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Vio a un niño sangrante de nariz tirando de los bajos de la parka materna en solicitud ansiosa de atención. La madre acababa de grabar con el móvil unos pasos graciosos de su hijo, se conoce que antes de la hemorragia nasal, y estaba enviando la breve secuencia de vídeo a sus amistades, con divertido comentario adjunto, todo lo cual le impedía escuchar el ruego angustioso de la criatura.

Mi chistorra es más barroca que la escena de Aramburu: ¡Cinco móviles funcionando simultáneamente en una misma viñeta y, además, con protagonismo infantil! Voy a ampliar conocimientos.


Sólo desde hace poco sabemos que los niños nacen ahora con un cordón umbilical de fibra óptica que les permite comunicarse desde el principio, con el exterior. Les ha crecido el móvil desde su célula cigoto, que es lo que ha movido a la Real Academia a llamar celular en DLE al dichoso móvil.


Con ello el nasciturus está en comunicación desde el seno materno con su madre, con el legislador, con el juez y con la ministra de igualdad para saber en todo momento si lo van a abortar o a cambiar de sexo que, de acuerdo con el sumo sacerdote del la LGTBI, profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén, Yuval Noah Harari es cosa de niños según he leído en su libro Sapiens. De animales a dioses. Allí dice en la página 171:

El sexo es un juego de niños, pero el género es un asunto serio. Conseguir ser un miembro del sexo masculino es la cosa más sencilla del mundo.

Reseño lo que viene ahora, por alusiones:

A lo largo de la historia, el nórdico no ha tenido más remedio que ser laborioso. La tierra le escatimaba el fruto fácil. El frío lo empujaba al interior de la cabaña… La necesidad de superar los rigores del clima lo hizo previsor. Acumula leña, ahorra caudales.

Entiendo perfectamente lo que dice Aramburo porque soy soriano. Los de allí hemos tenido fama de ser aplicados porque no podíamos ser otra cosa dado el frío que hacía, así que siempre terminábamos saliendo para las Universidades de Zaragoza, Valladolid o Madrid. Lo de acumular o ahorrar equivale a decir que somos desconfiados y más agarrados que un chotis. Cuando un niño nace, el tocólogo, en vez de darle un azotito para que llore y empiece su vida de padecimientos, lo tira hacia el techo y, si se queda agarrado, es que será un buen soriano.


Esto otro parece que lo ha escrito Camba en Alemania, impresiones de un español, mi admirado Julio Camba que también vivió en ese país igual que Aramburu y por tanto conocía el percal. Y Aramburu lo conocía a él; de él menudea abundantemente en sus escritos. En algún sitio dijo aquel: “Reconozco que tengo una gran dificultad para las cosas difíciles. Me pasa lo contrario que a los alemanes que tienen serias dificultades con las cosas fáciles. Si usted le propone a un alemán algo sencillo, no se lo entenderá; tendrá que complicarlo muchísimo para llegar a comprenderlo”.

Como fuera está oscuro y casca el frío, el nórdico tiene tiempo para la filosofía. Junto a la chimenea, compone música, se entrega a la espiritualidad, concibe el superhombre, urde invasiones, conquistas y cláusulas de contratos. El nórdico es un hombre de interior. Al sureño, en cambio, le tiran la calle, la muchedumbre y la verbena.