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POESÍA

Título: Vetas profundas.

Autor: Fernando Aramburu.

Editorial Tusquets, 2019; 254 páginas.




Ha caído en mis manos este libro justo cuando mi nieto Juan acaba de obtener el Máster en Ingeniería de Minas, así que me dije, o el título es una metáfora o el libro está que ni pintiparado para el muchacho.


Era la metáfora. El autor, descartando ganga, ha entrado en lo profundo de la poesía para rescatar lo más valioso de ella.


Antes de empezar aclararé que mis palabras van sin margen, las del autor con margen menor y las del poeta estudiado con margen mayor.


El autor, hasta ahora prosista famoso y galardonado (recordar su novela Patria), parece haber decidido meterse en el jardín de la crítica poética.

En este libro no se reflexiona sobre poesía, poetas y poemas, sino a partir de ellos. Este es el libro, no de un experto, tampoco de un lego, sino de un degustador que, de manera razonada y, a poder ser, clara intenta transmitir sus sensaciones de lectura, a menudo con relación a hechos de su experiencia vital.

Con este tipo de libros es inevitable caer en la tentación que acecha al autor, de explicar lo que el poeta ha querido decir. Explicar una metáfora puede resultar fácil a veces, pero explicar una imagen ya no lo es tanto.


En una conferencia-coloquio alguien interpeló a Gerardo Diego con algo así como: Maestro, ¿podría explicarnos qué ha querido decir en tal estrofa?

-Con mucho gusto, respondió. Y volvió a leerla íntegramente tal cual.


Es la manera de no equivocarse. Le mostraba yo una vez a Mingote mi colección de dibujos extraídos de su obra para ilustrar mi audiovisual “Mingote, una antología del gesto” cuando, al pasar uno lo detuvo para preguntarme: Oye, ¿Qué le pasa a esa señora que está tan asustada?


Es decir, cualquier autor, con el paso del tiempo, puede llegar a ser incapaz de recordar lo que hizo tiempo atrás. El que fue alcalde de Linares en tiempos, decía que “los cuernos y los números los sabe el que los pone”. Y habría que añadir que, incluso esa sabiduría puede ser olvidada.


Me voy a fijar sólo en el poema que Aramburu recoge bajo el lema Fusión aniquiladora: Es el poema de Vicente Aleixandre titulado UNIDAD EN ELLA.

Recluido en su domicilio de Madrid durante largos años por achaques de salud, forzado a menudo a guardar cama, escribió ardientes poemas sobre la pasión física. Uno de los más célebres, “Unidad en ella”, pertenece al libro La destrucción o el amor, cuya primera edición data de 1933.

Tratemos de aclarar varias cuestiones que serán útiles después para entender algunas cosas. Cierto es lo de los achaques, lo de la pasión, y lo de 1933 pero falta algo importante en la vida de V. Aleixandre: fue bisexual hasta 1930 y en adelante derivó a homosexual puro. Por otra parte, su mala salud le persiguió desde 1922, es decir le acompañó tanto en tiempos de bisexualidad como de homosexualidad.

Salta a la vista que lo que el poema dice no le aconteció al poeta. El poeta ni recrea ni glosa un suceso de su vida privada. Su amor exaltado es una creación poética, a la manera como el surrealismo induce al artista a concebir mundos no dependientes de las leyes que rigen este que habitamos.

Lo que salta a la vista es que Aramburu se la debería hacer ver por su oftalmólogo.