QUIÉN hay detrás

QUÉ hay detrás

INICIO

Pgs. 1    2         

ARTEDIECISEIS

PAPIROFLEXIA, PSICOLOGÍA, ARTE e HISTORIAS MENUDAS


Hay veces que a uno se le llena su cabeza de cosas que se van amontonando sin orden ni concierto hasta que llega un momento en el que parece que podrían significar algo tomadas en su conjunto y  ordenadas de alguna manera. Pero nunca se está seguro de las posibilidades de que aflore aquel algo y mucho menos de en qué pueda consistir eso. Incluso surge la duda de si la lógica puede alcanzar a ser instrumento válido para tal designio.


La papiroflexia se materializa en tres cosas: Papel, montes y valles. Pues bien,

♪ Entre montes y valles, un caserío está,

                                                         está, está, está.


Allí vive dichosa, una chiquilla hermosa

que se llama Soledad,

           Soledad.

¡Que se llama Soledad! ♪

Así empezaba una canción de mi lejana adolescencia que resultaba muy útil para marchas y campamentos. Pero después hubo otra, de juventud más madura, que se titulaba “Margarita se llama mi amor” y que también era para uso de campamento. En este caso el de la IPS (Instrucción Premilitar Superior) de la Granja.


Allí nos juntábamos los estudiantes universitarios a hacer la mili durante tres meses de verano aprovechando las vacaciones de dos cursos. A mí me tocó hacerla en los veranos de 1954 y 55, los dos últimos de la carrera. No sé por qué, pero por entonces hubo un cambio curricular en el Ejército que condujo a que en mi tienda, los de mi curso que, como digo, estábamos terminando la carrera, coincidiéramos con los que empezaban la suya.

Me apresuro a contar todo esto para llegar a tiempo, porque hoy, mayo de 2016, soy el único superviviente de los cuatro que éramos de mi curso dentro de  aquella tienda de lona cónico - cilíndrica con astil central. Los recuerdo, ¿cómo no! pero también puedo escribir los nombres o apellidos de los otros diez. Ocho eran telecos y dos, matemáticos.


Los apellidos de los “malditos” (los novatos) circulaban con fluidez en el campamento por lo que contaré luego. Muchos fueron famosos después, aunque entonces no había rumores de que la fama fuera a llegar. Citaré sólo a algunos: Salvador Sánchez Terán, Ingeniero de Caminos, que sería ministro con Suárez. José María Entrecanales de Azcárate, también Ingeniero de Caminos y luego presidente de Acciona (más tarde constaté su existencia por su primo, mi colaborador y amigo Patricio Azcárate Diz). José Mª Vázquez Quintana (“el chaval” era llamado por sus compañeros telecos  en mi tienda, mientras admiraban su gran inteligencia) llegó a ser Presidente de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones. Rafael Notario Gómez, cordobés, ingeniero de Montes, fue profesor de su Escuela en la materia de lo cinegético – forestal.


Pero me quiero fijar ahora en el nombre de otro habitante de la tienda de al lado de la nuestra: Gerardo Olivares, de simpático acento y también  cordobés. Su tienda era la de “los de Arquitectura” con infiltración de dos ingenieros Industriales. Se había convertido en el museo de las chicas guapas en bikini que daba alegría a la lona: con beneplácito, constituía la admiración de todo el mundo incluyendo la del Teniente Coronel del campamento.


Gerardo y yo pertenecíamos a la 6ª Batería de Artillería Antiaérea en la que nuestro teniente pasaba lista, sobre todo los lunes, no fuera a ser que alguno se hubiera pasado de listo en el fin de semana. La liturgia listera era así: el teniente gritaba el nombre y primer apellido de cada cual y cada cual debía corresponder gritando su segundo apellido. Yo, por ejemplo, gritaba “Hernández!” y Gerardo, “James!”, así, como suena, con acento cordobés y en modo fricativo. La verdad es que su sonoridad rotunda nos hacía mucha gracia a todos.


A mí, aún hoy me divierte recordarlo. ¿Se imaginan ustedes a James Bond contestando a su jefe que efectivamente se llama JAMES, con jota de restregar el aire paladar afuera? Es el caso que, terminado el último campamento, perdí todo rastro de Gerardo Olivares.


     NOTA.

He leído una entrevista que hicieron recientemente a Gerardo Olivares en la que afirmaba que su apellido James era de origen belga, cosa que resulta verosímil como explicaré luego. Lo que no dijo es si ese apellido en Bélgica fue antes de ascendencia inglesa, que es cosa que no importa demasiado ahora. Lo que sí importa es esta otra serie de coincidencias.


En Andalucía yo trabajé primero en Córdoba y después en Linares. Estando en Córdoba viajaba con frecuencia a Sevilla y Cádiz pasando por pueblos como La Carlota y la Luisiana. En Linares no tenía más remedio que relacionarme con La Carolina. Pues bien, estas tres localidades fueron fundadas, junto con otras muchas menores, en la ruta de Madrid a Andalucía a fin de asentar poblaciones productivas y de combatir el bandidaje en Sierra Morena. De entre esas menores, yo he conocido las de Almuradiel, Guarromán, Arquillos, El Rumblar, Santa Elena, Las Navas de Tolosa, Arquillos, etc.

Se trataba de una iniciativa de Carlos III y los colonos que vinieron a asentarse allí procedían principalmente de Flandes y de Alemania.


Como en aquellos tiempos no existía Bélgica, hay que pensar que el apellido de Olivares, más que belga debe ser flamenco. Otro tanto ocurre con un compañero de fábrica en Córdoba que también me confirmó que su segundo apellido era belga: Hens, se llamaba. Y por fin, un tercero al alcance de todos: el eximio poeta sevillano Becquer. Este apellido suyo también era flamenco y vino a adelantar en el uso a sus dos primeros, Domínguez de la Bastida.

     Fin de la NOTA.


Seguiré; transcurrió el tiempo (un año en Inglaterra y otro en EE.UU), y regresé para trabajar en Córdoba en 1958 donde viví con mis tíos hasta que me casé al año siguiente. Había entonces en la ciudad, al menos, dos arquitectos famosos: uno de postín y de nombre Rafael de la Hoz Arderius y otro. Se apellidaba éste último Marchena y vivía en la misma casa que mis tíos, frente a la antigua plaza de toros.


Rafael de la Hoz descubrió el rectángulo cordobés cuyos lados están en la relación de 1,3 (ver este mi estudio) y era muy prolífico en obras de todo tipo: Edificios de viviendas, establecimientos comerciales, chalés en la sierra, bancos, etc. A mí siempre me llamó la atención, pero el piso que me compré llevaba la firma de Marchena; ya se figurarán por qué.


Siguió pasando el tiempo (éste, es que no para) y yo aparecí sobre mi asiento de ruedas, instalado en un despacho perteneciente a una estructura colgada en Villaverde Alto (Fábrica de camiones Barreiros). Es la primera de este género que conocí. Se trataba de una superficie grande con planta baja y planta superior colgada. Arriba se acomodaba la amplia oficina de diseño que mostraba las flacas “columnas colgantes” que sujetaban su suelo. Tan sólo existían, elevándose desde el terreno, un mínimo de columnas alzadas hacia arriba para que desde su punta superior pudiera colgarse la planta de diseño dejando el terreno bajo ella todo lo diáfano que era necesario para manejar los grandes camiones de ensayo y el taller de prototipos.


Pero yo sólo tenía que girar 180 grados mi asiento, dejando la mesa a mi espalda, para contemplar en la distancia, cómo ascendía, hacia abajo, otra estructura colgada de Madrid. Disponía de un gran ventanal a través del cual se alcanzaba a ver las Torres de Jerez (hoy torres de Colón) que el arquitecto Lamela descolgaba desde los dos esbeltos fustes que antes había construido rodeados de la curiosidad de todo bicho viviente.


Esto de edificar desde arriba hacia abajo y no al revés como se ha hecho siempre me recuerda mucho al Pensamiento lateral de Edward de Bono. No confundir con el Arabesco lateral del Principio de Peter que es lo que hizo Botín a Amusátegui cuando la absorción del Hispano por el Santander, o con lo que le va a hacer Podemos al PSOE.


Al maltés, psicólogo por Oxford, Edward de Bono, lo conocí el año 1992 con ocasión de la entrega de los premios Capire 92 en la UNED, Madrid. De hecho traduje su conferencia, para el archivo del Instituto de la Ingeniería de España.


Hasta entonces yo había impartido muchos seminarios sobre creatividad aplicada, a los mandos de mi fábrica, sin saber que casi todo lo que ofrecía debía llamarse Pensamiento lateral.


Esta forma de pensar consiste precisamente en apartarse de la lógica del camino vertical, el acostumbrado, para adoptar formas de … inversión, lo contrario, al revés, darle la vuelta … Estoy por asegurar que a los edificios colgados se ha llegado por este procedimiento.


Da la casualidad de que mientras escribo esto he recibido un @ en el que se describe con un ejemplo, en qué consiste dicho pensamiento lateral. Me ha gustado tanto que voy a transcribirlo de forma sumaria, y a mi manera:

                                                              SIGUIENTE

PAG. 1 / 2