QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

INICIO


LAGARTIJAS


     Como todo el mundo sabe, las lagartijas nacen al eclosionar los huevos lagarteranos picudos tal como muestra la figura. El resultado es la lagartija papelaria que se ha añadido recientemente a las múltiples especies ya conocidas tales como la podarcis muralis, la  acanthodactylus erythrurus, y otras muchas más.


Estos nuevos ejemplares han visto la luz gracias a la dilatada y concienzuda labor de investigación biológica de un veterinario uruguayo de nombre Román Díaz. Yo he conocido y admirado su obra a través del Nº 130 (marzo 2015) de nuestro Boletín “PAJARITA”.


Gracias a los excelentes diagramas de Willie García he podido comprobar por mí mismo que el periodo de gestación de una lagartija es de 73 fases. Es decir, usted mete en un tetraedro lagarterano un cuadrado de papel japonés de 150 × 150 mm. Y al cabo de 73 fases nace una hermosa lagartija.


Esto no sé si debiera decirlo por ser materia sensible, pero confesaré que he tenido que producir varios abortos antes del primer logro. El hecho es que la cosa es complicada y a mí me cuesta conseguir las fases simétricas a las ya de por sí enrevesadas que se obtuvieron previamente. Es decir, me ocurre lo contrario que a Marcus du Sautoy que tiene escrito su libro  Simetría, un viaje por los patrones de la naturaleza y que se lo pasa bárbaro admirando las polimorfas simetrías decorativas de la Alhambra.


En definitiva, yo recomiendo el papel japonés que es de menor gramaje que el del Din A4 para fotocopias, porque ello redunda en un mejor manejo de la acumulación de pliegues. Asimismo tiene una textura especial que le hace más resistente a la rotura. Con él se consigue, además, una mayor precisión en los plegados.


Para obras de cierta complicación (me refiero a mis complicaciones, porque ya sé que mis colegas de la AEP apenas si las tienen) yo recomiendo plegar las figuras por parejas sucesivas porque ello me facilita aplicar de forma inmediata la experiencia de plegar una fase en una de las figuras, a la otra.


Otra cosa. Es muy difícil que incluso un buen diagrama ofrezca todos los detalles constructivos que necesita quien no sea muy experto. Resulta imprescindible entonces añadir a todo lo que se ordena hacer en una fase del plegado, la visión de la fase siguiente a la que se ha de llegar; ello ayuda mucho en el tránsito de una fase a otra.


En  la misma línea hay que decir que es muy conveniente emplear un papel con haz y envés de distinto color. El papel monocromo lleva con facilidad a una desorientación irreversible en algún punto de la ruta plegadora.


Y por fin, una recomendación: no dejen de visitar el reino animalia de nuestro veterinario Román Díaz. Me recuerda éste al pintor inglés George Stubbs, especialista en retratos de caballos. Curiosamente, era hijo de un curtidor y amante de la anatomía que estudió a fondo. Publicó su libro Anatomía del caballo y  la National Gallery de Londres conserva su caballo encabritado, una obra verdaderamente genial: la textura y brillo de la piel y la expresión de su anatomía son únicas.


El paralelo que acabo de hacer entre el pintor y el papiroflecta está basado en las raíces de sus obras: el amor a la anatomía de un determinado animal en un caso, y el conocimiento concienzudo de los animales que acompaña a un veterinario y que le permite transferir la belleza de un animal real a la caricatura sencilla y reconocible de una ejecución en papel plegado.