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FEMINISMO

y otras hierbas


Hay que ver la de tinta que se está derramando a propósito del día internacional de la mujer del 8 de marzo (2020) y su masiva manifestación pancartista auspiciada por el Gobierno. Pero, ¡de dónde ha podido salir, de pronto, tanto morado! Antes, con una simple bufanda roja se apañaba cualquier progre-comunista: Hoy, el consorcio sancho-podemita se viste de morado.


Alguien tal vez piense que se trata de una metástasis derivada de la franja inferior de la bandera republicana. Tal vez, pero no lo creo, y verán por qué. Hay historiadores de izquierdas que justificaron el morado de esa bandera como la culminación consolidada de la nación española: resucitaba el morado de los Comuneros de Castilla para, unido al rojo y amarillo de Aragón, consumar la unidad de la España republicana.


Falsedad absoluta. Los Comuneros nunca tuvieron nada de morado. Hoy tampoco tiene sentido para la izquierda eso de la unidad de España. Para la izquierda progresista España es una nación de naciones. A Franco, le he leído decir que “hay que ser valientes; no hay que asustarse de que Madrid vaya a ser una nación”. Seguramente pensaba que, siendo él el Presidente de la República madrileña después de su salto desde la Delegación del Gobierno, todos los madrileños estarían ya libres de susto.


Volviendo a lo morado, en tiempos de Fernando III el Santo (1217-1252), un obispo castellano reclutó tropas que usaban el color morado como símbolo de su posición (la del obispo) en la jerarquía de la Iglesia católica. Con lo que resulta que lo morado no es propio de Castilla sino de la Iglesia (de Iglesias, habría que decir ahora).


Efectivamente, la Iglesia sí entiende de morados. En tiempos, cuando llegaba la semana de pasión se cubrían los altares con grandes cortinas moradas, a tono con el pasarlo moradas de los fieles que habían de purgar sus pecados con penitencias, ayunos, abstinencias y santas misiones. Merecía la pena porque al final llegaba la Jerarquía con sus teólogos impartiendo gloria, resurrección y felicidad.


Todo un modelo para el consorcio sancho-podemita, si volvemos a la manifestación y sus pancartas. Eran innumerables, pero me voy a fijar en tres. En una leí “Mi vida tiene valor; mi cuerpo, precio”. Otra tenía solo cuatro letras mayúsculas O B D C; usted puede sospechar que se trataba de una infiltración del gobierno que debe leerse: “Mujer, obedece a la jerarquía sancho-podemita”. La tercera era la pancarta maestra alrededor de la cual se veían muchas caras conocidas y algunos caras conocidos. Decía en letras muy grandes: “FEMINISMO ES LIBERTAD”.


Las concurrentes, leyendo concentradas lo que les mandaban sus móviles, entonaban alegres la letra de sus cantos avanzando al ritmo de Moros y Cristianos.


Había otra pancarta que no estaba visible. Se encontraba bien guardada y bien silenciada dentro de las cabezas de los miembros de la Jerarquía sancho-podemita. Rezaba, en letras aún más grandes: FEMINISMO ES LA MITAD DE TODOS LOS VOTOS. En las mismas cabezas había además una consigna: CONSIGAMOS QUE LAS MUJERES SE SIENTAN HUMILLADAS, que ya iremos después nosotros a redimirlas, es decir, a recoger sus votos para seguir manteniéndonos en el poder.


Se deduce, pues, que las mujeres han de seguir permanentemente cabreadas para que los podemitas y demás familia, se mantengan en el poder para siempre. Ya les irán dosificando prebendillas para que sigan pasándolas moradas, pero sin marcharse. El doctor Sánchez está muy orgulloso de su vinculación a la Europa feminista. Total, ¡una mina!


Es una situación análoga, pero vuelta del revés, a la que se daba antaño (1931) cuando las mujeres aún no votaban y la izquierda se oponía rotundamente al voto femenino (incluidas algunas mujeres socialistas). Tenían toda la razón: las mujeres estaban tan pegadas a la Iglesia que se temía, con fundamento, que votaran a la derecha.


Señalaba antes que la manifestación pancartista estuvo auspiciada por el Gobierno. Claro, como que para eso está el Ministerio de Igualdad (“¡Ministra, dame un beso!”, que le decían). Ese ministerio es un pozo sin fondo de discriminación positiva a favor de miembros y miembras feministas, elegetebeistas y demás familia, con toda su extensión de observatorios, ongs y asociaciones ad hoc que viven del presupuesto. Últimamente se han sacado de la manga másteres universitarios en materia LGTBI, que debe ser ya la caraba!


Por si les parece menguada la idea progresista de regalar a los niños de sus colegios (una vez que los chavalines ya no son de sus padres, sino de la ministra de educación Sra. Celaa) con disfrutar de un mes con el orgullo gay, después de la crisis, les propongo esto otro que será del agrado de nuestro jefe (de Gobierno), tan afín a la Europa feminista.


La cosa consistiría en que, con ocasión de la reapertura de playas después de la pandemia, en todas las galardonadas con banderas azules y, para que se vea que estamos con la Europa feminista de nuestro Presidente, se instalen observatorios LGTBI, a la debida distancia social de las torretas de salvamento de los socorristas.


Su función sería observar desde arriba que a ningún facha de playa se le vaya a ir la mano con una humilde y desprotegida  mujer que haya dicho ¡no!, o contra cualquier miembro LGTBI o asimilado que, seguramente, faltan letras. Nadie vaya a pensar que todas las mujeres de España son como las de la pancarta que <<quieren volver solas y borrachas a casa>>, con el patrocinio de la Ministra de Igualdad y el beneplácito de la Vicepresienta  Primera del Gobierno del Dr. Feminista Sánchez. Ésas, que son mayoría, se protegen solas, pero hay que garantizar, mediante un observatorio, que la minoría de las otras está debidamente protejida.


Desde los observatorios LGTBI de playa se observará, además, que a nadie se le ocurra impedir que un miembro LGTBI pueda llegar a ministro o a la cúpula de cualquier partido.


Con el estado de alarma asociado a la crisis sanitaria, es ése estado el que enlaza todas las cuestiones políticas. Así, el ministro de justicia ha dicho el 10 de junio de 2020 en el Parlamento que <<estamos ante una crisis constituyente>>. Él sabrá por qué lo dice y nosotros sabremos cómo interpretarlo.


¿Que va a desaparecer la Constitución? Podría ser, porque en Podemos ya han tomado sus medidas, por si acaso. No hace mucho, su jefe, se leyó el Artículo 47 para estar seguro de que “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. A continuación puso en orden sus testamentos, se dio una vuelta por Galapagar y, acto seguido se compró allí una mansión.


A mí, lo que me preocupa de todo esto es ver que estamos gobernados por una bandada de franquistas. Ustedes recordarán que cuando la Transición existían dos corrientes: la reforma y la ruptura. Se impuso la solución del franquista práctico Torcuato Fernández Miranda “De la ley a la ley a través de la ley”.


Como dio tan buen resultado,  el Dr. Sánchez está dispuesto a tomar de modelo a la corriente vencedora en la Transición, eso sí, con todas las mejoras que puede aportar Podemos con su experiencia venezolana.


Un ejemplo: La ley puso a la sombra a los  delincuentes independentistas catalanes, pero el Gobierno, por ley, arbitra una mesa de diálogo con esos delincuentes para sacarlos de la trena a cambio de que le dejen seguir en el poder. Según parece, todo dentro de la ley.


“Los españoles son iguales ante la ley” según el Artículo 14 de la Constitución española. Pero luego resulta que no, que los reclusos de Cataluña dependen del Gobierno Catalán y los del resto de España, del Gobierno Español. Según parece, todo dentro de la ley.


Sin entrar en los múltiples detalles que nos sorprenden cada día con muchas cosas así, se está vaciando el contenido de la Constitución al extremo de que no habrá necesidad de un golpe de estado: de la ley a la  ley y con abundante y sutil propaganda a favor del cambio y del progreso, cualquier día podemos amanecer en una nueva situación de la que ni siquiera nos damos cuenta. No es invención mía. Lo ha dicho el Notario Mayor del Reino en sede parlamentaria: <<estamos ante una crisis constituyente>>.


Seguramente eso es la expresión de que el gobierno está tomando todas sus medidas en relación con la Abogacía del Estado, la Fiscalía General del Estado, RTVE, el Centro de investigaciones Sociológicas (CIS), etc, etc.