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GATOPARDO


Título: El gatopardo (finalizado en 1956 y publicado en 1958)

Autor: Giuseppe Tomasi de Lampedusa (Palermo,1896 – Roma,1957).

Edita: Editorial Argos Vergara, S. A (149 páginas).


http://www.ignaciodarnaude.com/textos_diversos/Lampedusa,El%20Gatopardo.pdf  


Siempre he tenido curiosidad por leer esta novela que, equivocadamente, pensaba referirse, por su título, a las andanzas de algún mafioso siciliano con ese apodo. Y también por desentrañar su frase lapidaria.


Pues no. Según indica el traductor, gatopardo debería traducirse por “leopardo jaspeado” que es una especie de pantera del tamaño de un gato casero con pelaje de color amarillo oscuro, más claro en la barriga y con dos franjas longitudinales negras que parten de la frente y se juntan más allá de la cabeza para seguir por la espalda hasta separarse en la parte posterior; tiene, además, otras franjas oblicuas laterales. Vive en Java y Malasia.


En la novela, fue adoptado por la casa siciliana de los Salina para que señoreara su escudo de armas en plan fiero-rampante. No acabo de explicarme esta licencia gatopardesca en un siciliano. Distinto sería el caso para un inglés o un holandés. En fin, seguramente fue un capricho de autor.


El autor es un personaje excepcional. Escribió su novela a los 60 años. Y digo “su” porque fue la única que escribió. La escribió tan bien, que Vargas Llosa ha dicho de ella que es una de las mejores novelas que se han escrito en el siglo XX. Y yo, sin ánimo de presumir, y desde mi ignorancia literaria, pienso como el Nobel. Resumiré mi opinión diciendo que me ha emocionado.


Se suele decir que nadie puede escribir algo valioso sin tener experiencia y sin haber leído mucho. Nuestro autor, a sus 60 años tenía la dilatada experiencia de un buen observador que nunca había dejado de leer (tenía una magnífica biblioteca). Como muestra, invito al lector  a leer el Capítulo séptimo que contiene la muerte del protagonista.


Uno, con la experiencia de haber visto cómo se deshacía entre sus manos la vida de su madre y la de su padre, está en condiciones de valorar esta otra experiencia, novelada, de la vida de nuestro autor. Y, además, ¡cómo lo cuenta! Hay que haber leído mucho para tener facilidad de contar de manera convincente y hermosa algo tan trascendental pero que llega con facilidad al corazón del lector.


Siguiendo con nuestro autor, no he tenido más remedio que ponerlo en parangón con dos de nuestros escritores más famosos, y por motivos diferentes: Con nuestro Galdós y con nuestra Carmen Laforet. Con el primero, porque estamos tratando de una novela histórica y, con la segunda, porque su novela Nada fue también la única que escribió. La diferencia en este caso es que Carmen Laforet sólo esperó a tener 24 años para escribirla (y también de manera extraordinaria).


Quiero anotar antes de que se me olvide, un rasgo de humor en Lampedusa, ese hombre tan callado, serio y reconcentrado. En un momento dado de la novela, el protagonista tiene que vender la moto a cierto individuo vulgar, rico y padre de una belleza, de que lo conveniente es casar a ésta con su sobrino (del protagonista). Dicho sobrino, de noble ascendencia venida a la nada, no tiene blanca y, aunque golfo, es listo, con iniciativa y promete llegar lejos; tal piensa el tío que lo ama, incluso más que a sus hijos.

El lector puede darse cuenta enseguida del papelón del protagonista que queda descrito como que ha de tragarse un sapo durante el tiempo que duran las conversaciones que exige el trato. Copio a trozos

(el protagonista estaba) … decidido a engullirse el repugnante sapo.

… el sapo había sido engullido: la cabeza y los intestinos masticados descendían ya garganta abajo. Sólo quedaban por morder las patas, pero esto era una pequeñez con respecto a lo demás: lo más gordo ya estaba hecho.


(el protagonista) …, masticando los últimos cartílagos del sapo …


Los últimos huesecillos del sapo habían sido más desagradables de lo previsto. Pero, en fin, también fueron tragados. Ahora convenía enjuagarse la boca con cualquier frase agradable …