MALTHUS: ANTES Y DESPUÉS

ANTECEDENTES

     Tampoco es un libro lo que voy a glosar aquí. Si lo fuera, tal libro sería el titulado Primer ensayo sobre la población. Pero como digo, sólo me referiré a él tangencialmente a fin de centrarme en un ciclo de cuatro conferencias dictadas en el Instituto de España en Marzo de 2010.

Los dos ponentes son académicos de la Real de Ciencias Morales y políticas: Pedro Schwartz es economista y Salustiano del Campo (Presidente del Instituto de España) es sociólogo especialista en población.

Tal vez sea de utilidad copiar lo que se dice en la presentación del ciclo ya que hoy parece que la solución de cualquier problema está en manos de los crecimientistas con sus recetas de crecimiento. En dicha presentación se lee:

“Probablemente el libro de Malthus Un ensayo sobre el principio de población es una de las obras de Ciencias Sociales más famosas de la historia. Aunque breve en su primera edición, alcanzó siete ediciones en vida de su autor y desde la segunda cambió su título con una indicación de su nuevo contenido. Por ser el primer catedrático de Economía Política, Malthus fue también, y sobre todo, el primer demógrafo de su tiempo, cuyas doctrinas han sobrevivido a todas las discusiones y han dado lugar al reconocimiento básico de los problemas demográficos de nuestro tiempo, empezando por el acelerado crecimiento de la población mundial.”

El planteamiento a priori del Ciclo me interesaba mucho porque parecía corresponderse con lo que yo planteaba en mi conferencia del Ateneo de Madrid (4-12-09), que terminaba así:

Sintetizando: La solución de sostenibilidad que propugna nuestro libro (LOS LÍMITES DEL CRECIMIENTO, 30 AÑOS DESPUÉS del que es autor D. Meadows) se sustancia en reducir el consumo y la natalidad, y en aplicar la tecnología a disminuir la huella ecológica y a aumentar la eficiencia de los procesos humanos. Está recogida en la Proyección 9.

Los dos términos en negrita se ajustan precisamente a lo que pudieran aportar, respectivamente, un economista y un sociólogo. Comentaré, a vuelapluma, algunas de las cosas que he retenido de las cuatro conferencias, destacándolas en cursiva y complementándolas con otras apreciaciones.

A propósito de Los límites del crecimiento voy a copiar unas cosas que tengo escritas por ahí:

“En 1972 el Club de Roma publicó Los límites del crecimiento que ponía en tela de juicio  la sostenibilidad del crecimiento de la economía y de la población … El Club de Roma se equivocó”.

Esta afirmación fue acuñada en 2002 por Exxon Mobile, la Compañía petrolera propietaria del petrolero Exxon Valdés que chocó contra un arrecife de coral en las costas de Alaska en marzo de 1989 produciendo un magno y trágico desastre ecológico.

“Una media aritmética simple de los quince últimos años, incluidos los de crisis, aún nos da el mejor balance de la historia mundial en términos de crecimiento, empleo y reducción de la pobreza”.

Esta última afirmación está extraída del artículo que Fernando Fernández escribió en ABC el 25-9-09. Del mismo artículo es esta otra:

“…han vuelto a ganar terreno los que quieren poner límites al crecimiento, los que saben mejor que nosotros mismos lo que nos conviene, aquellos que quieren ordenarnos la vida y fijar límites …”

Afirmaciones como éstas ya las he refutado en los lugares correspondientes y no voy a repetirme, pero sí quiero destacar algo que viene a cuento ahora.

Si oímos a los tradicionales  de izquierda podemos sacar la conclusión de que son ellos los paladines de la libertad y, por consiguiente, la derecha es la encarnación de la represión. Recuerdo cuando Felipe González decía, a propósito de la inseguridad ciudadana en España, algo así como esto: Prefiero ser apuñalado a la salida del metro de una ciudad libre como Nueva York, a carecer de esa libertad.

Resulta, en cambio, que cuando hay libertad, a la izquierda le sale una dura competencia tal como se aprecia en la última cita: la de la derecha liberal. Y ahora sí paso adelante.


Pedro Schwartz:


El club de Roma se equivocó.

Obsérvese que son exactamente las mismas palabras que he reproducido más arriba como procedentes de la Exxon Mobile. No es la primera vez que me tropiezo con la misma literalidad. No sólo huelen a consigna, sino que muestran una penetración muy eficaz en cualquier ambiente, máxime si se trata de bendecir el consumo para el crecimiento.

Cuando expliqué a un amigo cual iba a ser el contenido de mi conferencia, me dio, también literalmente, la misma respuesta. Al detallarle algo más, vio que no tenía argumentos para sostener su afirmación. Y conste que mi amigo no es un consumista: sólo consume libros selectos, es un ingeniero dotado de exquisito rigor intelectual, curioso, inquieto y con sentido común.

El Club de Roma no tiene que venir a decirnos lo que tenemos que hacer en la cama.

Nuestro economista pronunció estas palabras a propósito del control de la natalidad, tema que por otra parte tocó sólo de soslayo. Seguramente el territorio estaba deslindado de antemano entre el economista y el sociólogo.

La afirmación puede revelar el gran apego a la libertad de un liberal pero también la utilidad de que seamos muchos para que el mercado se agrande.

Algo muy parecido me dijo un cura no hace mucho: “La Iglesia no tiene que meterse en la cama de los casados”. Evidentemente se trataba de un contestatario con cierto desasosiego moral.

Y desde luego, aunque con matices, la afirmación del ponente está en línea con lo apuntado sobre la segunda cita a F. Fernández en ABC.

Antes las familias pobres tenían muchos hijos para disponer de muchos brazos para trabajar; ahora los ricos tienen muchos hijos para obtener mas cariño.

Estas palabras parecen derivadas de las ideas del mentor de la tesis doctoral del ponente, y merecen algún comentario. A las primeras no hay nada que añadir, pero las otras mueven a extrañeza. Sobre todo porque contradicen la tesis generalmente aceptada de que al subir el nivel de vida de la población ésta tiende a reducir su natalidad. Lo cual no impediría que hubiera excepciones coincidentes con el conferenciante. Pero, como es sabido, la excepción no hace sino confirmar la regla.

Los transgénicos han terminado con la hambruna en la India.

Ojalá fuera cierto. Tal rotundidad huele también a consigna. Puede que existan excepciones acordes con las palabras del ponente, pero la regla general es bien distinta, desgraciadamente. Copio una información de 14-10-08 tomada de la Redacción BBC Mundo:

Hambre en India a niveles alarmantes

Doce estados de India tienen "alarmantes" niveles de hambruna según destaca un informe elaborado por el Instituto de Investigación para la Política Internacional de Alimentos (IFPRI por sus siglas en inglés).

Sin embargo los problemas de nutrición son aún peores en uno de los estados indios, Madhya Pradesh, donde la situación es comparable a países africanos como Etiopía y Chad.

En todo caso, según el informe, India tiene a más personas sufriendo de hambre que cualquier otro país del mundo, con cerca de 200 millones.


Asimismo, esa pretensión de haber reducido la pobreza está en la mejor tradición moderna de la economía liberal (Esperanza Aguirre, F. Fernández -ver la primera referencia al artículo de éste en ABC-)



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