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TÍTULO del Artículo: La fusión nuclear, paradoja de la tierra prometida.

AUTOR: Rafael de la Calle Andrés. Es Ingeniero Industrial del ICAI (1990) y MBA por la Universidad de Ginebra/HEC (Hautes Études Commerciales). Actualmente trabaja en Fusion for Energy

MEDIO: Revista ANALES julio-agosto 2012


PREÁMBULO

Naturalmente, no voy a copiar ahora el artículo; para leerlo no hay más que pinchar en el enlace de MEDIO, y disfrutar de él. Lo que sí voy a hacer es extraer lo que me parezca oportuno por su más o menos próxima relación con mi interés por los límites del crecimiento para acompañarlo de mis comentarios; asimismo podrán ser éstos aclaratorios de algún contenido.


Como es natural, un artículo sobre tema tan extenso y profundo como el de la fusión nuclear, no puede abarcar toda la materia que le está asociada, así que el autor ha optado por ceñirse a algunos de sus aspectos más relevantes. Sin embargo, al tocar ciertos puntos se echa de menos un poco de explicación que él no necesita exhibir, pero que un lector del común como yo, agradece. Procuraré, aprovechando la ocasión, y con su ayuda, parchearlo con algunos añadidos menores.


Dentro de mis comentarios (sin margen izquierdo), puede que incorpore, entre corchetes, alguna observación que el propio autor me ha añadido. Las extracciones del texto original van con margen amplio.


COMENTARIOS

Una nueva era podría estar empezando a dejar su huella en la Tierra. Una huella de, por el momento, 10.000 m2 a 20 m de profundidad donde se está vertiendo el primer hormigón que dará forma a los cimientos del reactor ITER. (fusión termo-nuclear controlada; www.iter.org) …  gracias a la energía de fusión la Humanidad podrá comprobar si el poder absoluto corrompe absolutamente.


Aparte de calificar el artículo de muy bueno y oportuno, añadiré que es valiente. Y moderno, como debe ser: El autor no habla de poner la primera piedra, como antiguamente, sino el primer hormigón. Digo que es oportuno porque es la primera vez que veo a alguien escribir sobre este tema  y de la forma que lo hace el autor, en estos tiempos de crisis. Todo el mundo está convencido de que la crisis se arregla con más crecimiento y resulta sospechoso que nadie diga que es la fusión nuclear la garante del crecimiento indefinido que tanto se quiere. Seguramente es que no se fían del todo del novedoso éxito nuclear o tal vez que no quieren enfadar demasiado a la gente con una más dilatada espera [El primer reactor comercial podría llegar en el 2050]. Peor sería que, convencidos de que hay que crecer hasta el infinito, se manejaran en crecimientos de pacotilla con apariencia de seria infinitud, pero conservando en la boca de la manga el as de la fusión nuclear para acallar a sus adversarios cuando se vean muy acorralados [Tal vez por eso los políticos financian la fusión. Dicho de otro modo, no habría razones que justifiquen no invertir en fusión].

La última parte de lo que acaba de señalar el autor es una bomba (de neutrones, seguramente).

En 2008 yo escribí, en los comentarios que hice al libro de Dennis Gabor La sociedad madura, bajo el título de La sociedad de las camisetas, lo siguiente: Se me abren las carnes de pensar lo que ese caudal de energía, la prácticamente ilimitada que se derivará de la energía atómica de fusión, puede suponer en manos de una sociedad inmadura: la sociedad de  las camisetas.


En el sol las reacciones de fusión se realizan a una alta temperatura y bajo unas enormes presiones gravitacionales. La menor fuerza gravitatoria de la tierra nos obliga a trabajar a temperaturas mayores.


Cuesta muy poco añadir unas cifras, para que el lector vea el orden de magnitud de lo que tenemos entre manos. En mis aún inéditas Greguerías, Lindezas o Primores tengo escrita una que dice:

El menda se enteró de que dentro del sol había una temperatura de 15.000.000 de grados centígrados. Y también, de que esto les pareció una miseria a los científicos de Cadarache y ellos iban a conseguir la fusión nuclear con una temperatura 10 veces mayor: 150.000.000 º C (bueno, es que tampoco tenían la presión interna del sol). El menda pensaba para sus adentros: Y yo que, con 37,2º ya me siento destemplado …!


Los gobiernos pretenden estimular la prosperidad y el crecimiento económico necesarios para el mantenimiento y mejora del estado de bienestar.


Aunque cada vez hay más gente que cree que no es necesario el crecimiento económico para estar bien, como acabamos de leer, éste resulta absolutamente imprescindible, dado que estamos en el sistema económico que tenemos. Pero como ese crecimiento no puede seguir creciendo sin fin (aquí la redundancia es también imprescindible), lo que necesitamos es que algún economista suficientemente listo y responsable le dé un volantazo al rumbo crecimientista que iniciamos con Adam Smith y arrastramos desde hace 200 años, ya con mucha fatiga en estos últimos tiempos.


… deberíamos ser capaces de "desacoplar" el crecimiento de sus impactos ambientales.


Si fuéramos capaces de cambiar crecimiento (material y de población) por estabilidad, casi tendríamos resuelto el problema. Digo casi, porque los impactos ambientales actuales ya son inaceptables y seguirían siéndolo de forma creciente porque la estabilidad no se consigue instantáneamente.

Además, el pretendido "desacoplamiento" que se suele dar por alcanzado, lo desmiente el hecho del


progresivo descenso de la intensidad energética (energía utilizada por cada unidad del PIB). Ésta se ha reducido un tercio desde 1973 en los países desarrollados, y sin embargo, este "desacoplo parcial" no ha ido acompañado de una disminución ni del consumo total de energía ni de la degradación medioambiental.


Supongo que los países desarrollados son los 30 de la OCDE cuyo objetivo principal es maximizar su crecimiento económico. Entre ellos no están, naturalmente, Benin, Níger ni Haití, que son un ejemplo de los que sí deberían crecer, dado que estamos en la tan proclamada y benéfica Globalización.

Como debe ser, en la OCDE, el PIB crece cada año; pero la partida que de él se destina al consumo de energía, aunque también crece, lo hace menos que el PIB. Como consecuencia, para cada habitante (y por término medio), el cociente consumo de energía / PIB decrece cada año. Eso es así, pero si nos olvidamos del cociente y nos fijamos sólo en el consumo de energía, como acabamos de decir, éste crece globalmente cada año con sus secuelas de degradación medioambiental.

Por otra parte, el decrecimiento de aquel cociente no se debe por entero a una mayor eficiencia del consumo energético sino, más bien, al simple hecho de que los otros rubros de consumo (los no energéticos) han crecido mucho más.

… aunque un aumento en la eficiencia energética pueda, sin duda, producir a nivel microeconómico una reducción en el consumo de energía, a nivel macroeconómico el efecto puede ser el contrario. La idea de la existencia de un "efecto rebote" no resulta intuitiva, de ahí que sea conocida como la "Paradoja de Jevons". De hecho, aunque la evidencia histórica se corresponda con sus postulados, no ha sido posible demostrar su tesis.


El "efecto rebote" no resulta intuitivo, pero al menos se entiende. Si nos situamos en un país emergente de la OCDE (la India, donde parece que hace mucho calor), el aire acondicionado podría ser un lujo para ricos que cada vez pagarían menos por él dada la eficiencia de los acondicionadores de aire. Pero al mismo tiempo, los que acceden a un PIB mayor y ven (se corre la voz) que ya no parece tan caro el aire acondicionado, lo instalan. Al final, en el conjunto del país se consume más energía.


En cuanto a la demostración de la tesis de Jevons, Wikipedia la explica de una forma tan simple y elegante que casi parece sospechosa [Explica el concepto usando una expresión matemática pero no demuestra la tesis de Jevons]:


E es la eficiencia en el consumo.

C es el consumo instantáneo.

N es el número de consumidores.

i es el estado inicial.

f es el estado final.


Para una unidad, si E f > E i , entonces C f < C   i

Pero puesto que N  f >> N i entonces, globalmente, C i E i  N i < C f E f  N  f

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