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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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UNA IMAGEN VALE MENOS que cien palabras:

… las lecciones de los libros muchas veces hacen más cierta esperiencia de las cosas que no la tienen los mismos que las han visto, a causa que el que lee con atención repara una y muchas veces en lo que va leyendo, y el que mira sin ella no repara en nada; y, con esto, excede a la lección la vista.

¿TODOS TIENEN RAZÓN?

Cervantes, 1616:

… en Francia ni varón ni mujer deja de aprender la lengua castellana.

T. Gautier, 1848:

Para colmo de desencanto nos damos cuenta de que todo el mundo [en España] habla francés perfectamente.

LA LEY DE LA GRAVEDAD A FAVOR Y EN CONTRA DEL AMOR; según:

… El hacer el padre por su hijo es hacer por sí mismo, porque mi hijo es otro yo, en el cual se dilata y se continúa el ser del padre; y, así como es cosa natural y forzosa el hacer cada uno por sí mismo, así lo es el hacer por sus hijos. Lo que no es tan natural ni tan forzoso hacer los hijos por los padres, porque el amor que el padre tiene a su hijo deciende, y el decender es caminar sin trabajo; y el amor del hijo con el padre aciende y sube, que es caminar cuesta arriba, de donde ha nacido aquel refrán: un padre para cien hijos, antes que cien hijos para un padre.

RETRUÉCANO:

… aquí, señora Constanza, viene el bagaje con todo aquello que en él estaba, excepto dos vestidos de peregrinos, que el uno es este que yo traigo, y el otro queda haciendo romera a la ramera de Talavera.

PARECE MENTIRA

que Cervantes, con lo listo que era, no se diera cuenta de que su cuento se le estaba yendo de las manos. Hubo de advertírselo su propio protagonista, de esta manera:

Periandro, el cual, advertido ya de que algunos se cansaban de su larga plática, determinó de proseguirla abreviándola y siguiéndola en las menos palabras que pudiese.

ACEPCIONES.

Ya se acerca el final de la novela y el lector empieza a descifrar el intríngulis del peregrinaje a Roma de sus protagonistas: el dar con la verdadera oficina de la fe católica.


La palabra oficina es muy querida de Cervantes en sus dos acepciones. Ésta de la romana se refiere a “La parte o lugar donde se fragua o dispone algo no material”.

… de todo esto [los celos y pretensiones de sus persistentes amadores] estaba bien descuidada Auristela, pues todos sus pensamientos, por entonces, no se estendían a más que de enterarse en las verdades que a la salvación de su alma convenían; que, por haber nacido en partes tan remotas y en tierras adonde la verdadera fe católica no está en el punto tan perfecto como se requiere, tenía necesidad de acrisolarla en su verdadera oficina.


[En Roma] los Penitenciarios, en la mejor forma que pudieron, le declararon todos los principales y más convenientes misterios de nuestra fe.