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MINGOTE, UNA ANTOLOGÍA DEL GESTO


PREÁMBULO


Tal como se indicó, esta Presentación es un subproducto para mi Sitio Web, del audiovisual que con el mismo título había compuesto años antes.


Tardé en elaborar dicho audiovisual algo más de dos años y fue presentado al público en el Club Urbis de Madrid el 25 de octubre de 1983.


Mi propósito era mostrar gráficamente la riqueza expresiva del gesto apoyándome en la obra de Mingote que es especialmente ilustrativa al respecto. Creo que un estudio de este género es muy adecuado, pues he tenido siempre la impresión de que no es eso lo que llama la atención del gran público que admira a Mingote. Y me atrevería a decir, que ni del selecto, a juzgar por las múltiples reseñas que en ocasiones monográficas se hacen sobre su obra, y que apuntan en otras direcciones.


Su duración era de 37 minutos y consistía en el paso de 107 diapositivas asociadas a sus respectivos parlamentos, y acompañadas de la música de Beethoven y de Sibelius. Opté por esta forma audiovisual, intencionadamente: entiendo que el modo estático es el mejor para una contemplación sosegada de las imágenes; ello propicia la mejor acomodación óptica.


Aunque pueda pasar inadvertido, el conjunto está dividido en 10 bloques que me permitieron desarrollar mejor el apoyo bibliográfico utilizado.


Paso ahora a compartir mi enorme y agradable sorpresa por una realidad insólita: Era probable que quien contemplara el audiovisual, pudiera pensar que en mis parlamentos me limitaba a describir, cada vez, el dibujo de Mingote. Debo decepcionarle: la realidad es completamente distinta.


Ya transmití a Mingote esa circunstancia con ocasión de la presentación privada que le hice, previa a la presentación al público. Con aquélla quería descargar mi conciencia del riesgo de que nuestro gran autor pudiera ver en mí a un plagiario. Ahora me arrepiento de mi intención. No contaba yo con la grandeza de espíritu del maestro.


Hablamos durante una hora larga del tema en cuestión y, además, de lo divino y lo humano. Me hizo la confidencia de quién era su humorista favorito. A propósito de la copia que yo había hecho de su obra, me reveló que estaba muy orgulloso porque en el robo que le hicieron en su residencia de la costa, los ladrones se llevaron la copia que él había hecho de un Modigliani, ... y le dejaron el original. Por fin terminó halagándome, con humor y generosidad: "Pero hombre, si esto no es un audiovisual: es una superproducción!"


Le enseñé la colección de láminas (tamaño 500 x 400, para no perder resolución en las diapositivas) que conservo con especial cariño; son las copias que, por el procedimiento de la cuadrícula yo había hecho a partir de 400 imágenes que previamente había seleccionado de entre toda la obra original.


Casi siempre se trataba de las extracciones o composiciones que hice para producir lo que a mí me interesaba resaltar en relación con el gesto y que, por supuesto, no coincidía con la intención que había movido a Mingote en su ilustración original. Sin embargo, pude apreciar que la fuerza del gesto en la obra de Mingote conserva toda su fuerza aún sacada de contexto.


Entre esto, que yo había transformado muchas de las imágenes al colorearlas (abundaban las de blanco y negro), y sobre todo, que ya había pasado tiempo desde que él las había dibujado, resultaba muy simpático oir sus comentarios al paso de mis láminas. Tenía olvidada su propia obra: "Lo que sale al público, es del público", me confió.


Recuerdo el siguiente comentario por el impacto que me hizo: "Pero qué le pasa a esta señora que está tan asustada?!" Lo que le pasaba está reflejado en el parlamento correspondiente. Y lo maravilloso es que, lo que parece una descripción pormenorizada de la figura, es realmente una copia literal de lo que dice Lersch al respecto en su libro El rostro y el alma.


Resulta asombroso pensar que Mingote que, a buen seguro no habría leído a Lersch para hacer su dibujo, y que el maestro alemán de la sicología del comportamiento, que cuando escribió su tratado no pensaría que nadie pudiera utilizar sus teorías para dibujarlas, coincidieran de una manera tan precisa y tan fuera de tiempo.


Quisiera referirme en particular a dos bloques, los que llamo de la psique ascendente y descendente porque ellos me determinaron dos particularidades. El segundo bloque está ilustrado con figuras oscuras en su mayoría. La otra particularidad se refiere a la música: la psique descendente está ilustrada con música melancólica de Sibelius. El resto del audiovisual está arropado por música de Beethoven.


Por cierto, en el coloquio que siguió a la presentación pública, alguien preguntó el por qué de la música de Beethoven. Yo respondí que porque me gustaba acompañar la amable obra de Mingote de la más amable de las sinfonías de Beethoven: La Pastoral. Recuerdo que en ese momento irrumpió Mingote para decir que se sentía muy halagado de ir en tan egregia compañía.



                                                                                                                                                           SIGUIENTE


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

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