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QUÉ hay detrás

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De la Carrera? Pues lo propio: Geometría proyectiva, mono azul para talleres mecánicos y laboratorios de termodinámica, capacidades parciales, cinemas, componentes simétricas, diagramas de vapor ... y muchos exámenes de maletín. Maletines a rebosar de libros para unos exámenes trimestrales y finales en ciclostil morado. Miro ahora hacia allá y me asombro de haber podido superar todo aquello. Siempre me decía mi padre: Ojo, no trates de meter en la cántara más agua de la que cabe!


Al final del final, me afectó la presión de al menos 15 años de estudio intenso y continuado. A punto de pájara estuve. Me salvaron las luces encendidas de noche en mi colegio mayor.


De los seis años de carrera, los cuatro primeros fueron de patrona. Primero, Calle de Ruiz con piano de domingo mañanero por cuenta de Carmelo Bernaola, y después, calle de la Santísima Trinidad con entrañables y hacendosas patronas que dejaban mezclarse mis órganos de máquinas con las vaporosas palomas que en forma de vestidos de primera comunión volaban puntualmente hacia las primaveras de los Almacenes Simeón.


Pero ocurrió que el año 1954 el Ministerio de Educación transfirió la administración de sus becas al SEU. Con ello yo pasé de ser chico de patrona a ser colegial del Colegio Mayor José Antonio (hoy sede del rectorado de la Universidad Complutense).


Allí me socialicé, como se dice ahora. Me enteré de que existía Stravinsky con sus forofos, y Anouill con su teatro leído que hacíamos en el salón de actos/capilla. No lo sabía, pero como por ósmosis se me metía en el cuerpo que de allí iban a salir excelentes médicos, ingenieros de caminos, políticos, físicos, abogados ... Y así ha sido.


Alguien recuerda la transición política a la democracia? Pues el ministro de Suárez que descolgó el yugo y las flechas de la calle de Alcalá fue Ignacio García, el director de mi colegio mayor José Antonio durante los dos últimos años de mi carrera.


Todos estábamos en el mismo barco, el de la beca (y no me refiero a la amarilla de colegial, sino a la otra). La beca que mantenía encendidas las luces de nuestras habitaciones hasta el amanecer, o hasta que el sueño las apagaba. De lejos se distinguía mi colegio mayor de los vecinos!


Año 1955: Había llegado el momento de mi madre, el de las chicas para después. Terminada la carrera conocí a Chelo. Bueno, es un decir, porque después de 66 años de conocimiento ... No puedo evitar ahora el recuerdo de una viñeta de Mingote con el diálogo de sus entrañables vagabundos Arturo, el filósofo y Pepe, el simplón. Le dice éste al otro " ... pues he conocido a una chica en Cáceres ...", y Arturo, muy digno, le reprocha "... conocido, conocido ..." y con las mismas le espeta un breve seminario de epistemología.


En estos 66 años de desconocimientos he aprendido muchas cosas. P e, que contra lo que hoy cree la gente, se pueden tener sucesivas, distintas y gratificantes experiencias amorosas con la misma persona: no hace falta andar cambiando continuamente de pareja. La poligamia a plazos es, además mucho menos práctica.


La otra cosa que aprendí es que a mí me iba mejor escribir que hablar. Y como la necesidad crea el órgano (al menos así era antes; ahora los investigadores dicen que es al revés), se me desarrolló la pluma para hacer frente a tres años de noviazgo postal: uno en Inglaterra (Liverpool, Bradford y Stafford), otro en los EE.UU (Pittsburgh, PA), y el resto en España (Valladolid y Córdoba).


Por fin, boda; Andalucía (Córdoba y Linares); tres hijos (Javier, Mª Jesús y Virginia); cinco nietos; Madrid para el resto.


En lo profesional, y para amortizar las vertientes electromecánicas de la carrera, dos dedicaciones: la eléctrica (aparellaje eléctrico) y la mecánica (maquinaria agrícola y automoción).


Particularizando: orientación al diseño, los proyectos, la experimentación, la investigación de campo y de laboratorio, la fiabilidad, la calidad en todos sus aspectos (ingeniería, control, formación, calidad total).


En otro orden de cosas: Asistencia a cursos en las Universidades de Birmingham (UK) y Pittsburgh (Pensilvania, EE.UU); redactor de Anales (la revista de los ingenieros del I.C.A.I.); 5 años profesor de Calidad y Fiabilidad en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales del I.C.A.I.; Vicepresidente de los Comités de Inventiva y Creatividad y del de Terminología, ambos en el Instituto de la Ingeniería de España; 7 libros publicados (cinco técnicos y dos de poesía y relatos).


Terminaré con mi última, larga y muy interesante dedicación. En 2007 la Real Academia de Ingeniería me responsabilizó del Campo Electricidad y Electromagnetismo (unas 2.000 entradas) que sería parte del Diccionario Español de la Ingeniería que la Academia se había propuesto elaborar. Dicho Diccionario se editó en línea, a primeros del año 2014.



Más detalles sería como entrar en el campo de la esquela o el epitafio, así que lo dejaremos para hurgar en lo QUE hay detrás de todo esto.



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