Estás en: DURAN.

QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

INICIO

Pgs. 1    2    3    4    5    6    7    8    9       

Nervioso, colgué un tuit abonando la abstención y la vicepresidenta me llamó hecha una fiera. Le dije que ya era mayorcito y que sabía la responsabilidad que me correspondía. El voto negativo que sectores de CDC (los de Pujol y Mas) promovían, se enmarcaba en la mutación de nuestros socios hacia posiciones más radicales.

Ahora ya sabemos todo lo que le pasa al mayorcito enfadado. El epígono de Pujol (por el momento) había engañado a Durán y éste montó un nuevo arabesco lateral para disimular el engaño. Así, la culpa de que Felipe VI sea oficialmente persona non grata en Cataluña o de que las turbas independentistas quemen al rey en efigie, puede recaer en la fiera Soraya y, no sé si también, en el presidente de la República italiana.


Unas notas para entender lo que pasaba entonces, en la página 101:

En las primeras elecciones democráticas de 15-6-1977 los representantes del catalanismo político quedaron relegados en las urnas. Ganaron los socialistas, comunistas y la centrista UCD de Suarez.


Éste, bien aconsejado por Carlos Sentís y Salvador Sánchez Terán montaron la operación del retorno del presidente Tarradellas. Y lo hicieron con un claro objetivo: Frenar el paso al liderazgo de la izquierda que acababa de ganar las elecciones, y hacer lo mismo con Pujol que, si bien no había conseguido buenos resultados, apuntaba claramente a convertirse en el líder del catalanismo.


Gracias a esa operación, el presidente Tarradellas se convertía en el presidente de la Generalitat restaurada en Cataluña.


Tarradellas sentía animadversión por la izquierda, especialmente por los comunistas; una animadversión que sólo era igualada por la que experimentaba por Pujol. Desconfiaba por completo de él y no creía que fuera el hombre que Cataluña necesitaba.


… Vos deberíais volar solo, y no al lado de Pujol (dijo Tarradellas a Durán en cierta ocasión).

En la pág 33 Durán previene a Rajoy, y en esta 101 Tarradellas previene a Durán y, por extensión, a todos los españoles, de lo poco que hay que fiarse de Pujol.


Yo, por mi parte, no prevengo a nadie de nada. Simplemente les cuento que Salvador Sánchez Terán, ingeniero de Caminos, era vecino mío de batería (la de más abajo) en el campamento de la Milicia Universitaria de La Granja, en los veranos de 1954 y 55.


Los socialistas, página 103:

A principios de 1998 … me animaron a romper con Pujol y articular una alternativa con Pasqual Maragall… Éste me tentó directamente para que hiciésemos alguna cosa juntos (estaba en juego la formación de un partido de alcance europeo)… nunca vi clara la adscripción a aquella fuerza. Maragall, cuando me hablaba, hacía que todavía lo viera menos claro; cuando pienso en ello, recuerdo lo que en una ocasión me dijo Felipe González: “Maragall conceptualiza bien, pero ejecuta mal”. En este caso, sin embargo, me parece que ni siquiera estaba conceptualizando bien.

Las cosas siempre pueden mejorar a peor, veámoslo. Corría el año 2003 en el que se iban a celebrar elecciones autonómicas en Cataluña poco antes de que ocurrieran las generales para el gobierno de España. Los respectivos candidatos socialistas para ambas eran, respectivamente, Maragall y Zapatero.


Este último, en apoyo del primero, proclamó solemne, entre aplausos, en Barcelona: “Apoyaré la reforma del Estatuto que apruebe el Parlamento catalán”, Tanto entusiasmo produjo sus frutos: El uno resultó presidente de la Generalitat y el otro accedió a la Moncloa.


Maragall mandó al Congreso de los Diputados el texto del Estatuto de 2006, reformado por el Parlamento catalán y fue aprobado conforme a lo prometido por Zapatero. Con mucha celeridad fue ratificado en referéndum por los catalanes, pero en 2010 el Tribunal Constitucional dictaminó la inconstitucionalidad de 14 artículos del texto aprobado por el Congreso y ratificado en el referéndum catalán.


Resultado:

-Maragall declaró haber cometido un error al confiar en Zapatero que lo abandonó; en vista de ello, se retiró de los socialistas.

-Zapatero afirmó que su célebre frase no fue muy afortunada.

-Tanto batiburrillo dio pie a que los independentistas sacaran tajada para justificar su airada, multitudinaria y persistente reacción contra España, su gobierno, su Tribunal Constitucional y su Constitución.


De gasolina, página 125:

Como es de sobra conocido, Wert provocó las iras de toda la oposición y el rechazo mayoritario en Cataluña desde la perspectiva competencial… ¡La ley Wert representó una aportación significativa de gasolina al fuego del independentismo!