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QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

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287.- Montaigne se equivoca: la costumbre sólo debe seguirse porque es costumbre, y no porque sea razonable o justa; pero el pueblo la sigue por la única razón de que la cree justa.

La cree justa y la sigue, pero lo que dice Montaigne es que la costumbre, más que justa, es violenta y traidora.


Regreso a lo que vengo escribiendo sobre Pascal.


Como se sabe, los dos escritores que tratamos tienen en común el ser fervientes católicos: Ambos tuvieron su confesor y Pascal, además, se enfrentó a los Jesuitas por ser demasiado laxos. Pero los dos, por lo que acabamos de ver, defendían La Tradición como criterio de credibilidad de la Iglesia Católica, es decir, la costumbre de creer lo que por los siglos se venía diciendo sobre ella.

159.- Contradicciones. El hombre es por naturaleza crédulo, incrédulo, cobarde, temerario.


180.- Quien quiera conocer plenamente la vanidad del hombre no tiene más que pensar en las causas y los efectos del amor. Su causa es un no sé qué (Corneille) y sus efectos son espantosos. Ese no sé qué, que es algo tan pequeño que ni siquiera se reconoce, conmueve toda la tierra, los soberanos, los ejércitos, el mundo entero.


187.- No somos más que mentira, duplicidad, contradicción, y nos escondemos y disfrazamos a nosotros mismos.

Pascal y su contemporáneo Corneille se quedaron muy cortos al describir las contradicciones humanas y los misteriosos efectos del amor. A cualquiera en este trance de aclarar misterios contradictorios, lo primero que se le ocurre es acudir al famoso soneto CXXVI que ya había escrito Lope y que empieza con este cuarteto:

Desmayarse, atreverse, estar furioso,

áspero, tierno, liberal, esquivo,

alentado, mortal, difunto, vivo,

leal, traidor, cobarde y animoso;

A mí, por el contrario, me apetece ofrecer al lector otra muestra de ingenio, superior a mi juicio, a la del Fénix de los ingenios, aunque inspirada en él, titulada Soneto de amor de Antonio a Isabel. El sabio, Académico y tierno poeta Antonio Mingote lo dibujó así:

Este insensato amor, tan razonable,

tan seguro camino, tan incierto,

tan dormido el temor y tan despierto,

tan movedizo amor, tan inmutable.


Un claro porvenir, inescrutable,

un cálido refugio a cielo abierto,

arisco pedregal, florido huerto,

movido afán, quietud insoportable.


Bien despiertos, mi amor, los dos soñamos

esta contradicción que nunca cede,

la soñada vigilia en que vivimos.


Soñamos nuestro amor y vigilamos,

despiertos, este sueño que sucede,

y sucede, mi amor, que no dormimos.