vecinos de Comunidad Autónoma, los cacereños de Trujillo, los Pizarro, y decidió marchar al sur por tierra para conquistar Chile. Fatigas sin cuento por desiertos sin fin y montañas increíbles y, al final, nada. Bueno, es un decir, porque con las notas que dejó, uno de Castuera tan extremeño como los Pizarro, pero de Badajoz, dos años después de muerto aquel, sí que conquistó Chile: Se llamaba éste Pedro de Valdivia. Aquel Almagro había sido el pre-conquistador.


Entretanto habían sucedido cosas muy interesantes en Europa. Desde 1520 teníamos en España un Emperador: Carlos 1º era Rey de España por parte de madre y, además, Emperador 5º de Alemania por parte de padre. Cuando Almagro embarcó ya había muerto Isabel la Católica quedando como regente su viudo Fernando. Pero las complicaciones vinieron por parte de la Casa de Augsburgo.


Nuestro flamante Emperador Carlos había perdido a su padre Felipe el Hermoso en 1506, así que debía heredar a su abuelo el Emperador Maximiliano I muerto en 1519. Éste había sido proclamado Emperador electo del Sacro Imperio con el consentimiento del Papa Julio II, pero sin ser coronado formalmente.


Esta circunstancia complicaba en extremo la subida de Carlos 1º al trono imperial especialmente al aparecer en escena Francisco 1º de Francia como pretendiente competidor. La tía de Carlos, Margarita de Austria, hermana de Felipe el Hermoso y Gobernadora de los Países  Bajos dirigió una amplia acción diplomática a favor de su sobrino Carlos para comprar la voluntad de los siete Príncipes Electores que habían de decidir (para sobornarlos, diríamos hoy).


El triángulo Francia, Austria y Países Bajos no hace sino recordarme exactamente la misma figura geométrica cuando la Revolución Francesa estaba en pleno apogeo y, como resulta habitual en casos semejantes, el Terror intentaba tapar sus problemas internos con malvadas acciones de los extranjeros.


La compra de voluntades se desarrolló con toda normalidad gracias a que ya entonces había banqueros alemanes con muy buena disposición y a que Albert Rivera no había emergido todavía como paladín de la transparencia y enemigo mortal de los chanchullos de manos largas. El caso es que el banquero Fugger (el traducido al español como Fúcar) prestó al Emperador in pectore 543.000 florines que debían revertirse durante tres años (devolución de principal e intereses) por valor de 50 millones de maravedíes anuales, con parte de las rentas de las órdenes militares. Otras fuentes cifran los 543.000 florines en 852.000.


Alguien se puede preguntar: Y todo esto ¿qué tiene que ver con Almagro? Pues tiene que ver, y mucho, porque la principal y más extendida Orden Militar implantada en La Mancha era la de Calatrava, abarcando todo el llamado Campo de Calatrava con capital, precisamente, en Almagro. Como acabo de decir, parte de las abundantes rentas devengadas por la Orden habían de ir a parar al Fúcar, que no tardó en construir su palacio en Almagro, supongo que por aquello de que el ojo del amo engorda el caballo.


Si añadimos a esto que el Fúcar era amigo del Emperador (no olvidemos que éste había nacido en Gante y era, por tanto, flamenco) y que se trajo a España a cantidad de paisanos suyos con empleados y familiares (Un ejemplo de excepción, el Cardenal Adriano de Utrech -Regente de España en ausencia del Emperador y Papa como Adriano VI-), no es raro pensar que en Almagro se instalaran en cantidad, familias flamencas.


Tampoco fue ajeno a los problemas que tuvo que afrontar el Emperador tales como los de los Comuneros y las Germanías el hecho de que demasiados resortes de la administración estuvieran en manos de flamencos (y no precisamente de los del Coto de Doñana o de los del Corral de la Morería).


Por añadidura, Flandes se gobernaba desde Augsburgo, así que no sólo cayeron en Almagro muchos flamencos sino también muchos alemanes, especialmente ligados a los administradores del imperio Fúcar.


No hay otra razón que explique el auge de la artesanía del encaje y la blonda en la ciudad de Almagro (ver el museo que hoy existe fundado a tal efecto), toda vez que los encajes de Flandes (Malinas, Bruselas, Amberes, Brujas, etc.) ya eran famosos por entonces. Unos 80 años mas tarde Cervantes da noticia de la práctica del encaje en la Mancha. Veamos el delicioso relato del Capítulo 52, Tomo 2º que contiene la CARTA DE TERESA PANZA A SANCHO PANZA, SU MARIDO:


“Sanchica hace puntas de randas [encaje de bolillos]; gana cada día ocho maravedís horros [limpios], que los va echando en una alcancía para ayuda a su ajuar, pero ahora que es hija de un gobernador, tú le darás la dote sin que ella lo trabaje”. [compárense estos ocho diarios con los 50 millones anuales de más arriba].

En 1947 se estrenaba en el teatro de La Latina de Madrid LA BLANCA DOBLE (Revista con música del Maestro Guerrero) en la que el coro de las encajeras canta lo que responde la encajera solista:

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