JULIA

Título:  YO, JULIA. Premio Planeta 2018.

Autor: Santiago Posteguillo.      Profesor Doctor de Lengua y Literatura en la Universidad Jaime I de Castellón.

Edita: Editorial Planeta. (697páginas).

Este libro no tiene desperdicio: desde el poema que lo encabeza hasta el final de su índice. Lo llamaré libro porque creo que se parece más a un tomo de Pirenne que a una novela. Nuestro autor nos deja en la duda de si aquel bello poema de Robert Graves que se titula “El retrato”, es realmente el que el autor inglés pudo hacer de Julia antes, por supuesto, de que se escribiera el YO, JULIA que ahora nos ocupa. En cualquier caso, éste es, sin duda, el original retratado por Graves; porque Julia es el libro.

Nuestro autor puso nombre a su libro inspirándose en el YO, CLAUDIO de Graves, cosa que me hace pensar en lo que mi amigo Pepe Cela me habría dicho a propósito de títulos; algo así como esto: “Si mi hermano hubiera escrito el libro, lo habría titulado JULIA, ELLA. El Nobel siempre llamaba PLATERO Y ÉL a la famosa obra del otro Nobel Juan Ramón”.

Yo esperaba que, con tantas páginas, el libro no terminaría hasta acabar la biografía de Julia. Pero no. Termina cuando la protagonista deja asentada a toda su familia en el trono imperial. Es decir, hasta que ha dejado activa una nueva dinastía en el Imperio Romano: su marido Septimio Severo, Emperador, ella Emperatriz y “madre de los ejércitos” y, sus dos hijos, Césares, o sea, Herederos del Imperio… Toda una ¡Yo, Julia! ¡Para que ustedes se enteren!

Siendo justos hay que decir que el protagonista de facto es Septimio Severo. Julia es la discreta protagonista en la sombra. Tanto es así que el nombre de Severo me viene resonando sin cesar durante toda la lectura del libro, recordándome a el Severo, mi compañero de bachillerato soriano con quien yo compartía sus aventuras de caza de lagartos y de cursos de aprendizaje de fumar para murciélagos. Esos que, al parecer, nos han traído ahora la pandemia del virus Corona. Su hermana Marisol duró poco como compañera de clase (desde tercero de Bachillerato ya nos co-educábamos) porque enfermó de tifus exantemático (la epidemia del piojo verde que suele cursar después de guerras o desastres naturales; era el año 1944. Ella la superó). El Severo, Severo Cajal Azpillaga, era de la familia de Santiago Ramón y Cajal.

El final del libro se sitúa en el año 197 d.C. así que a Septimio Severo le quedaban aún 14 años de vida. Murió de muerte natural (año 211) en York, capital de Britania, donde yo pude contemplar la muralla de Adriano. Le sucede su hijo mayor Basiano, también llamado Antonino y después Caracalla. El mismo año 211 Basiano mata a su hermano Geta, por desavenencias a propósito del poder. En 217 asesinan a Caracalla y, al enterarse su madre Julia (que aún sobrevivía), se suicidó.

El absolutismo militar de la Dinastía Severa (nunca mejor calificada una dinastía como ésta) que termina con Heliogábalo (nieto de Julia Maesa, la tía materna de Caracalla, según se ve en la página 661 del presente libro, en el esclarecedor árbol genealógico de la Dinastía Severa) está descrito por Pirenne (Historia Universal, tomo I, página 347), de esta manera resumida:

Tras el terror ejercido por Septimio Severo y por Caracalla, y las locuras de Heliogábalo, el absolutismo parecía condenado.

O tempora, o mores (qué tiempos, qué costumbres).

Expresión utilizada por Cicerón, (106-43 a C) para referirse a la decadencia de las costumbres romanas.

Cita recogida en el muy útil glosario de términos latinos que aporta el libro.

¡Jo, qué tropa!

Reacción del Presidente del Gobierno español Conde de Romanones (1905) cuando le informan de que ningún académico había dado su voto para que ingresara en la Real Academia, después de que cada uno de ellos le había prometido que sí lo votaría.

¡Hay que ver qué gente trae mi carro!

Mi abuela Paca, Fuentecantos, Soria, circa  1936.