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Sigamos leyendo a Durán en las páginas 33 – 34:

Lo que hizo ganadora la moción de censura (de Pedro Sánchez a Rajoy en 2018), fue el conflicto catalán, que Rajoy no fue capaz de afrontar políticamente… En 2013 le dejé claro que, si frente a la cuestión catalana no actuaba con diálogo con el resto de las formaciones políticas de la Cámara (del Congreso de los Diputados), acabarían por aprobarle una declaración unilateral de independencia, la DUI. El 30 de octubre de 2017, el Parlamento de Cataluña la aprobó en votación secreta.

Y yo añado: el 27 de octubre de 2017 se aprueba la aplicación del Artículo 155 de la Constitución para intervenir la Autonomía de Cataluña después de que Rajoy lo hubiera tratado con el resto de las formaciones políticas del Congreso de los Diputados y de la aprobación del Senado.


Según Durán parece que sin diálogo, habría DUI (y la hubo). Y, con diálogo, ¿qué habría habido? ¿También DUI? ¿O habría habido una DBI –declaración Bilateral de Independencia-? En todo caso, independencia. ¿O Duran cree que los independentistas se conformarían con que se nombrara a Barcelona capital de España? O ¿es que hay por ahí algún asimétrico que propone una modificación del Estatuto Catalán convirtiéndolo en una copia literal de la Ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la República Catalana?

… Rajoy estaba advertido. Yo le había pedido que hiciera política, que cogiera el toro por los cuernos. ¡No lo hizo y así nos ha ido a todos!


… Rajoy y el PP fueron también la causa de la demolición del catalanismo moderado. Si hubieran dicho hablemos cuando defendía (yo, Durán) que la vía de solución continuaba siendo el diálogo y no la ruptura con España, la historia habría sido diferente.

Lo de la advertencia a Rajoy me recuerda una de mis chocantes greguerías:


“El médico advierte a su paciente: Le prevengo de que si no se cura, se va a morir. Y se lo digo desinteresadamente, porque V. ya sabe que vale más prevenir que curar”.


Más  tarde hablaremos de causas, pero de momento resulta asombroso leer de la pluma de Durán cómo se ha montado su propio Arabesco Lateral para disimular su monumental fracaso dialogador con independentistas. ¡Con los de su propio partido! Que, no sólo reivindicaban el derecho a decidir (como Durán), sino la independencia, además. Pues no; la culpa de su autodefenestración a fuer de moderado, la tienen el PP y Rajoy.


Una nota importante en la página 42:

Así, mientras que Convergencia, de la mano de Pujol, hizo del sentimiento patriótico una ideología de partido, siempre he pensado que Unió tenía que defender Cataluña desde la trinchera de la ideología democristiana.

No me gusta lo de defender desde la trinchera. Parece como si Durán estuviera planteando una nueva guerra de religión (como la de los 30 años, por ejemplo). Por una parte, la religión laica del patriotismo pujolista y por otra, la religión cristiana. Ésta, en plena decadencia, como lo demuestra la Conferencia Episcopal Española que, ante la peliaguda situación catalana ha optado también por el célebre diálogo: Un diálogo muy particular. El de los fieles con Dios. La oración, igual que el diálogo de los políticos, lo va a arreglar todo, ya lo verán.


Como los catalanes saben muy bien que el cristianismo es el cristianismo y que la pela es la pela, me interesa resaltar algunas cosas que se pueden leer en la página 57:

La situación crediticia de Unió, y por tanto, la deuda, era debida a tres razones. La primera, por el gasto excesivo. Sí, gastábamos demasiado… Incluso lo que no teníamos… Nos comportábamos como si fuéramos ricos, y no lo éramos… Mucho dinero, vaya… Gastábamos demasiado… Quizá aquí también me equivoqué.

Este párrafo se enmarca en la descripción del hundimiento final y definitivo del partido que lideraba Duran. Se trata de una descripción que no evoca ciertamente la ejemplaridad cristiana que cabía esperar de un partido como Unión Democrática de Cataluña. Durán lo reconoce y no esquiva su responsabilidad, pero ello no quita para que la gente pueda exigir a los políticos que, como dicen los ingleses, “tengan los remordimientos antes”.


De la página 85:

El 2 de junio de 2014 el presidente del Gobierno Mariano Rajoy anunció que el rey le había manifestado su voluntad de abdicar. Yo me encontraba entonces en Roma, donde tenía que mantener una larga entrevista con el presidente de la República italiana, Giorgio Napolitano, quien me habló de la gravedad del giro de Jordi Pujol hacia el independentismo.